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Cosas que nunca salen de la mente de nuestros hijos

4 minutos
Procurar brindarles a los niños una crianza positiva y llena de amor y respeto es la mejor forma de educar a futuros adultos con empatía y responsabilidad afectiva.
Cosas que nunca salen de la mente de nuestros hijos
Última actualización: 09 septiembre, 2022

Existen algunas heridas emocionales nunca salen de la mente de nuestros hijos. Y es que la infancia debería ser una de las etapas más felices en la vida de todas las personas. Sin embargo, cuando está marcada por comportamientos abusivos o situaciones de violencia solo se generan patrones que terminan por afectar la seguridad emocional de los niños.

Todos los padres deseamos que nuestros hijos vivan una niñez y adolescencia plena y feliz, con el fin de convertirse en buenas personas llenas de valores. No obstante, para que eso sea posible los niños también requieren del amor, la compañía y la responsabilidad de sus papás. Pues dependen totalmente de ellos y son su principal ejemplo para seguir.

3 recuerdos que nunca saldrán de la mente de nuestros hijos

Suele creerse que aquellos episodios desagradables que ocurren durante la infancia se olvidan con el pasar de los años. Pero lo cierto es que todos los momentos que impactaron nuestra vida, sin importar en qué momento ocurrieron, se quedan grabados por siempre en la memoria. Lo que puede crear traumas y heridas que siguen doliendo a pesar del tiempo.

Estas son tres cosas que viven en la mente de nuestros hijos.

1. El sentimiento de abandono parental

Cuando los hijos se sienten desamparados por sus padres, tanto física como emocionalmente, se crean heridas de abandono que los acompañarán hasta su edad adulta. Los niños necesitan del apoyo y el cariño de sus papás para crear lazos fuertes con ellos y crecer rodeados del amor incondicional que solo ellos les pueden brindar.

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Los niños aún no comprenden los problemas adultos y les hace falta estar con sus padres y crecer a su lado. Nunca los abandones.

No obstante, ya sea por falta de tiempo para compartir con los hijos, por causas de divorcio o por un abandono total del padre o de la madre, algunos niños crecen preguntándose por qué no fueron merecedores de su amor. Lo cual es sumamente peligroso, ya que en el futuro pueden buscar esa necesidad de afecto en personas que pueden hacerles daño.

2. El recuerdo del maltrato físico o verbal

La violencia puede parecer una herramienta eficaz para hacer que los hijos obedezcan todos los mandatos. No obstante, solo provoca traumas y rencores hacia los padres que son difíciles de perdonar. Y aunque es común que haya conflictos dentro de las familias, el maltrato físico, verbal o psicológico nunca será la solución de los problemas.

Aquellos momentos en los que los padres fueron violentos o utilizaron palabras hirientes quedarán grabados por siempre en la memoria. Lo mismo ocurre cuando son testigos de maltrato intrafamiliar y normalizan ese tipo de comportamientos. Puesto que es muy probable que terminen replicándolos o causándose daño a ellos mismos o a los demás.

3. La pésima relación familiar

Está demostrado que las prácticas de crianza y la inteligencia emocional de los padres influyen en el desarrollo de sus hijos. Si los papás son distantes, apáticos o violentos durante la infancia de sus pequeños eso es todo lo que recordarán de ella.

Esa mágica época debería estar marcada por el acompañamiento y las muestras de afecto paternal. Pero cuando se cohíbe a los niños de ese cariño con una actitud fría o déspota será un amargo recuerdo que vivirá en algún rincón de sus mentes.

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La violencia intrafamiliar deja profundas heridas en la seguridad emocional de los niños.

Además, la forma en la que se tratan ambos padres también determina el ejemplo emocional de pareja que se les está brindando. Un niño que crece bajo la sombra de una relación disfuncional y en donde abunda la falta de afecto no sabrá lo que significa tener una pareja que te ame, te valore y te respete.

Una crianza autoritaria influye en la mente de nuestros hijos

Es una realidad que la gran mayoría de los padres desean tener un niño obediente y responsable. Pero la forma en la que se inculcan las lecciones determina en gran medida su entendimiento. Puesto que aquellos pequeños que crecen bajo el mandato autoritario de sus padres no aprenden a gestionar de manera inteligente sus emociones y no saben cómo comunicar sus deseos.

Compartir tiempo de calidad con los hijos y predicar mediante el ejemplo diario es una de las mejores maneras de fomentar las buenas costumbres. Recuerda que durante la infancia se construye nuestra personalidad y salud emocional. Por lo que alejar del hogar cualquier tipo de violencia es obligatorio para brindarles a los pequeños un lugar sano en donde vivir.


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