Mi hijo no quiere saludar: ¿qué hago?

Los niños, a veces, no quieren saludar, y esta actitud puede deberse a distintos factores. Por esta razón, es importante que no los obliguemos y seguir algunas de las recomendaciones que te damos en este artículo. ¡No te lo pierdas!
Mi hijo no quiere saludar: ¿qué hago?
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 24 marzo, 2023

¿Te has visto en la situación de que tu hijo no quiere saludar a alguien? ¡Seguro que sí! Y es probable que no hayas sabido muy bien qué hacer. Los niños perfeccionan sus aptitudes y buenos modales conforme crecen y avanzan en el proceso de socialización. Las habilidades sociales son un conjunto de estrategias de conducta que nos ayudan a relacionarnos y a comunicarnos con los demás de una forma eficiente.

Dentro de los recursos más básicos para comunicarse y relacionarse, uno es el hecho de saludar a las personas conocidas. Pero, ¿qué pasa cuando un niño no quiere hacerlo? Los padres, ¿debemos actuar? Si es así, ¿cómo podemos hacerlo de forma educada? En este artículo, te contamos lo que puedes hacer para enseñar a tu hijo esos buenos modales y recursos para poder interactuar con los demás.

Cómo es el proceso de adquisición de las aptitudes sociales en los niños

Las habilidades que nos permiten relacionarnos y vivir en sociedad se adquieren de manera paulatina a lo largo de las etapas de la vida.

En la infancia, de 0 a 6 años

Durante esta etapa es cuando más cambios se producen. Los niños aprenden a mantener la mirada y a mirar a los ojos. Ellos buscan la atención de sus figuras de referencia, ya sea con sonidos, el llanto, los gestos o con pequeños gritos. Así, empiezan a aumentar su vocabulario e interaccionan en el juego con otros pequeños.

Niños de 6 a 11 años

Durante esta etapa, los niños perfeccionan las habilidades que adquirieron en la etapa infantil. Entre ellas, el acto de saludar a los conocidos. De ese modo, s e muestran más atentos a todas las personas que hay a su alrededor. Ahora, su propósito es entender mejor los comportamientos y las emociones de los demás. Por su parte, los padres y educadores juegan un papel importante para enseñar la asertividad y solucionar las cosas sin violencia.

Conforme crecen, los niños desarrollan su identidad y, ante las dificultades o conflictos diarios, adquieren recursos y estrategias para hacerles frente.

La etapa de la adolescencia, de 12 a 18 años

Durante estas edades, las relaciones sociales juegan un papel muy importante. Los adolescentes, a veces, le dan más valor a lo que opinan los demás que a sus propios puntos de vista. A lo largo de este período se fortalecen diversas habilidades: la negociación, la regulación de la expresión de emociones y la escucha, entre otras.

Es importante que resaltemos que el desarrollo de las aptitudes sociales no solo depende de la edad, sino que hay más factores implicados. Algunos de estos que ayudan a que las personas nos desenvolvamos en las relaciones con los demás son los siguientes:

  • Los valores inculcados en la familia.
  • El temperamento y la personalidad.
  • La educación que reciben en casa.
  • Si se presentan o no dificultades en el desarrollo.

Mi hijo no quiere saludar, ¿qué puedo hacer?

A continuación, vamos a ver algunas recomendaciones que nos van a ayudar a manejar estas situaciones que pueden darse con relativa frecuencia:

No forzar la situación

Cuando los niños se niegan a saludar, puede que sea por su temperamento o que no tienen las estrategias necesarias para hacerlo con seguridad. La cuestión es que, si los obligamos a saludar, puede resultar contraproducente, ya que entramos en una lucha de poder.

Como consecuencia, los niños puede que decidan no saludar simplemente para llevarnos la contra y demostrarnos su poder. Por lo tanto, para evitar que esto suceda y que lo utilicen para llamar nuestra atención, es mejor no obligarles y hacerlo nosotros.

No utilizar etiquetas

En ocasiones, cuando nos vemos en la situación de que nuestro hijo no quiere saludar, hacemos comentarios como «es muy tímido» o «le da vergüenza», entre otros. Sin embargo, al intentar excusar a nuestro hijo, caemos en las etiquetas. Así, puede que el niño acabe por interiorizar esa característica que nosotros hemos dicho que tiene. El problema es que acabará por convencerse de que es por eso, lo cual le puede provocar dificultades para cambiar en un futuro.

En estos casos, lo mejor es hablar con él sobre su conducta, pero sin poner calificativos. La idea es que nos explique por qué no quiere saludar, si lo hace por juego o porque no le apetece en ese momento.

No sobreprotegerlos

Los padres tenemos la tendencia de contestar por nuestros hijos. Por ejemplo, cuando lo saludan o le dicen algo y advertimos que no contesta. Sin embargo, es mejor que no lo hagamos y que sean ellos quienes respondan. Y tampoco debemos obligarlos a hacerlo.

Si nos damos cuenta de que el menor no se vincula con sus iguales u observamos que tiene dificultades para relacionarse, es importante acudir a la ayuda de un profesional. Esta persona podrá ayudarle a mejorar sus habilidades sociales.

Muchas veces, el niño no quiere saludar porque no dispone de las suficientes herramientas para enfrentarse a ese tipo de relaciones.

Ofrecer alternativas

Si nuestro niño no quiere saludar, podemos decirle que además de comunicarse de forma verbal, también puede hacerlo mediante gestos. Por lo tanto, si alguien le saluda y no le apetece hablar, puede hacer un gesto con la cabeza, con la mano o simplemente sonreír a la persona. Estas alternativas pueden servirle para enfrentarse a otras situaciones futuras y podemos practicarlo con ellos a través del juego simbólico.

Asegurarnos si es un problema

Es importante que averigüemos si se trata de una situación que el niño vive como un problema. Cuando son pequeños, no suelen ver el hecho de no saludar como algo malo, ya que ellos no prestan atención a esas cosas.

Busca ayuda profesional

Puede que los padres nos preocupemos o nos parezca feo cuando nuestro hijo no quiere saludar a alguien. Aun así, hay algo que debemos tener en cuenta y es que no siempre nos apetece hablar. Además, los niños no saben disimularlo. Por lo tanto, es importante no obligarlo a saludar. Para ello, puedes ayudarte de las recomendaciones que te hemos dado en este artículo.

Observa a tu hijo y, si ves comportamientos en los que evita las relaciones y, además, suponen para ellos un problema, busca la ayuda de un profesional. Seguramente, él podrá orientarte sobre cómo actuar al respecto y ayudará a tu hijo con este problema.


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