Si bien el índice de masa corporal (IMC) es un dato que en adultos puede dar lugar a malas interpretaciones, en niños resulta mucho más fiable. De hecho, lo utilizan los pediatras de forma frecuente para comprobar el grado de desarrollo del bebé, sirviendo, así, para detectar desviaciones respecto a la media.
Ante todo hay que tener claro que los bebés experimentan grandes cambios durante sus primeros meses de vida. No solo a nivel fisiológico, sino también en su estructura. De este modo, es habitual que cambien frecuentemente el peso, incrementándolo, al igual que la talla. Pero ambas variaciones han de ser relativamente armónicas entre sí.
¿Cómo se calcula el índice de masa corporal?
Lo primero que es necesario conocer es el método que se sigue para la obtención del índice de masa corporal. Se trata de un dato que, según un estudio publicado en Obesity, se calcula dividiendo el peso entre la altura en metros al cuadrado. Con ello se obtiene un valor que permite la comparación de diversos bebés entre ellos, por lo que es relativamente sencillo detectar anomalías en el crecimiento.
De todos modos, es importante no sacar los datos de contexto. Resulta imprescindible estudiar la evolución en el índice de masa corporal del bebé, además de cotejar este dato con bases existentes referentes a otros niños.
Para ello, existen una serie de tablas de datos que distribuyen las medidas entre percentiles según su frecuencia a nivel poblacional. Dependiendo de dónde se sitúe cada bebé o niño en relación a sus homólogos, se podría establecer un primer diagnóstico relacionado con problemas en el desarrollo o en la composición corporal.
Hay que destacar que existen distintas tablas según estemos hablando de niños de etnia caucásica, africana, de hombres, mujeres… Las diferencias genéticas condicionan también la velocidad en el desarrollo y la morfología del sujeto.
La obesidad infantil
Uno de los principales usos del índice de masa corporal es la detección de la obesidad infantil, una patología que causa problemas de salud graves a medio plazo, tal y como evidencia una investigación publicada en Frontiers of Medicine.
Dicha condición incrementa el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, problemas cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Para ello, es preciso cuidar los hábitos de vida, entre los que se encuentran la dieta y la actividad física. Aun así, ciertas variaciones genéticas pueden aumentar la facilidad para la ganancia de peso graso, dificultando, así, el manejo del estado de composición corporal.
Las limitaciones del índice de masa corporal
A pesar de que se puede utilizar en el contexto de la práctica clínica, es cierto que el índice de masa corporal cuenta con ciertas limitaciones. La primera de ellas es que desprecia los compartimentos corporales, analiza la diferencia de peso y talla en su conjunto.
No es posible saber si la diferencia corresponde a un incremento de la masa ósea, de la masa magra o de la masa grasa. No es lo mismo incrementar el porcentaje de un elemento que el de otro a nivel de salud.
Por ello, es frecuente que se utilicen otros métodos para el análisis de la composición corporal y del desarrollo del niño. Estos serían la bioimpedancia eléctrica, la antropometría mediante toma de pliegues o, llegado el caso, la resonancia magnética.
Con estos mecanismos se puede obtener una imagen más fiel de la realidad y analizar si las variaciones en el peso responden a un problema dietético -aumento de grasa- o a una cuestión normal del desarrollo -incremento de músculo y tamaño del hueso-.
No obstante, es recomendable que todos estos métodos los lleve a cabo un profesional, de lo contrario, el riesgo de error aumentaría, así como el de interpretación errónea.
El índice de masa corporal en niños, un parámetro con limitaciones
Como has podido comprobar, el índice de masa corporal puede resultar útil para realizar ciertas comparaciones, aunque no está exento de limitaciones. Se emplea fundamentalmente para analizar el desarrollo del bebé o del niño, además de para detectar riesgos asociados al sobrepeso.
De todos modos, la interpretación correcta de la medida es clave para evitar errores en cuanto a posibles diagnósticos. En el caso de que se necesite mayor precisión, habrá que recurrir a otros métodos de análisis de la composición corporal que aseguren más fiabilidad.
Bibliografía
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- Bichteler A, Gershoff ET. Identification of Children's BMI Trajectories and Prediction from Weight Gain in Infancy. Obesity (Silver Spring). 2018 Jun;26(6):1050-1056. doi: 10.1002/oby.22177. Epub 2018 May 3. PMID: 29722476.
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