Los hermanos son uno de los mejores regalos que podemos brindarles a nuestros hijos. Son compañeros incondicionales, confidentes y un apoyo inigualable en el seno del núcleo familiar.
Por lo mismo, para una madre resulta desolador ver cómo sus hijos pelean, se enfrentan y pierden la oportunidad de disfrutar de un vínculo tan único y enriquecedor. Sin embargo, fomentar la cooperación entre hermanos es una tarea que debemos llevar a cabo desde que son pequeños para evitar ese tipo de situaciones conflictivas.
Son muchos los motivos que pueden generar fricciones y discusiones entre los hermanos. Desde diferencias de carácter hasta procesos evolutivos propios de la edad que los chicos estén atravesando.
No obstante, muchas veces el estilo de crianza y la actitud de los adultos contribuye a incrementar estas discrepancias. Si quieres animar a tus hijos a que formen equipo entre ellos, aquí te presentamos algunas claves que pueden ayudarte a lograrlo.
¿Cómo fomentar la cooperación entre hermanos?
Roles definidos
Para que una familia funcione adecuadamente es necesario que los roles estén claramente definidos. Así, aunque queramos implementar un estilo de crianza democrático, es importante que exista una diferenciación entre padres e hijos.
Los progenitores son los adultos responsables y encargados de poner las normas y velar por el bienestar de los hijos. Y estos, por su lado, han de respetar y seguir esas directrices.
Esta línea divisoria entre padres e hijos permitirá que los niños se perciban como iguales entre sí, que comprendan que pueden ser aliados y formar un frente unido dentro de la familia. Cuando estos roles son ambiguos, alguno de los hijos puede tomar actitudes de adulto y tratar de dominar o mandar sobre su hermano.
También es posible que surjan alianzas poco adecuadas entre algún progenitor y uno de sus hijos. Situaciones que, sin duda, entorpecerán la creación de un vínculo sano y sólido entre los hermanos.
Evita las injusticias
Una de las principales causas que generan rivalidad y conductas competitivas entre los hermanos son los tratos injustos impartidos por los padres. Si los niños perciben que uno de ellos recibe tratos de favor, concesiones y privilegios por encima de los otros, el conflicto estará servido. Además, esto puede dañar emocionalmente al resto de los hermanos.
Para evitarlo, trata de ser justo, equitativo e imparcial con todos ellos. Asegúrate de que las normas y las consecuencias sean similares para todos (evidentemente, teniendo en cuenta su edad y el nivel de responsabilidad que les corresponde). Trata a todos tus hijos con el mismo amor, respeto y comprensión.
Refuerza las conductas deseables
Hemos de tener cuidado con las conductas que reforzamos en los pequeños, pues a veces les enviamos mensajes contradictorios. Por ejemplo, evitar premiar a tus hijos cuando te cuentan los malos comportamientos o las transgresiones de sus hermanos. Hazles saber que tú, como madre, eres la encargada de corregir las conductas inapropiadas, pero que su tarea es permanecer unidos y apoyarse mutuamente.
Proporciona oportunidades para cooperar
Fomentar la cooperación entre hermanos requiere, muchas veces, una intervención activa por parte de los adultos. Hemos de enseñarles a cooperar y guiarles hacia ese tipo de conductas.
Para ello, es muy positivo proporcionarles oportunidades y entornos que se presten a la cooperación. Por ejemplo, asegúrate de que realizáis actividades en familia en las que puedan compartir tiempo y formar equipo entre ellos. O anímales, cuando tengan una duda o inquietud, a compartirla con sus hermanos y escuchar su opinión.
Resulta también muy adecuado mostrarles cómo sus diferencias de carácter pueden beneficiarles mutuamente. Por ejemplo, si uno de los niños es muy bueno en matemáticas y el otro en deportes, en lugar de compararlos anímalos a colaborar. Ambos pueden enseñarse mutuamente y ayudarse a mejorar. Esto, sin duda, reforzará su vínculo.
Fomentar la cooperación entre hermanos es una tarea diaria
Como muchos otros aspectos relacionados con la educación, fomentar la cooperación en nuestros hijos es una cuestión de perseverancia. No es suficiente con decirles que tienen que llevarse bien ni con planificar una actividad en grupo de vez en cuando. Nuestra actitud y nuestras conductas como padres deben estar siempre alineadas con el objetivo que perseguimos.
Puede que al inicio te parezca que implementar todas estas pautas no da resultado. Sin embargo, persevera y observarás grandes cambios. Por último, recuerda que tus hijos también son humanos y es normal que surjan conflictos entre ellos de vez en cuando. Mantén la calma y permite que los resuelvan; negociar también es parte de cooperar.
Bibliografía
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