El compañerismo en el aula es fundamental para generar un ambiente agradable y cómodo. Se trata de un valor que impacta positivamente a nivel colectivo e individual. Además, fomenta aspectos como la solidaridad, la cooperación y la empatía.
Todo docente tiene en claro que los conflictos entre pares son esperables e inevitables. De hecho, las situaciones problemáticas en el aula exigen a los maestros pausar la clase para abrir espacios de diálogo acerca de lo que sucede entre los compañeros. Así, los niños adquieren habilidades para resolver problemas, cuestión que les resultará significativamente útil cuando crezcan.
Descubre cómo fomentar el compañerismo en el aula
Ser una persona compañera supone tener la capacidad de registrar las necesidades del otro y brindar ayuda siempre y cuando sea posible. Implica estar disponible para escuchar o apoyar a otro, independientemente del nivel de afinidad que se tenga. Como docentes, podemos llevar a cabo diversas técnicas para que el compañerismo en el aula no sea la excepción sino la regla.
Inculcar la empatía
El sentido de la empatía resulta innegociable en cualquier vínculo humano satisfactorio. Para sentirse a gusto en una relación de amigos o compañeros, esta debe estar presente.
En clase, podemos entrenar esa habilidad a través de propuestas que impliquen ponerse en el lugar del otro, comprender sus sentimientos y respetarlos sin juicio. El análisis de historias de cuentos o los juegos de roles son una estupenda idea para potenciar el desarrollo de la empatía, uno de los componentes de la inteligencia emocional.
Proponer actividades grupales
Las dinámicas grupales son de gran ayuda para estimular el compañerismo entre alumnos. Apostar por un aula heterogénea, en donde prevalezca la comunicación y la colaboración, se traduce en niños con un sentido de solidaridad y compromiso con el otro.
Generar momentos de diálogo
Es fundamental no hacer oídos sordos ante situaciones de conflicto entre alumnos. Muchas veces, los problemas que surgen en la clase derivan de actitudes asociadas con la falta de compañerismo.
En estos casos, se hace necesario una puesta en común de los hechos para que cada alumno pueda expresar sus emociones y opiniones. En ocasiones, será conveniente que el diálogo se dé únicamente con los niños implicados, mientras que en otras será enriquecedor habilitar la conversación a todo el grupo. Para ello, se debe priorizar siempre el respeto y la compasión.
Ser ejemplo de compañerismo entre colegas
Si trabajas en una institución educativa, tienes compañeros a tu alrededor con quienes compartes tus jornadas laborales. Si bien los alumnos no están presentes en los encuentros o reuniones de docentes, generalmente perciben la energía que existe entre los maestros.
Sabemos que los niños observan con mucha atención los actos de los adultos que están a su alrededor. Esto significa que, si queremos enseñar valores, los mensajes orales deben estar respaldados por acciones concretas. Asumir una postura generosa y empática con los otros, no solo contribuirá a un buen clima laboral, sino que impactará de forma positiva en los menores. Ellos notarán que sus maestros tienen una buena relación y que se brindan ayuda.
Trabajar la tolerancia
En las escuelas, los niños comparten espacios con otros durante unas cuántas horas a la semana. Es decir, conviven con otros niños que si bien pueden tener muchos aspectos en común, también tienen diferencias. En este sentido, es imprescindible trabajar con ellos la importancia de la tolerancia y el respeto por la diversidad.
A su vez, resulta necesario ser cuidadoso a la hora de dar consignas de clase y evitar la rivalidad entre los niños. Por ejemplo, es mejor obviar mensajes como «el primero que termina la actividad, tiene un premio», o «deberías hacer el ejercicio como tal compañero». En este sentido, los primeros que deben respetar la individualidad de cada alumno son los docentes.
Un trabajo de todos los días
Resulta poco coherente pensar que el compañerismo puede instalarse en el aula de un momento a otro. Al contrario, se precisa de un trabajo diario para aprovechar las situaciones cotidianas que suceden en la escuela. Como vemos, podemos fomentarlo de forma explícita, a través del diálogo; o de forma indirecta e implícita, al auxiliarnos de propuestas lúdicas que enriquezcan el sentido de la empatía y la solidaridad.
Bibliografía
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- Chacón, J. P., & Marí, M. L. (2013). Los grupos interactivos como estrategia didáctica en la atención a la diversidad. Ensayos: Revista de La Facultad de Educación de Albacete, (28), 197-211.
- Henriquez Henriquez, O. L. (2000). Afirmación de valores partiendo de la reflexión y del fomento del compañerismo a través de la clase de castellano.