Falta de sueño, la Kryptonita de supermamá

La falta de sueño puede afectar muy negativamente a la vida cotidiana de las madres.

La falta de sueño en las madres es muy común, sobre todo en aquellas que son primerizas. Estas, pueden llegar a dormir una cantidad de horas aceptable, pero sin una buena calidad del sueño.

Así, muchas madres duermen alrededor de 7 horas por noche durante los primeros meses del bebé. Es la cantidad ideal y resulta bastante recomendada para los adultos.

Aunque a veces el sueño se ve interrumpido con frecuencia, y esto puede resultar un problema, provocando, a la larga, un cansancio que podría influir en la vida diaria.

Por mucho que supermamá desee luchar por la justicia, en la mayoría de los casos, la falta de sueño es su debilidad. Despertarse varias veces durante la noche, trae como consecuencia que el descanso no sea profundo y prolongado. De igual manera, permanecer despierta por un periodo de dos horas durante la noche, contribuye al somnolencia durante día.

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¿Cómo se debilita supermamá por la falta de sueño?

Dependiendo de la frecuencia con la que se despierte una madre primeriza, podremos observar su decaimiento. Es muy probable que las madres sepan lo que es la falta de sueño, después de estar pendiente del bebé toda la noche. Además, durante el día están obligadas a cumplir con sus obligaciones como madre, esposa y trabajadora, llevando a un inevitable cansancio al cuerpo.

En la mayoría de los casos lo damos por sentado, suponemos que mamá puede con todo. Sin embargo, son muchas las cosas que deja de hacer o comienza a hacer a causa del cansancio. La vida de mamá se transforma en muchos sentidos, pero ella busca ganar al tiempo.

Algunas consecuencias del cansancio que produce ser una supermamá

  • Las madres se hacen un moño con el pelo mojado en vez de desenredárselo después de una ducha.
  • Surge la amistad con otras madres agotadas y sentir más unión por la falta de sueño.
  • Desayunan, cenan (pizza fría) o cena desayunos (cereales).
  • No se duchan porque no tienen tiempo y se limitan a echarse más desodorante.
  • Tiran las prendas de ropa de los niños porque las manchas son tan profundas que no se preocupan con lidiar con ellas.
  • Comen un chicle en vez de lavarse los dientes.
  • No saben qué día de la semana es.
  • Adoran a quien esté dispuesto a quedarse con los niños mientras ellas descansan.

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  • Ponen la música de los niños en el coche aunque no haya niños en este.
  • Se pasan todo el día esperando a que los hijos se vayan a la cama.
  • Piden la cita con el médico y luego se les olvida ir.
  • Van al supermercado pero terminan olvidando lo que más necesitaban.
  • Lo compran todo por Internet. Les da pereza o no tienen tiempo para salir de compras.
  • No están seguras de haber cerrado la puerta con llave, de haber apagado la plancha del pelo, el horno o el gas y se tienen que devolver y comprobarlo.
  • Llevan mallas o pantalones de yoga casi siempre, y a veces incluso se las ponen del revés.
  • Dejan la ropa limpia en la lavadora hasta que empieza a oler mal y tienen que lavarla otra vez.
  • Se dan golpes con todas las esquinas de todos los muebles y tienen moretones de origen desconocido.
  • Compran platos y vasos desechables para no tener lidiar con que se rompa un plato de la vajilla o lo más común, un vaso que siempre se cae.
  • Adquieren todos los ingredientes para hacer una nueva receta, pero se van descomponiendo en la nevera por falta de tiempo.

Si alguna mujer se siente identificada con algunos de estos casos, ha sufrido los efectos de la kryptonita que afecta a toda madre. Puede resultar muy divertido recordar aquellos momentos donde se realizaban estas acciones con falta de sueño. Sin embargo, cuando los hijos tienen una determinada edad, la falta de sueño será historia.

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