¿Estamos criando a niños sexistas?

¿Estamos criando a niños sexistas?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 diciembre, 2020

Lo más seguro es que criemos a nuestros hijos tal cual nos criaron a nosotros, por lo tanto es posible que estemos criando niños sexistas. En la sociedad se han dispersado paradigmas que nos acompañan desde tiempos remotos, donde había una tarea asignada según el sexo y en la cual los derechos no eran para nada igualitarios.

Sin notarlo hacemos afirmaciones que llevan implícito cierto contenido sexista, hablamos de niñas y niños, como si a alguno de ellos debería tratarse distinto. Sabemos que muchas acciones cotidianas requieren ser tratadas con variación según el sexo del niño, por ejemplo la higiene o enseñarles a dejar el pañal; sin embargo, la clave de la enseñanza está en la manera de expresarnos.

De acuerdo a este tema, gran parte de los fundadores de la idea de que los niños son sexistas debido a la crianza, se basan en los juguetes, las tareas y las actividades que estos realizan. En este sentido, observamos que hay menos juegos unisex y que nosotros mismos separamos a las niñas de los niños porque no es algo para ellas.

Entonces, podemos preguntarnos ¿Estamos educando a los niños como iguales? ¿Se pueden fomentar valores de igualdad en las familias? Aunque sabemos que hay estrategias útiles para acabar con el sexismo desde el hogar, recordemos que todavía se debe lidiar con la sociedad y gran parte de la avalancha comercial enfocada en este aspecto.

Prevenir futuras relaciones de abuso sexista

Gran parte del abuso que se comete en el mundo está relacionado con factores de tipo sexista, en su mayoría termina siendo el género femenino el más perjudicado en estos casos. Sin adentrarnos en elementos culturales de ciertas civilizaciones, muchas costumbres de occidente aún hoy en día delegan a la mujer a ciertos escenarios de la vida.

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Por alguna razón las madres nos encargamos de las labores del hogar como una obligación propia de nuestro sexo y aunque cada vez más hombres se suman a la tarea, en la mayoría de los casos los niños crecen con este ejemplo. Por ende, los juegos y juguetes de los niños, por lo general, están dirigidos a fantasías sobre el cuidado del hogar, los bebés, la plancha, las cocinitas y tareas femeninas por herencia.

Los varones por su parte, comienzan desde pequeños a vislumbrar el mundo sin quehaceres, donde las niñas lavan los platos y limpian la casa. También notamos a las niñas color rosa, ambientado con la presencia Barbie, siempre impecable y frágil.

En consecuencia, ya que no podemos luchar contra muchas de estas cosas, es importante que ayudemos a evitar que de alguna manera se esté sentando bases para que exista abuso. Es posible que en nuestros hogares se observen conductas machitas, pero también puede haber una hipersexualización de las niñas.

Para prevenir que las relaciones se tornen abusivas en un futuro, la educación en la familia debe orientarse según criterios de igualdad, donde prevalezca el respeto y no exista distorsión por la definición del sexo opuesto. Las medidas para contribuir a la formación no sexista se enfocan en los siguientes términos:

  • Es muy valioso que proporcionemos el ejemplo a seguir. Procuremos un hogar donde se respeten los derechos de los demás como persona y no por su género. Responsabilidades compartidas, equidad en las decisiones y menos expresiones que reflejen diferencias de sexo, como decir “eso no es de niñas” o “los niños no juegan con muñecas”.
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  • Dejemos que los niños elijan lo que quieren jugar o el libro que quieren leer; evitemos quitarles la voluntad cuando deciden emprender una actividad que creemos que no es para ellos.
  • Permitir que tanto niños como niñas tengan las mismas responsabilidades, especialmente cuando se trata de limpieza, el orden y cosas de la casa.
  • Es recomendable que ayudemos a los niños a que resuelvan sus diferencias de una manera razonable, hablando y acordando según sus opiniones y de acuerdo a su edad. Sin importar si son del mismo sexo o no.
  • Incentivar a las niñas para que sean buenas en cualquier cosa, particularmente en especialidades como matemáticas, deportes, ciencias y otras actividades donde los niños tienden a ser más sobresalientes.
  • Eliminemos en gran medida aquellas opiniones peyorativas con respecto a algún género en particular y mostremos oposición a toda opinión o acción de burla hacia el sexo opuesto.

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