Infecciones vaginales: prevención y tratamiento en el embarazo

Entre el 20 y el 30 % de las embarazadas sufre de infecciones vaginales durante la gestación. De no ser tratadas a tiempo, pueden traer graves consecuencias para el bebé. Entérate cómo evitarlas.
Infecciones vaginales: prevención y tratamiento en el embarazo
Leidy Mora Molina

Escrito y verificado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Última actualización: 02 abril, 2023

Las infecciones vaginales pueden aparecer durante el embarazo debido a ciertos factores que predisponen a la madre a sufrirlas. Estas tienen la particularidad de que pueden resultar muy graves para el bebé si no se tratan a tiempo.

A estas infecciones también se les conoce como vaginitis o vulvovaginitis y afectan la parte externa del aparato reproductor femenino. De esta forma, causan la inflamación e irritación de las paredes vaginales. La vaginitis puede aparecer por sustancias químicas que irritan tejido o por la invasión de microorganismos patógenos, como bacterias, hongos o virus. La vaginosis bacteriana y la candidiasis vaginal son las infecciones más frecuentes durante la gestación.

Por otro lado, debemos recalcar que el bebé está protegido dentro del útero y separado del canal vaginal por el tapón mucoso. Este hace que el pequeño no tenga contacto con las bacterias ni con otros microorganismos que se encuentren en la zona genital materna. Sin embargo, si las infecciones vaginales no son tratadas en la brevedad, pueden invadir los tejidos cercanos (como el saco amniótico) y traer indeseables consecuencias en el embarazo. ¿Deseas saber más de este tema? ¡Sigue leyendo!

Causas de las infecciones vaginales

Durante el embarazo, nuestro cuerpo modifica transitoriamente algunas funciones con el fin de permitir el bienestar del bebé dentro del útero. Uno de los tejidos más afectados es el canal vaginal, pues se produce una alteración en el equilibrio químico natural de la vagina, como consecuencia de la acción hormonal. Esto genera un descenso del pH (o mayor acidez local) e incide directamente sobre la flora vaginal, lo que se traduce en una mayor vulnerabilidad al ingreso de los microorganismos al organismo materno.

En este sentido, la flora vaginal, (o bacterias de protección) se ve afectada y no puede ejercer de manera efectiva sus funciones. En consecuencia, hay una disminución de los factores protectores de la vagina que aumentan el riesgo de sufrir infecciones por virus, hongos y bacterias.

Sumado a esto, la actividad hormonal también hace que la madre experimente cambios en el sistema inmunitario. Así, se produce una disminución de sus defensas para evitar el rechazo materno-fetal, por lo que aumenta el riesgo de infecciones.

En algunos casos, el cambio en las características del flujo vaginal es el único síntoma de infección. Por lo tanto, es importante que consultes con tu ginecólogo ante cualquier duda.

Síntomas y riesgos

Los síntomas de las infecciones vaginales dependen del agente patógeno que la causa y de la virulencia del mismo. Es decir, no son iguales las manifestaciones de una vaginosis bacteriana que las de una infección por hongos. Entre los síntomas comunes de las infecciones vaginales podemos encontrar los siguientes:

  • Escozor en la zona genital.
  • Flujo vaginal abundante. En ocasiones puede tornarse amarillo o verdoso, puede tener olor y su consistencia hacerse más espesa.
  • Irritación vaginal.
  • Puede presentarse un sangrado vaginal leve.
  • Dolor o ardor al orinar (disuria).
  • Dolor en el acto sexual (dispareunia).

Tratamiento de las infecciones vaginales

El tratamiento de las infecciones vaginales debe ser temprano, pues las consecuencias que pueden traer en el embarazo son graves. Por ejemplo, puede estimular las contracciones y así acelerar un parto prematuro. Además, pueden provocar las siguientes complicaciones:

Para la vaginosis bacteriana se indican antibióticos específicos. En cuanto a la candidiasis vaginal, es tratada con óvulos o cremas tópicas antifúngicas y, en algunos casos, con tratamiento por vía oral.

Cómo prevenir las infecciones vaginales en el embarazo

Ahora bien, lo importante es que la vaginitis puede evitarse. Con tan solo llevar a cabo una serie de cuidados diarios que permitan mantener la zona íntima en condiciones adecuadas puede ser suficiente. Veamos algunos consejos al respecto:

  • Utiliza jabones pH neutros para el lavado vaginal. Se deben evitar aquellos que son fuertes y con olor, así como los que puedan resultar irritantes en la zona.
  • Evita los lavados constantes y las duchas vaginales. Esto altera la flora vaginal y el pH de la zona, que es necesario para evitar las infecciones.
  • Restringe el uso de protectores diarios, elige unos de buena calidad y que no tengan olor. Debes cambiarlos, como mínimo, 4 veces al día.
  • Utiliza ropa interior de algodón. Evita la ropa ajustada, especialmente los pantalones, pues pueden producir irritación e inflamación en la zona genital.
  • Seca muy bien la vulva luego del baño, pues la humedad favorece la colonización de microorganismos.
  • La limpieza del área luego de defecar debe hacerse de adelante hacia atrás, con el fin de no arrastrar hacia la vulva las bacterias que están presentes en las heces.
  • Lava la ropa íntima con jabón neutro o un jabón suave sin perfume.
  • Evita los productos de higiene íntima perfumados, como los sprays y los desodorantes.
  • Si practicas natación, es importante que cambies tu traje de baño por uno seco al salir del agua para evitar el tiempo de exposición a la humedad.
  • Utiliza preservativos al tener relaciones sexuales en caso de sospecha de vaginitis. Este es un método de barrera para evitar trasmitirla o volver a infectarse.
  • Incluye en tu dieta el yogur con Lactobacillus, pues diversos estudios los recomiendan para evitar las infecciones vaginales.

Incorpora hábitos saludables y consulta con tu médico

Si sigues estas recomendaciones evitarás que se favorezca la proliferación de microorganismos en la zona íntima. Eso sí, esto debes convertirlo en hábito y acompañarlo de una buena alimentación. Ten en cuenta que los nutrientes provenientes de la dieta diaria pueden ayudarte a fortalecer el sistema inmunitario.

Si tienes alguna inquietud sobre el tema o si comienzas a presentar alguno de los síntomas antes descritos, debes consultarlo de inmediato con tu médico. El profesional se encargará de hacer una evaluación y deberás seguir sus indicaciones al pie de la letra.


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