¿Cómo hacer frente a la temida "etapa de los porqués"?

Uno de los momentos más difíciles para cualquier padre es lo que se conoce como la etapa de los porqués. Conoce en este artículo la forma de hacer frente a esta tan temida fase.
¿Cómo hacer frente a la temida "etapa de los porqués"?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 26 marzo, 2024

Entre los 3 y los 5 años, tu hijo te sorprende con una catarata de preguntas, algunas de ellas muy difíciles de contestar, y muchas veces no sabes cómo salir airosa de esta situación incómoda. Cuando esto sucede, se dice que los niños -esos exploradores incansables- se encuentran en la etapa de los porqués. 

Esta etapa de los porqués es temida entre los padres, pues los chicos no suelen conformarse fácilmente y siempre ahondan un poco más en cada temática, pero sobre todas las cosas, no aceptan un no o un dato que les haga ruido por respuesta.

Respira profundo y no pierdas la calma, es un período de aprendizaje para el niño. Después de todo, verás que no es para tanto. Precisamente en este artículo te enseñaremos a hacer frente de la mejor manera a la tan temida y resistida etapa de los porqués.



Etapa de los porqués: ¿algo normal o un llamado de atención?

Cuando florece la poderosa herramienta del lenguaje en el niño, aparecen las preguntas capaces de expandir su conocimiento sobre el mundo. En este “despertar”, el niño se dirige a sus padres porque no asimila la realidad directamente, sino por intermediarios o guías de calidad y con disponibilidad.

Si bien las incansables preguntas que se hacen presentes en la etapa de los porqués ponen en jaque nuestra paciencia, recuerda que se trata de una fase normal aun enfrentándote a preguntas disparatadas, absurdas o agobiantes, pero que no debes menospreciar o ignorar.

Según los expertos, en la etapa de los porqués, los pequeños intentan ejercitar su capacidad de preguntar y responder, con la entonación correspondiente, lo cual les divierte, motivo por el cual muchas veces parecen no atender a la respuesta y se limitan a encadenar preguntas.

Tampoco es extraño que repita la misma pregunta innumerables veces, pues a los chicos les gusta la repetición porque sus certezas se confirman sucesivamente. No te enfades si notas que busca llegar a lo predecible, con lo que reafirma que a determinada pregunta corresponde una respuesta específica.

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No obstante, las preguntas pueden ser en ocasiones un recurso para llamar la atención, a fin de que les dediquemos tiempo. El interés de estas abrumadoras preguntas no sería más que mantener un diálogo, más bien que el contenido de las respuestas.

El niño juega a hacer preguntas

Por lo que llevamos dicho podemos afirmar que el niño siente más placer en preguntar que en las respuestas mismas. Y como no se trata de preguntas estrictamente para conocer el mundo sino para medir reacciones frente al lenguaje, los adultos deberíamos tener más herramientas lúdicas para hacer frente a la catarata de preguntas.

Responder con metáforas, con giros de lenguaje, con imágenes que bordeen la poesía, harán más por la imaginación y la creatividad del niño que intentar respuestas sesudas y científicas.

La presión del “saber científico” es cosa de los adultos, no del niño que pregunta por los colores del arcoiris.

El niño pregunta para ganar atención e iniciar conversaciones. Por lo tanto le resulta ideal que una pregunta lleve a otras. Antes que respuestas prefabricadas, optemos por responder con preguntas de modo que el niño elabore planteamientos que se ajusten a su nivel de comprensión de la realidad.

Imginemos esta: ¿por qué el agua se congela? ¿De verdad creemos que satisfaremos su curiosidad diciendo que se congela al descender de los 0° C? Esa respuesta tiene algo de sentido para los adultos, para el niño no, cuya experiencia parte de tocar el hielo y de la magia del frío.

Responder no nos está exigiendo ser sabelotodos ni correr a internet para saciar una duda, sino interactuar con él en la misma frecuencia imaginaria.

La escuela nos acostumbró a respuestas unilaterales, mas los niños necesitan respuestas plurales, que cambien como cambian las nubes con el viento.

¡Aprovecha! Estás a tiempo de responder con preguntas, que es como soñar despiertos; ya vendrá la escuela y las preguntas cesarán.

“Las escuelas se basan en lo que los maestros (o el ministerio o consejería de turno) quieren enseñar y no en lo que los niños quieren aprender, cuestiones que expresan a través de sus preguntas”.
Mario Andrés Candelas

¿Cómo actuar en la etapa de los porqués?

Como es sabido, la etapa de los porqués indica que el lenguaje y el pensamiento de tu hijo evolucionan con normalidad. Por esto mismo, es imprescindible que los padres ayuden pacientemente a sus hijos en esta fase fomentando su curiosidad natural y el gusto por aprender.

Consecuentemente, lo ideal es que los padres respondan con honestidad las preguntas de los pequeños, apelando a enunciados sencillos y realistas, a fin de que los chiquitos puedan comprenderlas. Un plus es adicionar información cuando sea posible, mas evitando excederse en la transmisión de conocimientos.

Sin embargo, los expertos sostienen que la perspectiva que deben adoptar los padres es la lúdica, con objeto de contestar las preguntas del pequeño con respuestas amenas, divertidas e interesantes. Incluso, los mayores pueden en ocasiones hacer preguntas a sus hijos para que ejerciten su capacidad de construir información.

Ya verás que de esta manera la etapa de los porqués no es para tanto, solo requiere de capacidad emocional: paciencia, sinceridad, atención, empatía y sensibilidad. Incluso puedes armarte de una buena biblioteca con libros de cuentos, diccionarios, atlas y audiovisuales disponibles para ser consultados en conjunto.

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Cambiar los roles

Una buena opción durante la etapa de los porqués es convertir el interrogatorio en una conversación o intercambio más equitativo. Contraataca sin quedarte esperando la pregunta para responder. Incluso, en ocasiones podemos esbozar alguna respuesta absurda a fin de esperar su reacción y repreguntar.

De esta forma es posible romper con el círculo vicioso típico de la etapa de los porqués. Pero recuerda ser ingenioso no para ridiculizarlo o reírnos de él, dado que tu sarcasmo o las evasivas lo defraudan y desaniman, limitando su espontaneidad y el deseo de comunicarse.

Fomentar la comunicación

Evita toda conducta poco comprometida o irresponsable durante la etapa de los porqués, pues ignorar, ridiculizar o castigar preguntas inducen a la timidez y causan problemas de adaptación o fracaso escolar. Limítate a responder con naturalidad y sentido común.

Asimismo, puedes aprovechar las preguntas de tu hijo para introducir nuevas palabras y conceptos, pues la etapa de los porqués se presenta como una excelente oportunidad para verter nociones capaces de favorecer su capacidad de observación y enriquecer su vocabulario.


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  • Andrés Candelas, M. (2015). Sobre las preguntas infantiles y su relevancia para el cambio educativo. https://repositorioinstitucional.ceu.es/bitstream/10637/7015/1/ea14_andres.pdf
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  • Yarosh, S., Thompson, S., Watson, K., Chase, A., Senthilkumar, A., Yuan, Y., & Brush, A. B. (2018, June). Children asking questions: speech interface reformulations and personification preferences. In Proceedings of the 17th ACM Conference on Interaction Design and Children (pp. 300-312). https://dl.acm.org/doi/abs/10.1145/3202185.3202207

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