Cada vez son más las familias en las que ambos padres trabajan fuera de casa. La conciliación de la vida laboral y familiar supone un auténtico reto, y los padres deben dejar a sus hijos al cuidado de otra persona. Es aquí cuando el papel de la cuidadora cobra una gran relevancia, llegando a convertirse casi en un miembro más de la familia.
El papel de la cuidadora
Cuando llega el momento de reincorporarse al mundo laboral, existen varias opciones respecto al cuidado de los hijos. Son muchas las familias que optan por contratar una cuidadora o niñera para que se ocupe de sus pequeños. La principal ventaja diferencial respecto a, por ejemplo, una escuela infantil, es la atención personalizada.
Precisamente por esto, la cuidadora se convierte en una figura muy importante para los niños. Es una persona con la que nuestros hijos comparten su día a día; ella les escucha, les calma y les sirve de soporte emocional. Es quien los alimenta, les cura las heridas e, incluso, en ocasiones, les ducha y acuesta si sus padres aún no han llegado.
El vínculo que generan los niños con la cuidadora es muy grande y beneficioso para ellos. Si existen unos lazos afectivos sanos, la autoestima de nuestros niños se verá reforzada, les ayudará a convertirse en personas más sociables y hará más tolerables los periodos de ausencia de los padres.
¿Cómo elegir una buena cuidadora?
Teniendo en cuenta la importancia del papel de la cuidadora, conviene reflexionar acerca de qué cualidades ha de tener la persona que va a ocupar un lugar tan relevante en la infancia de nuestros hijos.
Muchas familias contratan a una misma persona para ocuparse de los niños y de las tareas del hogar. Esto, generalmente, implica que la persona no tiene una cualificación específica respecto al cuidado infantil. Si se cuenta con la posibilidad, siempre es mucho más conveniente separar ambas tareas y elegir a una cuidadora con formación en psicología, pedagogía o educación infantil.
Especialmente cuando los niños son pequeños o cuando tienen necesidades especiales, conviene que la persona a cargo cuente con unos conocimientos adecuados. La cuidadora ideal debe ser capaz de comprender las etapas evolutivas de los pequeños y acompañarlos de la mejor manera posible a través de las mismas.
Valores compartidos entre los padres y la cuidadora
Otro factor fundamental a la hora de seleccionar a una cuidadora es tener la certeza de que comparte con nosotros valores y visión a la hora de criar a los niños. O, cuanto menos, que respetará nuestra forma de educar y nuestras normas. Este acuerdo es imprescindible para que los pequeños se sientan más seguros y felices.
Algunos de los valores más importantes que debe compartir la cuidadora ideal son los siguientes:
Democracia en el papel de la cuidadora
Es importante que sea una persona que, en lugar de imponer, ofrezca a nuestros niños la oportunidad de tomar decisiones y llegar a acuerdos. Dar la libertad a los hermanos de elegir y negociar entre ellos a qué juego de mesa vamos a jugar forjará en ellos un carácter más seguro y asertivo.
Empatía
Ha de ser una persona capaz de contener emocionalmente a nuestros pequeños cuando sufran. Alguien implicado y que logre hacer sentir a los niños escuchados, valorados y queridos.
Positividad como uno de los valores esenciales dentro del papel de la cuidadora
Es preferible dirigirse a los niños en positivo, indicándoles lo que deben hacer en lugar de lo que no quieres que hagan. “Por favor, guarda tus juguetes en la caja” en vez de “no dejes los juguetes tirados por ahí”.
Si, además, las órdenes van acompañadas de explicaciones, ayudarán a los niños a actuar por convicción y no por obediencia ciega. “Si los juguetes están por el suelo, alguien puede pisarlos y romperlos sin querer”.
Autocontrol
Una cualidad indispensable al tratar con niños es la calma y la paciencia. Necesitamos una cuidadora que no pierda los papeles ante el berrinche de un niño, que le dé espacio para expresarse y le reconduzca a la normalidad con respeto y sin gritos.
La entrevista es el momento idóneo en el que descubrir si la persona que opta al puesto de cuidadora comparte contigo estos valores tan importantes. Plantéale situaciones cotidianas para saber cómo respondería y, sobre todo, fíjate en cómo habla sobre sus anteriores empleos. Una persona con vocación hablará con emoción y cariño sobre las familias anteriores.
Bibliografía
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- de Piaget, T. D. D. C. (2007). Desarrollo Cognitivo: Las Teorías de Piaget y de Vygotsky.
- Mayer-Spiess, O. C. (1996). La asertividad: expresión de una sana autoestima. Desclée de Brouwer.