¿Por qué comerse las uñas es dañino para los dientes de los niños?

El hábito de comerse las uñas repercute de manera negativa en la salud de los dientes de los niños, ya que puede causar enfermedades. Te contamos las consecuencias.
¿Por qué comerse las uñas es dañino para los dientes de los niños?
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 24 mayo, 2023

¿Sabías que cuando los niños tienen la costumbre de comerse las uñas de manera compulsiva, pueden dañar sus dientes? Además de lastimarse los dedos, los pequeños con este hábito conocido como «onicofagia», sufren consecuencias en su salud bucal.

Llevarse los dedos a la boca y mordisquear las uñas suele ser una acción inconsciente. Muchos pequeños la realizan para canalizar algún conflicto emocional, calmar la ansiedad, por aburrimiento o como una conducta que se imita. Aunque esta costumbre parezca inofensiva, puede dañar la boca. Sigue leyendo y entérate por qué este hábito es perjudicial para los dientes de tu hijo.

La onicofagia en los niños

Onicofagia es el nombre que recibe el hábito de morderse las uñas. Se trata de una conducta compulsiva e inconsciente en la que la persona se lleva las manos a la boca y mordisquea el extremo de sus dedos.

Si bien es una costumbre que se presenta en cualquier momento de la vida, un artículo de la Revista Científica de Odontología UNITEPC señala que es habitual en niños, niñas, adolescentes y jóvenes. El mismo texto indica que suele tratarse de un hábito temporal y su condición como conducta patológica depende de la frecuencia, la intensidad y la duración.

El origen de la onicofagia se ha relacionado con el estrés, la ansiedad o el nerviosismo. Ante situaciones que provocan inquietud en los niños, el gesto y la acción de llevarse las uñas a la boca servirían como liberadores de la tensión y mecanismos placenteros.

De hecho, en estudio publicado por la revista Iranian Journal of Medical Sciences, se vincula esta conducta con momentos de aburrimiento o a tener que resolver algún problema difícil.



Consecuencias de comerse las uñas en niños

Además del daño evidente que los niños sufren en sus uñas y en la piel que las rodea, la onicofagia provoca consecuencias a nivel bucal. Tanto los dientes como las demás estructuras orales son susceptibles.

Para comprender el daño que comerse las uñas puede provocar en los dientes de los niños, hay que considerar que las manos están siempre en contacto con sustancias extrañas y agentes patógenos. Con estas extremidades los pequeños se relacionan con el mundo que los rodea y, en muchos momentos, se ensucian y contaminan.

Los virus, bacterias, parásitos y otras suciedades que permanecen en las manos, ingresan a la boca en el acto de morderse las uñas. Por otro lado, también existe una acción mecánica sobre las superficies dentarias que puede desgastar el esmalte y hasta inflamar las encías. Veamos en detalle algunas de las consecuencias de la onicofagia en la salud bucal de los más pequeños.

Desgaste del esmalte dental

Cuando los niños se comen las uñas de manera repetitiva y constante, ejercen una presión excesiva sobre sus piezas dentarias. Esta fricción de las uñas contra los dientes desgasta el esmalte dental, que es el tejido dentario protector más externo.

Con el paso del tiempo, la pérdida prematura y continua del esmalte provoca sensibilidad y aumenta el riesgo de caries. Los incisivos centrales son las piezas más afectadas, debido a su posición y exposición al hábito.

Incremento del riesgo de caries

Las caries son una de las patologías más frecuentes de la boca. Su desarrollo suele asociarse a una higiene oral deficiente que provoca una excesiva colonización bacteriana, responsable de la fermentación de los hidratos de carbono de la dieta. Este metabolismo produce ácidos que desmineralizan los tejidos duros del diente.

Según un estudio que analizó la prevalencia de caries en niños con onicofagia, comerse las uñas aumenta el riesgo de que los pequeños desarrollen esta enfermedad en sus dientes por diferentes razones.

