Hambre emocional en adolescentes: ¿cómo identificarla y qué hacer?

Te vamos a mostrar en qué consiste el hambre emocional y qué se puede hacer para controlarla. Pues, de no hacerlo, podría afectar la salud de tus hijos.

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Es frecuente que los adolescentes sufran de hambre emocional por cuestiones diversas. Los momentos y las épocas de estrés pueden condicionar la sensación de apetito, sobre todo en aquellos jóvenes que tienden a experimentar variaciones a este nivel. Ahora bien, es clave identificar el problema y ponerle solución a tiempo, a fin de evitar aumentos de peso que puedan condicionar el estado de salud.

Antes de comenzar, hay que destacar que el hambre responde a varios estímulos distintos. A veces, es el descenso de la glucemia la que dispara esta sensación, pero otras, el foco está en el estado de la microbiota o en el equilibrio hormonal.

Sea como fuere, el hambre fisiológica no tiene nada que ver con el apetito emocional. Pues en este último caso no hay requerimiento de nutrientes por parte del organismo, sino tan solo deseo de comer.

Cómo se identifica el hambre emocional

El hambre emocional se produce cuando el estímulo del centro del apetito se lleva a cabo por causas diferentes a la necesidad calórica o nutricional real. Esto puede experimentarse a partir de ciertas situaciones de estrés o de angustia.

Según un estudio publicado en la revista BMC, la mayoría de las personas presenta esta sensación ante la ansiedad, mientras que nada más un tercio de la población lo canaliza a través de la anorexia.

En general, este proceso se identifica de forma sencilla, pues además del aumento de la ingesta, cambian los patrones de alimentación habituales. Los adolescentes con hambre emocional comienzan a consumir alimentos en grandes cantidades y no parecen llenarse nunca. Además, existen una cierta tendencia a ingerir productos dulces y ultraprocesados.

Adolescente comiendo una hamburguesa en una cadena de fast food.
Los adolescentes tienden a mantener dietas ricas en azúcar, grasas trans y con alto contenido de comestibles ultraprocesados. Esto deteriora la microbiota intestinal y, de alguna manera, condiciona el funcionamiento del cerebro.

¿Qué hacer cuando un adolescente sufre hambre emocional?

Controlar el hambre emocional puede ser difícil. Sin embargo, una de las claves está en identificar qué es aquello que genera la situación estresante e intentar ponerle solución. A veces, puede ser preciso plantear una intervención psicológica, para actuar sobre el factor desencadenante y desarrollar algunas estrategias de autocontrol.

En lo que a la nutrición se refiere, conviene poner en marcha ciertos mecanismos para favorecer a la distensión estomacal, y así inducir a la saciedad. De esta manera, conviene aumentar el aporte de fibra de la dieta y priorizar la presencia de vegetales en la pauta.

Del mismo modo, se ha demostrado que el consumo de un vaso de agua antes de las comidas principales ayuda a conseguir una sensación de llenado superior. Esto puede contribuir a evitar que la ingesta de alimentos se haga de forma descontrolada.

No obstante, en algunas ocasiones puede ser necesario recurrir a un tratamiento farmacológico, indicado por un especialista en la materia. Esta estrategia es de gran utilidad en aquellos casos en los que se pierde el control total sobre la ingesta y se sufren atracones frecuentes.

Incluso, el hambre emocional puede desencadenar un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) y en estos casos, conviene realizar una intervención temprana para evitar que empeore y que deje secuelas.

Estrategias para mejorar el control nervioso

Como comentamos, el hambre emocional tiene un fuerte componente mental, pero dentro de sus estrategias terapéuticas se incluye el control cerebral a través de la alimentación. Esta estrategia involucra a la microbiota intestinal, pues los microorganismos que la componen consiguen influir en el funcionamiento del sistema nervioso central.

Por eso, para que todo engrane correctamente, conviene incluir en la dieta alimentos fermentados y con alto contenido en fibra, para asegurar el bienestar de la flora digestiva.

Además, mantener una microbiota saludable evitará la génesis de las patologías inflamatorias de tipo intestinal, las cuales provocan síntomas digestivos, rechazo a muchos alimentos y malnutrición.

chica joven come ensalada vegetales feliz saldable
Las dietas completas, variadas y con alto contenido en fibras contribuyen al cuidado de la microbiota. Y además, favorecen a la sensación de saciedad, que contrarresta al hambre emocional.

Hambre emocional en adolescentes, un problema cada vez más frecuente

Los estímulos estresantes a los que estamos sometidos en la actualidad hacen que el hambre emocional sea una condición cada vez más frecuente. Conviene vigilar muy de cerca a los adolescentes, pues estas situaciones se pueden volver recurrentes y descontroladas. Y de no atenderse a tiempo, el estado de salud podría perjudicarse.

Recuerda que para combatir el hambre emocional es clave conseguir que la ingesta genere saciedad, pero también es preciso cuidar la salud de la microbiota. Por ende, hay que incluir a la pauta alimentos con probióticos, evitar los ultraprocesados industriales y propiciar actividades para mejorar la calidad de vida.

Bibliografía

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