Buscar un embarazo no siempre es fácil, y hablar de reproducción asistida sigue siendo tabú para muchas personas. En ocasiones, por diversas circunstancias de la vida, el sueño de convertirte en mamá puede llegar a ser más complejo de lo que desearías y la fecundación in vitro puede ser una luz de esperanza.
Para muchas parejas, su deseo de tener un hijo está lleno de citas médicas y sentimientos difíciles de procesar. Sin embargo, antes de considerar la adopción o renunciar a la ilusión de tener un embarazo propio, conocer más sobre la maternidad asistida y sus técnicas puede ayudarte a tomar decisiones informadas y desmentir mitos comunes.
¿Qué es la maternidad asistida?
La maternidad asistida, también conocida como reproducción asistida, es un conjunto de tratamientos médicos que se utilizan para tratar la infertilidad y lograr un embarazo cuando este no ocurre de manera natural. Estos métodos ofrecen una esperanza para aquellas parejas que tienen dificultades para concebir.
- Fecundación in vitro (FIV): consiste en unir un óvulo y un espermatozoide en un laboratorio y transferir el embrión al útero.
- Inseminación artificial: se introducen los espermatozoides de manera directa en el útero durante los días de fertilidad.
- Ovodonación: implica realizar un proceso de FIV con óvulos donados por otra mujer y semen de la pareja, y luego transferir el embrión al útero.
Cada una de estas técnicas de maternidad asistida responde a necesidades distintas y dependen de factores como la edad, el diagnóstico médico o la situación personal. Es de resaltar que el tratamiento de fecundación in vitro es uno de los más conocidos y con mayores tasas de éxito, permitiéndoles a muchas mujeres y parejas tener hijos.
¿En qué consiste la fecundación in vitro?
Por lo general, la unión del óvulo con el espermatozoide ocurre de manera natural dentro del cuerpo de la mujer. Sin embargo, debido a situaciones médicas o personales (como infertilidad, edad materna avanzada o en caso de parejas del mismo sexo) esto no siempre ocurre, y la fecundación in vitro permite que la concepción se dé fuera del cuerpo.
Este tratamiento consiste en extraer los óvulos de los ovarios de la madre o donante. Luego, se fecundan varios óvulos con el esperma del padre o donante para producir embriones, de los cuales se elige el más apto para ser implantado en el útero de la progenitora. Acorde con el Manual MSD, la FIV consta de 5 pasos:
1. Estimulación ovárica o superovulación
En esta primera etapa, se administran varios tipos de medicamentos hormonales a la mujer que se somete al tratamiento para estimular sus ovarios y lograr que produzcan varios óvulos en un mismo ciclo.
Si se consiguen varios embriones viables, los que no se utilizan en la primera transferencia pueden congelarse y usarse en ciclos posteriores de ser necesario.
2. Extracción de los óvulos
34 horas después de la estimulación, se realiza una aspiración folicular: una cirugía menor que se hace bajo sedación en la que un especialista, guiado por una ecografía, introduce una fina aguja a través de la vagina hasta el ovario para extraer los óvulos desarrollados, uno a la vez. Proceso que se repite también en el otro ovario.
3. Fertilización en laboratorio
Una vez obtenido los óvulos sanos, se dispone cada uno por separado en diferentes placas de cultivo y se mezclan con los espermatozoides de mejor calidad, lo que se denomina inseminación.
Luego de unas cuantas horas, el espermatozoide por sí solo entra en el óvulo y lo fecunda,aunque en ocasiones se debe inyectar de manera directa. Esto se conoce como inyección intracitoplásmica de espermatozoides.
4. Cultivo de embriones
Después de la inseminación, los óvulos se dejan madurar de 3 a 5 días. Cuando se produce la fecundación, el ovulo comienza a dividirse y se convierte en embrión, el cual debe ser vigilado con regularidad para asegurarse de que está creciendo bien.
