El estrabismo infantil: causas, diagnósticos y tratamiento

Cuando hay una falta de sincronización en los ojos del niño se habla de estrabismo infantil. Este debe detectarse y corregirse a tiempo por sus posibles consecuencias para la salud visual.
El estrabismo infantil: causas, diagnósticos y tratamiento
Marcela Alejandra Caffulli

Revisado y aprobado por la pediatra Marcela Alejandra Caffulli.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 23 mayo, 2023

El estrabismo infantil es una condición en la que ambos ojos no se encuentran alineados en un mismo sentido, por lo que aparentan estar desviados. Si bien representa una molestia estética, su importancia radica en que la agudeza visual del ojo afectado puede verse bastante comprometida y de forma irreversible, repercutiendo además en áreas como el desarrollo cerebral y el aprendizaje.

Las causas son variadas y dependen de la edad y el contexto particular. Además, el diagnóstico es clínico y los tratamientos disponibles se basan en corregir de forma temprana los problemas visuales asociados, estimular el globo ocular afectado y, por último, la cirugía para alinear ambos ojos.

¿Qué es estrabismo infantil?

El término estrabismo significa ‘mirada oblicua’, y es aquella condición en la que los globos oculares no se encuentran bien alineados. Esto ocurre como consecuencia de alteraciones en alguno de los seis pequeños músculos extraoculares, los cuales permiten el movimiento de los ojos, en particular hacia los lados, participando en este caso los músculos recto medial y recto lateral. A su vez, son muchas las causas que pueden derivar en esta condición.

Según los expertos del Boston Children’s Hospital, se estima que esta condición afecta entre el 2 y 4 % de la población. No suele presentarse en el momento del nacimiento, pero sí es posible que aparezca en lactantes e inclusive antes de los 6 meses. También puede aparecer en otras edades, aunque las causas cambian según avance cada etapa.

Esta falta de alineación provoca problemas en la visión binocular, es decir, aquella que se genera cuando el cerebro solapa los campos visuales de cada ojo para formar una visión única y nítida.

Así, como respuesta compensadora, el sistema nervioso suprime poco a poco la visión del ojo afectado, condición también llamada ambliopía. Según una revisión publicada en Formación Activa en Pediatría de Atención Primaria, entre un 2 y 5 % de los afectados pueden sufrir esta condición.

Ese ojo que se sale del eje continuará enviando, no obstante, imágenes al cerebro. Sin embargo, y ante la vaga insistencia, lo más probable es que el desarrollo de la visión se pierda de forma irremediable. En estos casos, el ojo se transforma en un «ojo vago». Pasados los nueve años sin tratamiento, la situación suele ser irreversible.



Causas del estrabismo infantil

El estrabismo ocurre por algún fallo en la función de los músculos extraoculares, lo cual favorece que alguno de los globos oculares se desvíe hacia un lado en específico. Esto puede ocurrir por factores que alteren de forma directa al músculo o por alteraciones externas (como configuración de la cara y el estado neurológico). Según explican los expertos del Manual MSD, algunas de las causas que explican esta alteración son las siguientes:

  • Retinoblastoma. Es un tipo de tumor maligno que afecta a la retina, una capa interna del globo ocular que capta los estímulos visuales. Tal y como explican los expertos del National Eye Institute, si bien el síntoma principal es la coloración blanquecina de la pupila (leucocoria), también lo es la desviación de alguno de los ojos.
  • Hipermetropía alta. Se trata de un error de refracción ocular en la que los objetos cercanos se ven borrosos. Por eso, el cerebro de forma involuntaria puede generar un reflejo de acomodación y convergencia que, a largo plazo y en casos intensos, puede ocasionar estrabismo.
  • Parálisis de músculos extraoculares. La más común es la del sexto par craneal o motor ocular externo, lo cual provoca una desviación interna del ojo (estrabismo convergente). Un estudio publicado en Archivos Argentinos de Pediatría explica que los traumatismos craneoencefálicos y los tumores son las causas más comunes.

También se han identificado algunos factores de riesgo para desarrollar la condición. Los antecedentes familiares de estrabismo infantil, padecer de síndrome de Down, haber sido prematuro, tener bajo peso al nacer y padecer parálisis cerebral infantil son algunos de ellos.

Es importante diferenciar esta condición del pseudoestrabismo. Según explican los expertos de la Academia Americana de Oftalmología, algunos niños pueden presentar alteraciones faciales (como la nariz ancha) que den la impresión de tener un estrabismo cuando en realidad los ojos están bien alineados. Esto es más frecuente en enfermedades del colágeno o del hueso.

