En aquellas familias en las que existe más de un hijo es común que surja la duda de si es conveniente que convivan en el mismo cuarto. La complicidad fraternal y la falta de independencia se ponen en una balanza y resulta complicado decidir. A continuación, te presentamos algunas claves sobre lo que significa compartir habitación entre hermanos.
Beneficios de compartir habitación entre hermanos
En líneas generales, el hecho de que los hermanos compartan habitación es algo muy positivo que puede traerles valores y aprendizajes importantes para su vida.
- Fortalece el vínculo entre hermanos. Compartir espacio, risas, juegos y confidencias acerca a los pequeños y facilita que ambos crezcan y experimenten juntos. Esto, sin lugar a dudas, hará que se forme un vínculo más estrecho y especial entre ellos que los enriquecerá afectivamente.
- Enseña a convivir. El solo hecho de encontrarse en esa situación fomentará de manera natural su capacidad de empatía y resolución de conflictos. Los niños aprenderán a respetar el espacio, los ritmos y las opiniones del otro, y desarrollarán sus habilidades para negociar y hacer valer sus puntos de vista. Algo que les será de gran ayuda en su vida adulta.
- Mejora el sueño y las rutinas asociadas. Al compartir cuarto, el momento de irse a la cama se hace mucho más llevadero para los pequeños. El sentirse acompañados los ayudará a dormir más relajados y tranquilos, sin miedos. Además compartirán momentos y conversaciones muy valiosas al acostarse y al despertar.
- Fomenta la solidaridad entre hermanos. Dormir en el mismo cuarto genera una situación que alienta a la cooperación más que al individualismo. Compartir juguetes y objetos se vuelve algo natural y el sentimiento de equipo ayudará a reducir los celos entre hermanos a la mínima expresión.
Desventajas de compartir habitación entre hermanos
Por supuesto, y como todas las situaciones de la vida, compartir cuarto también tiene ciertos inconvenientes que se han de sopesar.
La transición de un cuarto a otro
En primer lugar, y en lo relativo al cambio de habitación del hermano pequeño, es necesario planearlo para evitar problemas, en la medida de lo posible.
Es recomendable que no se traslade al hermano menor al cuarto conjunto hasta que este tenga, al menos, un año de edad. De lo contrario, sus ritmos de sueño podrían afectar al descanso de su hermano.
Por otro lado, hay que dialogar con el hermano mayor y explicarle el cambio que va a producirse y cómo le afectará. Es importante resaltar los aspectos positivos y todo lo referente a la compañía y la complicidad que les proporcionará dormir juntos.
También se han de permitir ciertas licencias al hermano mayor con el fin de hacerle más agradable la transición. Pequeños detalles como permitirle escoger el lugar del cuarto donde poner su cama pueden ayudar a implicarle en el proceso con ilusión.
Menor independencia
Lógicamente, al compartir habitación, no existe un espacio propio, personal y delimitado para cada niño. Esto, en cierta medida, puede hacer que pierdan parte de su identidad individual.
Además, puede ocurrir que los niños se acostumbren tanto uno a la presencia del otro que se vuelvan menos independientes y acusen, en gran medida, la falta del hermano cuando esto así suceda. Puede que se les dificulte más dormir solos en ocasiones o entretenerse por sí mismos.
Interferencia en los ritmos de vida
También puede ocurrir que, en ocasiones, los despertares o llantos de uno de los hermanos interrumpa el descanso del resto. Aunque generalmente los pequeños se acostumbran y siguen durmiendo plácidamente.
Es posible también que, si se dedica el mismo espacio al juego, al estudio y al sueño, los horarios de ambos hermanos sean incompatibles en ciertos momentos. Especialmente si la diferencia de edad entre ellos es grande, puede que el mayor necesite estudiar mientras el pequeño quiere jugar o dormir.
Conclusiones
Tomando ciertas medidas pueden paliarse las desventajas. Se ha de proporcionar un espacio individual para cada niño dentro de la habitación y se han de respetar los distintos horarios de sueño, según la edad de cada uno.
Además, es imprescindible ir dialogando y escuchar las opiniones de los pequeños respecto al asunto, por si al acercarse a la preadolescencia decidieran que prefieren tener más intimidad.
A pesar de todo, los beneficios superan con creces los inconvenientes. Compartir habitación es una experiencia enriquecedora y positiva que recordarán siempre con gran cariño.
Bibliografía
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