5. Transferencia al útero
Por último, se escoge el embrión (o los embriones) más prometedores y se trasfieren al útero mediante un procedimiento sencillo y sin dolor. El número de embriones implantados puede variar, lo cual puede llevar a tener gemelos, trillizos o más. Por lo que, si solo se quiere tener un hijo, solo se inserta un embrión. A partir de aquí, solo queda esperar lo mejor.
Los expertos estiman que las probabilidades de tener un embarazo exitoso son de alrededor del 45 % para mujeres menores de 35 años y un poco más del 9 % para las mujeres de 41 a 42 años. En caso de ser mayores, se recomienda usar óvulos de una donadora.
Ten presente que, aunque la fertilización in vitro puede ser una alternativa esperanzadora, también suele implicar una gran inversión económica y emocional. El tratamiento puede generar ansiedad, cansancio y emociones encontradas, por lo que el acompañamiento profesional durante todo el proceso es clave.
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5 mitos comunes sobre la fecundación in vitro
A pesar de los grandes avances en materia de reproducción asistida y de que poco a poco el estigma alrededor del tema se ha desvanecido, aún persisten muchos malentendidos y mitos populares alrededor de la fecundación in vitro. Por lo que, si estás considerando este tratamiento, no te dejes llevar por la desinformación.
1. «La FIV siempre funciona a la primera»
Ojalá fuera así de sencillo, pero la realidad de muchas mujeres y parejas es otra. Según un estudio publicado en la International Journal of Science and Research, las tasas de éxito en la FIV dependen de factores como: la edad de la madre, la calidad de los óvulos y el esperma, el tipo de infertilidad, embarazos anteriores y el estilo de vida.
2. «Solo las mujeres mayores necesitan FIV»
Hablar desde el desconocimiento solo crea prejuicios extendidos y hiere los sentimientos de mujeres y parejas jóvenes con problemas de fertilidad.
Muchas mujeres en sus 20 y 30 años desean comenzar una familia y se dan cuenta que tienen endometriosis, baja reserva ovárica o sus parejas sufren de esterilidad.En estos casos, la fertilización in vitro es una gran opción.
3. «Los niños nacidos por FIV no son naturales»
Además de ser ofensivo, este mito es falso y está lleno de ignorancia. El hecho de que la fecundación ocurra en un laboratorio no hace que los bebés concebidos por FIV sean menos biológicos, sanos y humanos. Al contrario, estos bebés fueron tan deseados por sus padres que se sometieron a este procedimiento llenos de amor y esperanza.
4. «La fecundación in vitro garantiza gemelos»
Aunque en el pasado era más común transferir varios embriones, hoy en día se prioriza la transferencia única para evitar riesgos tanto para la madre como para el bebé. Los embarazos múltiples no son el objetivo de la FIV, sino una posibilidad que ahora se trata de evitar.
Inclusive, una investigación de la revista Clinical and Experimental Reproductive Medicine que analizó 16972 casos de fecundación in vitro con doble transferencia embrionaria, concluyó que solo el 25,3 % de los embarazos fueron gemelares. Es decir, a pesar de que se transfieran dos embriones, la FIV no garantiza gemelos.
5. «Es un tratamiento rápido y sencillo»
Detrás de la decisión de someterse a una fecundación in vitro debe haber un deseo genuino por ser padres, ya que suele ser un proceso emocional complejo y lleno de controles médicos.
Algunas mujeres logran quedar embarazadas en el primer intento, pero esa no es la regla general y otras pueden tardar años en tener un hijo o nunca lograrlo.
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La FIV puede ayudarte a ser mamá, pero no es una solución mágica
Cada camino hacia la maternidad es único y está lleno de decisiones valientes. Si tienes problemas de fertilidad y estás considerando la fertilización in vitro, recuerda que no estás sola. Así que no temas en buscar ayuda, tanto en línea como presencial, y rompe el silencio, mereces vivir este proceso con amor y esperanza, lejos del miedo y los prejuicios.
Bibliografía
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