Síntomas del estrabismo infantil

La manifestación clínica más evidente del estrabismo infantil es la desviación de alguno de los globos oculares. Esta se asocia a otras alteraciones que suelen ser percibidas y comunicadas por los niños más grandes y en los que el estrabismo es de reciente aparición:

  • visión doble (diplopía)
  • fatiga visual
  • cefaleas frecuentes
  • posturas inapropiadas de la cabeza a la hora de enfocar objetos con la mirada

Tipos de estrabismo

Es importante saber que, si bien suelen manifestarse los síntomas de esta anomalía en la infancia, también pueden hacer su aparición recién en la adultez. No todos los estrabismos son iguales:

  1. Estrabismo monocular y estrabismo alternante. En el primero, el ojo fijador monopoliza el campo visual. En la segunda variante, el ingreso de información se alterna, permitiendo un desarrollo homogéneo de ambos ojos.
  2. Estrabismo intermitente. Se da cuando ocurre solo en determinadas circunstancias (enfermedad, estrés). También puede aparecer solo ante determinado tipo de distancia con respecto al objeto (próxima, media o lejana).

Según la dirección del ojo desviado

  • Exotropía o estrabismo divergente: cuando el globo ocular apunta hacia afuera.
  • Endotropía o estrabismo convergente: es el más frecuente, y aquí el ojo se desvía hacia adentro.
  • Hipotropia e hipertropia: cuando los globos oculares apuntan hacia arriba o hacia abajo.

Diagnóstico del estrabismo infantil

El estrabismo infantil es difícil de prevenir. Pero detectado a tiempo, las molestias y consecuencias pueden evitarse e, incluso, se puede revertir la disfunción binocular. Por eso es tan importante acudir al oftalmólogo según la indicación del pediatra.

Según una publicación en la revista Pediatría de Atención Primaria, el cribado de esta condición puede iniciarse a partir de los 6 meses de vida, ya que antes de ello puede existir un estrabismo fisiológico por inmadurez de los músculos del ojo que no requiere tratamiento.

Una vez pasada esta edad, el pediatra valorará en cada consulta la alineación de ambos globos oculares, en especial si los padres han notado episodios de estrabismo en el hogar, así sean cortos e intermitentes. Esto puede ocurrir al mostrarle objetos llamativos al bebé para que los siga con la mirada.

Existen dos pruebas sencillas que permiten detectar esta alteración en la consulta cuando no es tan evidente:

  • Test de Hirschberg: se le pide al niño que mire fijamente la luz emitida por una linterna que se coloca a escasos centímetros de los ojos. Si dicho haz de luz recae sobre las pupilas, se considera que existe una buena alineación entre ambos globos oculares.
  • Cover test. Suele reservarse para los casos en los que el test de Hirschberg resulte alterado o queden dudas diagnósticas, por lo que en muchos casos lo realiza el oftalmólogo. Se basa en cubrir un ojo y evaluar la respuesta motora «compensadora» del que quedó destapado.


Tratamiento del estrabismo infantil

Si bien pareciese que lo más importante al tratar el estrabismo es corregir el mal alineamiento de ambos ojos, en realidad esta no es la meta principal. Según explica una publicación en Pediatría Integral, los objetivos más importantes son conseguir una buena agudeza visual en cada ojo y desarrollar una visión binocular normal, aunque es difícil. De forma secundaria se intenta alcanzar la mejor alineación posible con motivos estéticos.

Además, no todos los tratamientos se aplican de la misma manera en todos los casos. No es lo mismo un bebé con estrabismo congénito que se diagnostica a los pocos meses de vida, que un preescolar que sufre una parálisis de algún músculo extraocular. Sin embargo, en términos generales las medidas son las siguientes:

  • Corrección del defecto de refracción asociado: el más común es la hipermetropía, aunque puede existir miopía o astigmatismo. Por lo general se suelen usar gafas graduadas según la gravedad del cuadro.
  • Oclusión ocular: consiste en colocar un parche que impida el paso de luz sobre el ojo que sea más hábil. Esto «obliga» al organismo a «entrenar» el ojo con menos agudeza visual para que poco a poco se desarrolle. Se puede colocar de forma permanente o alternante, teniendo bastante éxito si se realiza antes de los 4 años.
  • Penalización ocular: si el tratamiento anterior falla (por lo general debido a dificultades para dejar el parche en su lugar), se utilizan unas gafas con una fórmula que favorezca la visión del ojo más afectado y dificulte la del ojo sano.
  • Cirugía: se basa en modificar la tensión en los músculos extraoculares para evitar que el ojo sea atraído hacia un lado en específico. Suele ser una intervención ambulatoria y con resultados favorables, aunque en una minoría de casos pueden ser necesarias varias cirugías.

Una condición común e importante en los niños

Más allá de las consecuencias estéticas, la afectación de la agudeza visual que el estrabismo puede generar hace que esta condición cobre una gran importancia en la infancia. Por eso es fundamental acudir a las revisiones periódicas con el pediatra y mantenerse atentos a la mirada del niño, ya que una intervención temprana mejora mucho las posibilidades de éxito.


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