Se trata de una duda frecuente que surge en las familias con hijos múltiples, mellizos o trillizos. La pregunta de si es bueno que los hermanos vayan juntos a clase aparece naturalmente; aquí intentaremos llegar a una conclusión al respecto.
Estas dudas aparecen desde el momento en que los padres comienzan a pensar en la escolaridad de esos niños. ¿Será conveniente poner a los mellizos en el mismo grupo escolar? ¿O es mejor separarlos?
La familia se formula las hipótesis más diversas. Los padres comienzan a pensar que si los hermanos fueran al mismo grupo podrían ayudarse con las tareas y apoyarse mutuamente. También el trabajo para ellos sería más ligero, ya que respondería a un maestro, a los mismos horarios y requerimientos escolares; esto sería positivo.
Pero también aparecerá la idea de que el hermano más cómodo o tímido se amparará en el otro. Posiblemente, el más débil no asuma los desafíos porque sabrá que su hermano lo auxilia; quizás el hermano más activo y emprendedor anule un poco al más apocado.
Es probable que alguno de los niños se sienta inferior al otro en la comparación que naturalmente —pero no recomendablemente— ocurrirá; esto irá en detrimento del desarrollo natural de su personalidad.
El tema puede transformarse en una gran preocupación y la ansiedad aumentará a medida que se acerque el momento del comienzo de la escuela. Empezará entonces una ronda de consultas a otras madres, a los consejeros escolares, a los psicólogos. ¿Qué se debe hacer?
¿Es acertado que los hermanos vayan juntos a clase?
Circulan muchos mitos con respecto a este asunto. Uno de ellos asegura que, en todos los casos, separar a los hermanos ayuda a formar mejor su identidad. Dicho como una verdad indiscutida y válida para todas los situaciones, es un mito falso, y hasta perverso.
Cada grupo de hermanos tiene características propias porque cada niño es diferente a los otros, aunque sean mellizos o gemelos. Por tanto, no se deben tomar decisiones a priori, sino manejar la situación de acuerdo con el desempeño de los niños.
Algunas consideraciones interesantes:
- Los hermanos múltiples (mellizos, gemelos, trillizos) tienen una relación muy especial y única. Han estado unidos durante todo el embarazo, compartieron el útero materno y el desarrollo desde el momento mismo de la fecundación. Esto influye en los vínculos.
- Generalmente, estos hermanos son parecidos, y no solo físicamente. Sin embargo, cada uno de ellos tiene su personalidad propia. Cada niño debe desarrollar su independencia de su hermano y realizar sus elecciones con libertad.
- En el hogar y en la escuela, se debe atender especialmente a esta meta. Llamar a cada niño por su nombre —en lugar de referirse a ellos como ‘los mellizos’—, vestirles diferente y respetando sus gustos y estilos es un buen comienzo.
- Es necesario que realicen actividades diferentes en momentos distintos para fomentar así su identidad. Ese es el punto de partida y la meta, es la actitud que asumirán padres y maestros. Si así se encara la educación, no afectará que los hermanos vayan juntos a clase.
La prolongación del vínculo
El hecho de que los hermanos vayan juntos a clase cuando empieza su escolarización, es permitir que su vínculo afectivo natural y especial se prolongue.
Si se les separa ya cuando van a preescolar, se agregará un factor de estrés a los niños. Además, esa separación puede constituir para ellos un desapego más que se suma al de la casa y la mamá. En ocasiones, se puede traducir en falta de confianza en sí mismos.
Es preciso actuar con mucha cautela y observar atentamente la adaptación y el desempeño de cada uno de los hermanos. En esto, los maestros juegan un rol fundamental.
Por otra parte, también hay que tratar a los niños como independientes, intentar que afiancen su independencia en el tiempo en clase es crucial. En el interior del aula, deben ser dos personas únicas e independientes.
Cuando los hermanos múltiples pasan separados largos momentos a una edad muy temprana, desarrollan altos niveles de ansiedad. Aparece entonces un mayor número de conductas problemáticas.
“Es necesario que realicen actividades diferentes en momentos distintos para fomentar así su identidad”
La sugerencia de los psicólogos y educadores especialistas, en estos casos, es que los hermanos empiecen juntos su proceso de escolarización. Se irá evaluando cada situación para planear si continuarán el camino educativo juntos o separados.
Cada pareja de hermanos y cada familia tiene rasgos e historia diferentes; por ese motivo, debe ser analizada especialmente. Hay experiencias con éxito en ambos casos, tanto en la prolongación del vínculo entre hermanos, como en su separación en el colegio.
Bibliografía
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