En la actualidad existen muchos debates sobre los diferentes tipos de educación que hay sobre la mesa, diferentes estilos de crianza que los padres pueden escoger para educar a sus hijos. Los padres, en la educación que dan a sus hijos, deben sentirse cómodos y saber que lo que hacen lo están haciendo desde el corazón por el bien de sus hijos. Pero hay algo que no se debe pasar por alto: educar desde el reconocimiento.
Cuando se educa a los niños desde el reconocimiento se están teniendo las emociones y también su valía por ser personas únicas en el mundo. No hay dos niños iguales y por eso, hay que reconocer lo que cada uno es capaz de hacer, teniendo en cuenta sus necesidades y sus propios intereses. Los niños, como seres únicos, necesitan el reconocimiento de sus padres.
El reconocimiento ayuda a que los niños y niñas se den cuenta de la satisfacción del trabajo bien hecho, que sepan que los demás valoran su esfuerzo y no tanto el resultado y sobre todo, les ayuda a forjarse una autoestima fuerte y una identidad sólida. Así, los niños y niñas que reciben una educación basada en reconocimiento sabrán que el esfuerzo es más importante que el resultado.
El esfuerzo es más importante que el resultado
En una sociedad competitiva donde lo que más importa es el resultado parece difícil educar en el reconocimiento. Para muchos, el reconocimiento solo se consigue cuando se han obtenido buenos resultados, como buenas notas, buena marca en el deporte, cuando se consigue ganar una competición, en definitiva, cuando se consigue superar con creces a otros o a uno mismo.
Pero esto no es educar en el reconocimiento. Cuando se educa en el reconocimiento es muy poderoso que los niños entiendan que los resultados no son tan importantes, sino el proceso que hay que realizar para llegar a esos resultados. Por ejemplo, un niño que ha estudiado mucho para un examen pero después ha sacado poca nota, ¿no se merece reconocimiento por todo su esfuerzo?
Sí, si que merece reconocimiento. Merece saber que su esfuerzo es importante y que si no ha sacado mejor nota no significa que sea mal estudiante o que no pueda ser capaz de conseguirlo en otro momento. Por este motivo, es importante que dentro de la educación en el reconocimiento, los niños aprendan que los errores son grandes maestros y que siempre, podrán ser mejores versiones de sí mismos.
Los errores son los mejores maestros
Cuando se educa en el reconocimiento a los niños no se pueden obviar los errores, porque estos serán los grandes maestros que nos indiquen hacia donde queremos ir. En el reconocimiento se debe elogiar el esfuerzo y por supuesto, si han habido errores destacarlos. Pero los errores no se deben destacar para sufrir o para pensar que no se puede mejorar, si no más bien, para todo lo contrario.
Los niños deben aceptar los errores que cometen y ser conscientes que cada error es una oportunidad de mejorarse y de conseguir mejores resultados la próxima vez. Lo que importa es aprender de ellos y saber que los errores son la mejor forma de conocernos a nosotros mismos y de saber dónde tenemos que mejorar. Pero los resultados deben sentirse como procesos y no únicamente como metas a alcanzar.
Cuidado con el falso reconocimiento
Es muy importante tener mucho cuidado con el falso reconocimiento, los niños son muy perspicaces en este sentido. Igual que ocurre con los falsos elogios, un falso reconocimiento puede hacer que un niño se sienta mal al darse cuenta que su esfuerzo no está siendo valorado como debería, o que las palabras recibidas no son sinceras de la persona que las está diciendo.
El reconocimiento debe ir siempre acompañado de sinceridad. El reconocimiento se realiza cuando un niño o niña se ha esforzado, cuando ha intentado algo aunque no lo haya conseguido, cuando ha sido capaz de lograrlo también es necesario el reconocimiento… Con palabras nacidas directamente desde el corazón. El reconocimiento por tanto, es importante para los niños y niñas.
Bibliografía
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