La crianza de un hijo es un proceso complejo, pues en ella se tienen que acordar una gran cantidad de reglas importantes. Resulta fundamental para los niños enseñarles valores indispensables desde pequeños, así como guiarlos en cada una de sus decisiones y proteger su bienestar.
A causa de ello, en la infancia es de vital importancia intervenir a tiempo sobre las malas conductas, pues así se evita que los niños las normalicen y se acostumbren a pasar por encima de cualquier instrucción.
Sin duda, esta situación no es para nada sencilla porque cuando a los niños no les gusta una norma se puede desencadenar una pataleta. No obstante, es necesario realizarlo para que entiendan por qué está mal lo que hacen y aprendan a comportarse.
A pesar de esto, muchos padres deciden no corregir a sus hijos porque creen que pueden lastimarlos. Pero en lugar de hacerles un bien, consiguen los resultados contrarios, ya que no les transmiten los lineamientos necesarios para gestionar sus emociones y aprender a vivir en sociedad.
Es así como corregir a un hijo desde la infancia es la fórmula necesaria para que crezca como una persona responsable y sea cada día más feliz. Eso sí, este proceso se debe ejecutar con un diálogo calmado y lleno de amor, para que el niño no se sienta atacado.
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La importancia de corregir a un hijo
Las correcciones permiten que los niños entiendan las acciones que perjudican sus relaciones con las otras personas. De esa manera, les queda claro que para construir lazos sociales sanos es imprescindible respetar, tolerar y sentir empatía.
De igual manera, interpretan que en todos los entornos hay unos límites establecidos para proteger el buen vivir de cada persona. A raíz de ello, no se acostumbran a tener la intención de humillar a los demás y de querer que siempre se cumplan sus voluntades.
Al corregir, los padres también le indican a su hijo cuáles son los actos que tarde o temprano van a perturbar su bienestar. De ese modo, le proporcionan las bases necesarias para proteger su salud emocional a futuro.
Adicional a esto, se consigue que los niños se concienticen de que siempre hay una autoridad a la cual se debe obedecer. Con esto, se evita que desarrollen una actitud soberbia, rebelde y prepotente.
Corregir permite que los hijos descifren con el paso del tiempo lo que significa el bien y el mal dentro de su entorno. A raíz de ese hecho, logran elegir los caminos que garanticen su plenitud y la de las personas con las que se relacionan.
Por último, al corregir a los hijos se les hace saber que en cada etapa de su vida deben adquirir obligaciones. De esa manera, se les inculca la importancia de ser autosuficientes, de tener un proyecto de vida claro y de encontrar las maneras pertinentes de avanzar hacia sus objetivos.
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Transmitir las ideas con firmeza, pero sin insultos
Para que el proceso de corregir a un hijo sea efectivo, es fundamental comunicar las ideas con paciencia y sin recurrir a los gritos. De lo contrario, el niño sentirá miedo y no podrá entender con claridad por qué está mal lo que hace.
Los padres deben ser firmes en sus decisiones para que el niño no quede con la duda de si su actuar estuvo bien o mal. Además, este aspecto es el que permite que se lleguen a consensos que beneficien a las dos partes.
Finalmente, si las correcciones se hacen por medio de una comunicación sana, el niño aprenderá a entender que sus padres solo quieren su bien. Pues, en aquellas charlas a solas se le explica con exactitud cuáles son los desenlaces nocivos de los que se desea preservarlo.
Bibliografía
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- Romagnoli, C., Morales, F. & Kuzmanic, V. (2015). Para lograr una buena comunicación con los hijos. Ficha VALORAS actualizada de la 1ª Edición año 2006. Disponible en: http://valoras.uc.cl/images/centro-recursos/familias/ValoresEticaYDesarrolloSocioemocional/Fichas/Para-lograr-una-buena-comunicacion.pdf