Saber reconocer cuando un niño está triste de cuando está enfadado o malhumorado es muy importante para padres y educadores, ya que los motivos que originan uno u otro estado de ánimo son muy diferentes. Y, en el caso de la tristeza, es un estado de ánimo más complicado de gestionar.
Con lo cual, para ayudar a superar a un niño una etapa de tristeza, es necesario, primero, reconocer que está triste. Para lo cual, inicialmente, hay que identificar algunos síntomas de la tristeza, y luego intentar conocer y comprender cuáles son las causas que la originan.
La tristeza, una emoción básica
Al igual que el miedo, la ira, el asco, la felicidad y la sorpresa, la tristeza es, según Paul Ekman, una de las seis emociones básicas. Y, desde un punto de vista psicológico, la tristeza cumple una función adaptativa; es un tipo de reacción emocional que sirve para poner distancia de situaciones dolorosas.
La tristeza ayuda a sanar las heridas y el dolor provocado por situaciones muy adversas y pérdidas muy importantes. Pero también puede invadir la vida de una persona cuando esta no logra cumplir sus expectativas y se siente desilusionada. O cuando muchas de las situaciones de su vida son más difíciles o complicadas que alegres y agradables.
En este sentido, hay que recalcar que la tristeza y la gestión de ella se manifiesta de distintas formas y depende de la etapa madurativa, de la personalidad y el carácter de cada persona, como también de su trayectoria y experiencia vital.
Motivos y síntomas de la tristeza
Con respecto a los motivos, como hemos dicho, en el caso de las personas adultas, tiene relación con pérdidas, con rupturas, con situaciones complejas y dolorosas. Y, en el caso de los niños, los motivos de tristeza también pueden deberse a la pérdida de un ser querido. Pero, además, un niño puede estar triste por otras circunstancias o acontecimientos propios de su edad.
Irse a vivir a otra ciudad o cambiarse de colegio y alejarse de sus amigos habituales pueden ser motivos de tristeza para un niño. O cuando pierden a una mascota o dejan de ver por un tiempo prolongado a un ser querido, como es el caso en algunos divorcios o separaciones de los padres. O, incluso, un niño puede estar triste por el cambio de habitación que lo ha separado de su hermana o hermano.
En relación a los síntomas de la tristeza, los más comunes son el llanto, el decaimiento y la apatía. Sin embargo, existen muchos otros síntomas, como pueden serlo la falta de apetito o el aumento de este, la disminución o falta de concentración, la desgana y la necesidad de dormir mucho. O, por el contrario, en ocasiones, la tristeza puede manifestarse con insomnio e, incluso, mediante episodios de ansiedad.
¿Cómo reconocer cuando un niño está triste?
Los síntomas de la tristeza en los niños son similares a los de los adultos. Sin embargo, para los niños, por su evolución madurativa, les es más complicado poder reconocer que están tristes. Y todavía más poder identificar las causas o motivos que provocan dicha tristeza.
Síntomas de tristeza en los niños
Los padres deben poder reconocer cuando un niño está triste atendiendo a cuestiones como:
- Cambios repentinos en sus comportamientos o actitudes y que, además, se prolongan o permanecen en el tiempo.
- Cuando un niño llora a lo largo del día y, en ocasiones, sin motivos aparentes.
- Si se observa que come más y con relativa ansiedad. O si come menos, incluso cuando se trata de sus alimentos o comida preferida.
- Cuando sus ciclos de sueño cambian mucho en poco tiempo. Si duerme más o menos horas, o si se despierta mucho por las noches.
- Cuando un niño está más aislado, tanto de sus familiares como de sus amigos habituales.
- Si se percibe que su mente está dispersa, que está en otro lado y no en lo que está haciendo, y, por tanto, tienen dificultades para concentrarse y atender a sus tareas habituales y escolares.
- Habla y se comunica poco. Tanto en el hogar como en el colegio.
- Se muestra aburrido, apático y con pocas ganas y energía de hacer cosas, tanto con juegos como con actividades y gente con la que siempre se ha mostrado motivado y entusiasmado.
- Actúa, en ocasiones, de forma agresiva o se irrita con facilidad, y responde con gestos bruscos, como empujones o tirones, o eleva el tono de la voz.
Comprender para reconocer cuando un niño está triste y poder ayudarlo a estar alegre
La tristeza se diferencia de una pataleta o rabieta, e incluso de una depresión. A diferencia de la tristeza, la rabieta es pasajera y responde a motivos más triviales. Y una depresión se trata de un trastorno en el estado de ánimo, situación aún más compleja que una etapa de tristeza.
Por lo tanto, en la medida en que los adultos puedan reconocer cuando un niño está triste, les será más sencillo poder ayudarlo a gestionar esa tristeza. Así, mediante la escucha, el cariño y los abrazos, los padres, pueden convertirse en el mejor antídoto, compuesto del ingrediente alegría, para neutralizar la tristeza de sus hijos.
Bibliografía
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