Una reunión familiar, una salida al supermercado, una tarde en el parque… cualquier momento o lugar puede convertirse en el escenario del caos: tu niño pide lo que desea gritando o llorando.
¿Te ha ocurrido? Si es así, es probable que te hayas sentido irritada, avergonzada y desesperada. Incluso, que hayas cedido a los caprichos infantiles.
Hasta los dos años es natural y esperable que los bebés lloren para expresar sus necesidades. Pero a medida que el habla mejora, los gritos y los llantos deben ir reemplazándose por una forma de comunicación más madura y efectiva. ¿Qué hacer si esto no sucede? A continuación, te lo explicamos todo.
¿Por qué mi hijo pide todo gritando y llorando?
Si tu hijo creció y sigue empleando los gritos para dirigirse a ti o a otros adultos es normal que estés preocupada. Pero no temas, ya que la transición a otros modos de comunicación es progresiva. Y si esta se retrasa, seguramente indique que no se están aplicando las pautas educativas apropiadas.
Tal vez tu niño se siente desatendido, busca ser escuchado o aún no ha aprendido a manejar la frustración. Como madre, tu tarea no es concederle todos sus deseos ni tampoco reaccionar con agresividad a sus llantos.
La clave está en cubrir sus necesidades emocionales y ayudarle a redirigir su conducta hacia aquellas más apropiadas. Pero recuerda que la serenidad y la firmeza serán siempre tus mejores aliados.
¿Cómo actuar si un niño pide todo gritando y llorando?
Es común que cuando tu hijo se comporte de esta forma, no sepas muy bien cómo actuar. Y cuando te propongas un cambio, no sepas muy bien por dónde empezar. Así que te vamos a ofrecer algunos consejos para que puedas lograrlo. ¡Toma nota!
Trabaja la capacidad comunicativa del niño
A medida que los niños mejoran el habla son más capaces de comunicarse con los adultos y esto les evita tener que recurrir al llanto. Sin embargo, si un pequeño no encuentra las palabras adecuadas o no logra construir oraciones para expresar lo que necesita puede frustrarse enormemente. Entonces, opta por los lloros y los gritos.
Por este motivo, procura trabajar el lenguaje y la comunicación con tu hijo. Ayúdale a adquirir el vocabulario suficiente y enséñale a construir oraciones, para perfeccionar sus peticiones.
Recuerda también que las palabras son la base del pensamiento y que un mejor manejo del habla implica un mejor razonamiento. De este modo, resulta más sencillo comprender los motivos cuando alguien nos niega o nos hace esperar por algo.
Sé firme en tus convicciones
Cuando tu hijo pide todo gritando o llorando puede crispar tus nervios y poner a prueba tu paciencia, especialmente si te encuentras en un lugar público. Por este motivo, muchos padres en tu situación terminan cediendo para que el niño deje de molestar y ponga fin al escándalo.
Desafortunadamente, esta reacción tan humana y comprensible solo le refuerza al niño la idea de que llorar es el medio para conseguirlo todo.
Entonces, es importante que tengas claras tus convicciones y te mantengas firme en ellas. Si has establecido ese límite por su bien, no puedes renunciar a él solo porque tu hijo llore o grite.
Redirige su conducta
Una pauta muy sencilla y muy efectiva es ofrecerle al niño una alternativa de comunicación. No se trata solo de decirle que deje de llorar, sino de mostrarle cómo debe dirigirse a ti.
Explícale que si grita y llora no entiendes lo que quiere decirte y que cuando te lo pida calmado, podrás escucharle y atenderle mejor. Esto también le ayuda a mejorar su autocontrol.
Atiende los intentos de comunicación adecuados
En relación a lo anterior, es fundamental que cuando tu hijo se comunique adecuadamente le prestes la debida atención. Si te pide algo tranquilo y en un buen tono, escúchale. Y si no puedes darle lo que desea, explícale los motivos.
Muchas veces los niños recurre al llanto porque han entendido que los adultos no los escuchen de otra manera. Entonces, aunque estés muy ocupada, trata de atenderle cuando él te hable.
Busca la coherencia con todo el entorno
Por último, es importante que todas estas pautas se lleven a cabo de forma constante y coherente. De nada sirve que tú las apliques si tu pareja, la niñera u otros familiares van a seguir cediendo a los gritos del niño o van a responderle con más gritos.
Para modificar la conducta infantil debéis actuar en equipo y seguir las mismas directrices. De esta forma, el niño verá con claridad la dinámica y podrá ajustarse a ella.
¡Modelar la conducta de tus hijos es posible!
Como ves, las pautas a seguir cuando un niño pide todo gritando y llorando son sencillas. Aunque al principio te resulten difíciles de aplicar, con el tiempo verás que las podrás implementar con naturalidad.
Si estás convencida de los límites que deseas marcarle a tu hijo, sé firme y constante con ellos. Si actúas con amor, respeto y paciencia verás que tu hijo responde adecuadamente. ¡Comienza a aplicarlas hoy mismo!
Bibliografía
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- Trenchi, N. (2011), ¿Mucho, poquito o nada? Guía sobre pautas de crianza para niños y niñas de 0 a 5 años de edad, UNICEF Uruguay.
- Díaz, P., & Bonet, C. (2005). Las rabietas en la infancia: qué son y cómo aconsejar a los padres. Revista Pediatría de Atención Primaria, 7(25).