Desde el primer trimestre de embarazo, tu cuerpo, y en concreto tus pechos, cambian. Estos comienzan a almacenar grasa a fin de tener depósitos de energía extra, y las glándulas del interior del seno comienzan a desarrollarse, preparándose para la llegada de tu bebé.
Estos cambios por demás inevitables, suelen traer consigo efectos secundarios, que a veces causan algo de temor por las posibles consecuencias estéticas que puedan desencadenar en el cuerpo una vez pasado el destete, sin embargo puedes liberarte del miedo al conocer cómo cuidar tus pechos mientras amamantas a tu bebé.
El cuidado de los pezones es sencillo, por ejemplo, puedes utilizar protectores con el objeto de evitar que la tela del sostén o el corpiño los lastimen. También es muy importante cambiar los protectores y lavar los sostenes o corpiños diariamente.
Para mantener tus pechos hidratados no apliques crema humectante ni cosméticos; es mucho mejor utilizar la leche que produce tu cuerpo ya que tiene propiedades cicatrizantes.
Debes lavar bien tus pezones con el fin de eliminar bacterias y evitar infecciones, pero tienes que hacerlo solo con agua. Evita aplicar jabón y sobre todo alcohol sobre la areola y el pezón porque estos productos resecan la piel y hacen que se vuelva frágil y propensa a las grietas.
Cada vez que termines de lactar, limpia muy bien tus pechos con una gasa de algodón empapada en agua y sécalos bien con otra gasa. Si tus pezones están irritados, es útil masajearlos luego de haber amamantado.
En caso de que se formen grietas, las cuales son muy dolorosas, es conveniente utilizar protectores de silicona para poder seguir amamantando sin dolor y facilitar la curación de tus pechos. Utiliza agua fría al terminar el baño y asegúrate de secar tus senos perfectamente.
Hidratar tus pechos es de gran ayuda
Es importante mantener la piel de todo tu cuerpo y en especial la de tus pechos bien nutrida e hidratada, ya que así resiste mucho más cuando se estire. Para ello es recomendable que uses crema de caléndula, también puedes masajear tus senos con aceite de almendras, con movimientos suaves y circulares, pero no olvides limpiarlos muy bien antes de amamantar.
Las cremas ricas en vitamina E y aceite de rosa mosqueta contienen propiedades que ayudan a prevenir la aparición de estrías. Mientras que las cremas con base de lanolina son perfectas como complemento, ya que sus cualidades hidratantes y emolientes ayudan a cicatrizar las posibles grietas y también previenen su aparición.
Procura no darle pecho siempre del mismo lado, es conveniente ir rotando, primero un pecho y luego el otro. Durante la lactancia sobre todo al despertar, aplica cremas antiestrías con leves masajes, elige gel o lociones que la piel absorba rápido, así puede volver a ponerte el brasier y seguir con tus actividades cotidianas.
De igual manera, todas las noches ponte en los senos unas gotas de aceite de rosa o de almendra, recuerda que hay casos en los que tendrás que amamantar de madrugada así que no olvides limpiar el pezón siempre antes de amamantar para evitar que el bebé entre en contacto con sabores que puedan parecerle extraños y rechazar tus senos.
Ejercitar tus pectorales siempre ayuda
Si notas que tus senos se han congestionado, retira el exceso de leche que tengas en ellos. Luego, debes colocar sobre ellos una toalla humedecida en agua caliente y cuando los notes más blandos, presiónalos con mucha delicadeza para que salga la leche. Esta leche puede guardarse en un recipiente esterilizado o en el biberón del bebé, para dársela más tarde.
Trata de evitar bañarte con agua muy caliente, porque la piel de esta zona se reseca y aparecerán las dolorosas grietas.
También puedes probar lo siguiente: una vez por semana frota tus pechos con un guante para exfoliar y si no tienes un guante de estos puedes usar azúcar y miel, la cual debes esparcir dando movimientos circulares y leves masajes para activar la circulación y eliminar las células muertas, hazlo sin tocar el pezón ni la areola. Luego deja actuar unos minutos y enjuaga los restos con la ducha de agua tibia o fría pero nunca muy caliente.
Otro de los métodos más recomendados para cuidar los senos durante la lactancia es ejercitar los músculos pectorales durante todo el embarazo y también tras el parto, para fortalecer toda la zona del pecho. La natación, pilates, yoga, o una rutina de ejercicios en el hogar pueden lograr este fortalecimiento que permitirá mantener tus pechos firmes y tersos.
Otro truco que siempre ayuda es colocar al bebé en una posición tal que pueda succionar agarrando el pezón y la areola por completo, ya que si solo se agarra del pezón, puede tironear del mismo y lastimarlo.
Durante las tomas, procura que el bebé se ‘agarre’ bien para que pueda vaciar completamente el pecho, permitiendo la relajación del tejido. Además antes de retirar al bebé del pecho, no debes olvidarte de interrumpir la succión, para evitar que el pequeño tire con sus encías y pueda lastimar el pezón. Esto lo puedes hacer colocando tu dedo meñique en la boca del bebé para lograr que se separe de tu pecho.
No te olvides de usar siempre sujetadores y de sacar tus senos siempre por encina de la franela o camisa que uses. Y si sientes que estás haciendo algo mal o si encuentras muy molesto el proceso de amamantamiento no dudes en acudir a tu médico. Los profesionales te pueden ayudar, la buena comunicación con el facultativo es primordial para el correcto desarrollo de esta etapa que no debería ser dolorosa ni perjudicial.