“¡Estudia, que como sigas así vas a suspender hasta el recreo!”. ¿Has usado alguna vez una expresión similar? Es más común que la utilicen muchas madres cuando se desesperan ante la incapacidad del niño para centrarse en sus labores escolares. Ahora bien, ¿tienes en cuenta su edad? ¿Sabes cuántas horas de estudio puede hacer tu hijo según los años que tiene?
Es lógico, pero conviene recordarlo. No puede estudiar y mantener la concentración durante un tiempo X de la misma forma un niño de siete años que otro de trece, por poner un ejemplo cualquiera. Por eso, según su desarrollo, sabremos cuánto y cómo exigirle.
Es decir, el tiempo de estudio que puede dedicar cada niño a sus labores va a ir aumentando de forma progresiva a la vez que se desarrolla adecuadamente. Eso sí, es importante que el hábito sea instaurado desde el primer momento.
Las horas de estudio del niño según su edad
Veamos brevemente la cantidad de horas que puede estudiar el niño según su edad. Para ello, antes queremos dejar claro que durante la etapa infantil, que va de los cero a los seis años, seremos muy flexibles.
Los pequeños en este tramo de su vida tienen poca capacidad de concentración, pero sí pueden entender que en su casa existe un entorno familiar muy volcado en la educación, en el estudio y en la lectura. Por eso, es importante que sus padres, sus hermanos si los tiene y otros familiares prediquemos con el ejemplo en un ambiente estructurado que le ayude a interiorizar la importancia del estudio.
Hasta los seis años, los niños no estudian en casa. Podemos establecer con ellos un rato de unos 15 o 20 minutos diarios para leer un cuento, por ejemplo, de forma que se vayan acostumbrando a la labor. Pero no suelen ser capaces de mantener la atención mucho más tiempo a no ser que sea viendo una película, una serie o algo que les interese mucho.
Por lo tanto, seremos muy flexibles en las primeras etapas. Ayudará mucho observar al niño y encontrar los momentos en los que sea más proclive a leer un cuento, mirar dibujos o hacer algún trabajo que requiera de mayor concentración por su parte.
De seis a siete años
Esta es una edad clave, ya que el pequeño comienza a estudiar y necesita interiorizar el hábito. De todas formas, comenzará por unos 15 o 20 minutos diarios solamente. Así se acostumbra poco a poco y de forma no traumática.
Es importante que el niño se siente y se relaje. Es la mejor forma para que se acostumbre, aunque también es necesario que esté cómodo y que no sienta rechazo al estudio.
Horas de estudio de ocho a nueve años
Podemos ir ampliando el horario, que ya ascenderá a unos 30 minutos por sesión. El pequeño es capaz de mantener su atención durante más tiempo y eso se debe reflejar en las horas que dedica al estudio.
De diez a once años
Poco a poco, el chico se acerca a la adolescencia. En esta fase todavía no es positivo que pase muchas horas de estudio. Con unos 45 minutos por jornada podrá llevar sus tareas al día sin problema alguno.
A partir de los doce años
A partir de los doce años, los niños ya pueden estudiar durante una hora al día e incluso más. Por eso, según tenga más edad, puede ir ampliando el tiempo que dedica a sus labores de memorización y comprensión.
¿Cómo aprovechar al máximo el tiempo de estudio?
Ahora bien, dicho esto, ¿es productivo que el niño estudie durante una hora sin parar? Lo cierto es que no. Es mejor estructurar este tiempo con periodos de esfuerzo y descanso que permitan optimizar la interiorización de conocimientos.
Para ello, lo ideal sería que tanto niños como adultos estudien durante un lapso de unos 45 minutos, realicen un pequeño descanso de 5 a 15 minutos y regresen a su tarea. Así, se optimiza la capacidad de concentración, se aprende mucho mejor y se logra que los conocimientos se asienten correctamente en el cerebro de la persona.
Conocidas cuántas horas de estudio puede hacer tu hijo según su edad, considera que cada niño es un mundo y es necesario que encuentre su equilibrio perfecto según su personalidad, gustos y capacidad. Puede parecer obvio, pero no siempre tenemos en cuenta a los pequeños en estas situaciones siendo ellos lo más importante.
Bibliografía
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- Tierno, B., (2012). Las mejores técnicas de estudio. Barcelona: Ediciones Martínez Roca.