Los niños tienen una memoria fascinante. Sin embargo -y esto lo vives con ellos a diario- su capacidad a la hora de retener información es curiosamente “selectiva”. Pueden, por ejemplo, olvidarse de ponerse los zapatos cuando van al cole, sin embargo, jamás se les olvidará la promesa que hiciste hace una semana de llevarles a tomar un helado.
¿Cómo puede ser? ¿Cómo pueden mostrar semejante retentiva solo para aquello que más les interesa? Bien, para entenderlo un poco mejor hay algo que valdría la pena tener presente en primer lugar: el cumplimiento de una promesa tiene mayor relevancia en la mente infantil que en la adulta.
Si haces una promesa a un niño, cúmplela. Jamás prometas algo solo para animar el momento, para arrancarles una sonrisa momentánea. Porque si ilusionas pero no cumples, estarás hiriendo el vínculo que tienes con tu hijo.
Los niños necesitan desarrollarse en un entorno de certezas y no de incertidumbres. Algo que se propone y no se cumple confunde, crea falsas expectativas y desilusiona.
Así, no solo estamos atentando directamente sobre su mundo emocional al apagar esas ilusiones que nosotros mismos hemos sembrado, sino que a ojos de nuestros hijos apareceremos como personas con baja credibilidad en quienes no pueden confiar.
¿Qué tipo de crianza y educación les podemos dar a nuestros pequeños si en un momento dado dejan de confiar en nosotros? Queda claro que eso es algo que nadie quiere, por ello, te proponemos conocer 4 aspectos claves sobre la importancia de cumplir las promesas que hacemos a los niños.
1. Si cumples la promesa que haces a tus hijos “modelarás” su integridad personal
Estamos seguros de que ya has oído hablar en más de una ocasión de la teoría del aprendizaje social de Bandura. Dentro de este marco encontramos lo que se conoce como “modelado”, es decir, gran parte del aprendizaje de un niño se basa en la imitación de la conducta ejecutada por un modelo, es decir, el de sus padres.
- De este modo y mediante el modelado, los pequeños van asentando las bases de su sociabilidad e incluso de su modo de entender el mundo.
- Si nuestros niños ven cómo su mamá y su papá cumplen cada cosa que dicen, desarrollan una mejor integridad personal. Entienden de forma temprana que el hecho de cumplir las promesas es satisfactorio para todos y por tanto, algo que vale la pena imitar.
2. Les demuestras que ellos son importantes
Amas a tus hijos con locura y devoción, sin embargo… ¿crees que se lo demuestras de forma adecuada? Los niños más pequeños no terminan de entender que si mamá o papá están parte del día fuera de casa es para ofrecerles a ellos lo mejor, para garantizar su bienestar, su alimentación su educación…
Ellos, solo perciben la ausencia. De ahí, que el mejor modo de que nuestros hijos se sientan amados es conseguir que se sientan “importantes” siempre que nos sea posible.
- Promételes que te sentarás con ellos a ver su película favorita.
- Promételes que al salir del cole iréis al parque un buen rato.
- Prométele que en cuanto llegues a casa serás toda “suya”.
- Prométele si llegas tarde del trabajo, nada evitará que le leas un cuento antes de dormir…
- Prométele que hoy le harás su cena favorita…
Todos estos pequeños ejemplos se traducen en tiempo compartido, en valoración y en demostrarles que para ti ellos son lo primero, lo mejor y lo más importante.
3. Les enseñas cómo se construyen las relaciones de calidad
Las relaciones más felices y satisfactorias se basan en la confianza, en la autenticidad y en la seguridad.
Al modelar a tus hijos a través de las promesas cumplidas, les enseñas que pocas cosas pueden ser tan gratificantes como sentir que quienes nos quieren son personas en las que confiar, personas que no mienten y que además, son nuestros pilares en el día a día.
De este modo, también ellos construirán amistades más sólidas y relaciones afectivas más maduras el día de mañana. Como ves, lo que estás haciendo en realidad es “entrenarles para la vida”. ¿Puede haber algo más satisfactorio?
Recuerda, si rompes tu palabra estarás rompiendo en realidad algo que no se puede reparar
-Aristóteles-
4. Si cumples con tus promesas tus hijos te respetarán
Pocas cosas pueden ser más problemáticas en una dinámica familiar que el tener a un cónyuge, una madre o un padre que practique ese arte, el de olvidar lo que se promete, el de apagar ilusiones, el de romper las palabras dadas…
Con ello, lo que se consigue es que el resto de miembros de esa unidad familiar le pierdan el respeto. Si un niño ve la falta de integridad en el papá o la mamá se sentirá decepcionado, molesto o incluso enfadado. Poco a poco el vínculo se erosionará.
Por tanto, nada es tan importante a lo largo de la infancia y adolescencia de un niño que tener una familia maravillosa que cumple cada promesa, grande o pequeña, que ofrece certezas, seguridades y esa confianza en la que verse arropado. El día de mañana se convertirá en un adulto más responsable y sin duda… más feliz.
Imágenes cortesía de Nicoletta Ceccoli