  • El desgaste del esmalte: como ya comentamos, la ausencia de esta capa protectora aumenta la susceptibilidad de las piezas dentarias a desmineralizarse.
  • La transferencia de bacterias que se acumulan en las uñas a la boca: el aumento de gérmenes en la boca altera la flora normal, favoreciendo el crecimiento de bacterias cariogénicas.
  • La permanencia de fragmentos de uña entre los dientes: su eliminación se dificulta con el cepillo o el hilo dental, lo que favorece el acúmulo de bacterias en la zona.

Problemas de oclusión

El hábito de comerse las uñas implica la aplicación de fuerzas constantes y repetitivas sobre los dientes de los niños. Esta presión puede alterar el crecimiento de los maxilares y la alineación de las piezas dentarias, causando problemas de mordida y maloclusión.

Según un artículo publicado por la revista Indian Journal of Dental Research, el apiñamiento y las rotaciones de los incisivos son las problemáticas que más se asocian con este hábito.

Daños en las encías

La onicofagia no solo afecta los dientes de los niños, las encías también están en riesgo. Las uñas pueden lastimar, cortar y causar heridas en los tejidos gingivales. Esto provoca la inflamación de la zona, incomodidad e incluso infecciones por el ingreso de las bacterias presentes en las manos.

Algunas llagas en la boca pueden relacionarse a los traumas en la mucosa y su colonización por microorganismos. Se trata de ulceraciones dolorosas, pero autolimitadas que se resuelven al cabo de una semana.

Mal aliento

El mal aliento en los niños suele deberse a la presencia de bacterias en la boca y una inadecuada higiene oral. Como mencionamos, comerse las uñas favorece el ingreso de gérmenes a la boca, lo que aumenta el mal olor.

Riesgo de infecciones

Cuando los niños se comen las uñas, los gérmenes presentes ingresan en su boca, aumentando el riesgo de infecciones. Pero estas no solo las producen las bacterias, también es posible que ingresen virus y hongos a la boca. El herpes labial o las verrugas, por ejemplo, pueden contraerse por contacto directo con el virus.

De hecho, un estudio de casos y controles que analizó los factores de riesgo de las infecciones comunes por el virus del papiloma humano (VPH) en niños, determinó que la onicofagia es el principal elemento que predispone el desarrollo de verrugas comunes en la cara, las manos y la cavidad oral.



Alteraciones temporomandibulares

La articulación temporomandibular sufre los efectos de la onicofagia. El constante estrés mecánico que provoca el mordisqueo puede alterar su funcionamiento. Esto provoca dolor al masticar y movimientos anormales de la mandíbula.

Soluciones para dejar de comerse las uñas y cuidar los dientes de los niños

Puedes explicarle a tu hijo los riesgos y las consecuencias de comerse las uñas y la necesidad de abandonar esa costumbre. Háblale sobre la importancia de mantener su boca sana y cómo la onicofagia perjudica sus dientes.

También puedes ayudar a tu hijo a identificar las situaciones o emociones que lo llevan a comerse las uñas. ¿Se muerde cuando está estresado, aburrido o nervioso? Intenta conocer qué desencadena ese comportamiento.

Otras veces será pertinente la búsqueda de ayuda profesional. Un psicólogo infantil podrá abordar el hábito y tratar los estados de ansiedad, depresión o estrés que pueden ser el trasfondo de la onicofagia.

Hasta que tu pequeño logre erradicar el hábito, mantener las uñas cortas y las manos limpias es una medida que disminuirá los efectos negativos en la boca. También es pertinente concretar una consulta con el odontopediatra para corroborar si hay daños orales y abordarlos.

Más allá de un mal hábito, es un riesgo para la salud

Morderse las uñas va más allá de ser un simple mal hábito. Representa un riesgo real para la salud bucodental de los niños, afectando no solo la apariencia de sus dientes, sino también su bienestar general. Abordar este comportamiento a tiempo y promover una buena salud oral desde temprana edad es fundamental para garantizar un desarrollo dental adecuado y prevenir futuros problemas.

Por último, recuerda que cada niño es único y eliminar el hábito de comerse las uñas puede requerir diferentes enfoques. Tu acompañamiento, paciencia y constancia, ayudarán a tu pequeño a superar la onicofagia y cuidar su sonrisa.


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