La maternidad y la paternidad son profesiones que se perfeccionan con el día a día. Por lo que es importante saber reaccionar con inteligencia emocional ante las situaciones de tensión para brindar una educación positiva. Así que si tu hijo comete errores, enfócate en ayudar a solucionarlos, pero no te estanques en el problema ni hagas sentir mal a tu pequeño.
En ocasiones, en medio del calor del momento, se pueden llegar a decir palabras hirientes y emplear sermones para que los niños comprendan sus equivocaciones. Sin embargo, estas técnicas están lejos de ser efectivas y, por el contrario, terminan lastimando los sentimientos de los niños. Generando en ellos heridas emocionales que pueden afectar su autoestima y seguridad.
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Cuando tu hijo comete errores, no lo juzgues y mejor acompáñalo
Nadie es perfecto en el mundo, ni siquiera los adultos, que se supone tenemos el raciocinio y las habilidades sociales para sabernos comportar. Es por lo que es importante saber cómo reaccionar como padres y educadores cuando los niños se equivocan. De esto dependerá que los hijos aprendan de la situación o se sientan avergonzados y no comprendan qué hicieron mal.
Debido a lo anterior, es crucial que sepamos ser esos modelos para los pequeños actuando con sabiduría. Inclusive si los errores de tus hijos te decepcionan o entristecen. De nada sirve estancarnos en los errores, sino utilizar este acontecimiento como una forma para mejorar como personas y transmitir lecciones valiosas.
Para lograr este cometido, el primer paso es llenarnos de respeto y empatía por los pequeños. Esto suele ser muy difícil para algunos padres dependiendo de lo que hayan hecho sus hijos. No obstante, recuerda que la violencia solo genera más violencia. Y es de poca utilidad amedrentar a los niños con palabras de decepción y reproche cuando no se les escucha y brinda un diálogo sincero.
No te ancles a lo ocurrido y mejor ayuda a tu hijo a mejorar
Las críticas, los juicios y las humillaciones no son las mejores herramientas para que los niños comprendan sus errores. Y aunque a veces resulta inevitable demostrar nuestra desaprobación ante algunos comportamientos de los hijos, es mejor evitar las vergüenzas y estar a la defensiva para poder escuchar lo que el pequeño tenga por decir.
En ese orden de ideas, emplear frases como: “estoy muy avergonzada”, “eres un niño malo” o “¿no te da pena tu comportamiento? Únicamente sirven para generar hostilidad y un ambiente no apto para brindar una lección de vida. Porque cuando no se escucha y se juzga a priori a los hijos, estos pueden sentir esa desaprobación y optar por mentir y alejarse como medio de evasión.
Y aunque es normal sentir decepción o tristeza por las actitudes de los hijos, lo importante es actuar con amor y respeto para que no se repitan. Más no crear un clima hostil y desalentador que solo genere un muro de resentimiento entre ambos. Como padres debemos priorizar el diálogo, la paciencia y el perdón para crear futuros adultos de bien.
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Si tu hijo comete un error enséñale las consecuencias de su falta de límites
Los niños aún no cuentan con todos los conocimientos y aprendizajes que requieren para saber gestionar sus sentimientos de manera inteligente. A razón de esto, cuando notes un comportamiento que está mal en ellos es indispensable que tengas empatía y consideración a la hora de explicárselo.
Todas nuestras decisiones vienen cargadas de consecuencias buenas o malas. Y, debido a esto, es muy importante que se establezcan límites y normas desde el hogar para que los niños sepan la manera en la que deben actuar. Por lo que con mucho respeto, debes preguntarte las posibles causas de ese comportamiento y dialogar con calma para poder reflexionar sobre la situación.
Por ejemplo, si notaste que tu hijo se burló de un compañero, emplea la escucha positiva y el diálogo para comprender sus razones. Pregúntale ¿cómo te sentirías si alguien se burlara de tu apariencia? o ¿por qué razón lastimas los sentimientos de otro niño con tus palabras? Este tipo de preguntas le dan la posibilidad de tener empatía por otros y ponerse en sus zapatos, además les permite ser conscientes de sus errores y saber que no pueden sobrepasar los límites.
Es mejor centrarse en mejorar cuando tu hijo comete errores
Las palabras que se dicen sin pensar pueden parecer muy acertadas al momento de corregir a los pequeños por sus errores. No obstante, no van más allá de reacciones emocionales poco inteligentes ante la sorpresa del momento. Así que mejor enfócate en ser un maestro y guía para que tus hijos puedan comprender sus fallas y sepan cómo enmendarlas.
Por ejemplo, volviendo a utilizar el ejemplo anterior, si tu pequeño se burló de algún compañero, es indispensable que primero le enseñes a identificar de dónde nació esa muestra de irrespeto y segundo, debes motivarlo a que se disculpe con el otro niño y se prometa a sí mismo nunca volver a lastimar los sentimientos de los demás.
En conclusión, emplear una comunicación efectiva con los hijos es una herramienta de gran beneficio para acercarnos a ellos desde la empatía y el respeto en todo momento. De esta manera, cuando se hayan equivocado por algún motivo, podemos hablarles con autoridad para que se hagan responsables de sus actos. Esto con el fin de que en el futuro sean adultos más empáticos, responsables y humildes.
Bibliografía
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