¿Cuáles son las causas de la tartamudez?

Facilitar una atmósfera de tranquilidad permite que las personas con tartamudez se sientan más tranquilas para expresarse.
¿Cuáles son las causas de la tartamudez?
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 19 diciembre, 2022

El habla comienza con un balbuceo y, luego, se complica con sílabas y con combinaciones de palabras. Pero, ¿cuándo la interrupción súbita de una idea debe preocuparnos? ¿Cuándo la repetición de una sílaba nos señala que hay algo más? La llegada del habla en los niños suele ser muy esperado por los progenitores y el entorno. Eso hace que se viva con una atención (¡y tensión!) muy particular. No obstante, la tartamudez eventual es más frecuente de lo que creemos, aunque hay que estarse atento de algunas señales de alerta.

Sigue leyendo y entérate de qué se trata.

Qué es la tartamudez y cuáles son sus causas

La tartamudez es un trastorno de la fluidez verbal que se evidencia en el ritmo del habla. Como consecuencia, surgen repeticiones, verbalizaciones prolongadas, dificultades para iniciar una frase o detenciones repentinas.

Si bien, en la mayoría de los casos, la persona sabe lo que quiere decir, tal situación le genera incomodidad y presión. Por eso, el intento por comunicarse le implica un mayor esfuerzo. Es así como puede surgir un comportamiento para evitar dicha situación, lo cual provoca retraimiento, inhibición o vergüenza.

La disfemia -también conocida como tartamudez- suele tener su inicio alrededor de los 3 años. Pues es en esta etapa en la cual la mayoría de los niños son capaces de combinar varias palabras para expresarse. Este trastorno se presenta hasta en un 5 % de la población infantil.

Niño con tartamudeo se tapa la boca porque le da vergüenza hablar.
Algunos niños con tartamudez suelen evitar las situaciones de habla por vergüenza o inhibición.

Causas de la tartamudez

La mayoría de las investigaciones reportan que la tartamudez no se debe a una única causa, sino a la interacción de múltiples factores. Si bien estos no son del todo claros, se le atribuyen al trastorno los orígenes genéticos, fisiológicos o psicológicos:

  • Causas genéticas: cuando existen antecedentes en familiares de primer grado hay grandes posibilidades de padecerlo.
  • Causas fisiológicas: se refieren a algunos inconvenientes o alteraciones en el control motor del habla que implican dificultades en la coordinación motora, en el manejo de los tiempos y en aspectos sensoriales.
  • Causas psicológicas: a raíz de alguna vivencia traumática también se puede desarrollar una disfemia.

A estas causas, debe agregarse la tartamudez como una consecuencia de otro tipo de problemas, como por ejemplo, haber sufrido un accidente cerebrovascular.

Por otro lado, tal como señala Sangorrin (2005), la gran mayoría de las personas que tartamudean no tiene ningún cuadro psicopatológico, así como tampoco un perfil psicológico particular. Lo que sí se ha detectado es comorbilidad con síndrome de Down o con trastornos de ansiedad.



¿Cómo diferenciar la tartamudez de otras dificultades del habla?

Ordenar las ideas, concentrarse en lo que decimos y hacerse entender son actos que pueden resultar de enorme dificultad, especialmente para quienes están aprendiendo a hablar. La mayoría de las veces suelen ser dificultades transitorias que desaparecen con la práctica. Sin embargo, también es cierto que la detección temprana permite un abordaje oportuno y con menores frustraciones para el niño. Entonces, veamos algunas señales de tartamudez transitoria y otras que requieren un seguimiento de cerca.

Debes prestar más atención a conductas como las siguientes:

  • Cuando el niño expresa una cierta tensión o nerviosismo al hablar. Es decir, cuando hace un esfuerzo adicional.
  • Si aparecen algunos tics, movimientos, golpecitos o juegos con las manos, tensión en labios o evitación del contacto visual.
  • En el caso de que los problemas de fluidez persistan por más de 6 meses.
  • Si existen antecedentes familiares de tartamudez.
  • Si se presenta junto a otros problemas del habla o de desarrollo del lenguaje.

No debes alarmarte si tu niño…

  • Emplea algunas muletillas o palabras de relleno. Por ejemplo, “emmm” o “estemmm”.
  • Presentó problemas de fluidez, pero los superó antes de los 6 meses.
Se debe tener paciencia, ayudar a los niños y ofrecerles un ambiente tranquilo para que puedan expresarse de la mejor manera posible.

¿Qué podemos hacer frente a la tartamudez?

La tartamudez suele causar nerviosismo y derivar en una inhibición en las situaciones de comunicación. Por ejemplo, es posible que el niño se niegue a ser quien inicia una conversación o que se limite a expresar solo lo justo y necesario. Sin embargo, como interlocutores, podemos ayudar a que esto no suceda y favorecer un ambiente propicio para que el menor se sienta tranquilo y pueda expresarse.

Algunas de las recomendaciones para ayudar a los pequeños con tartamudez son las siguientes:

  • Animarlos a que practiquen el habla. Por ejemplo, pueden hacerlo a través de los soliloquios. De esta manera, se ejercitan a prueba y error y se enfrentan a una situación temida, pero sin las consecuencias y el malestar que acarrea cuando está frente a otras personas.
  • Respetar sus tiempos y tener paciencia. Además de mostrar asertividad, también implica actuaciones empáticas y respetuosas, como evitar completar las frases por ellos.
  • Ser un ejemplo como hablante. Por ejemplo, hablar de manera pausada y completa.


La tartamudez involucra mucho más que al habla

Concientizar acerca de la importancia de abordar la tartamudez viene de la mano con reparar las consecuencias psicológicas y sociales que genera cuando es crónica. Algunas de ellas son la inseguridad, la baja autoestima, el aislamiento y el retraimiento.

Como todas las dificultades, hay un componente de responsabilidad social que nos atañe. Tanto en la escuela como en los hogares, hay que enseñar a los niños a ayudar a quienes tienen dificultades para hablar, en lugar de burlarse de ellos. También, se trata de desarmar prejuicios y, en cambio, ofrecer información al respecto. Solo así, se podrá generar una circunstancia favorable para que la comunicación sea más amena y menos hostil.


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  • Sangorrín, J. (2005). Disfemia o tartamudez. Revista de neurología41(1), 43-46.
  • Humaní Gallegos, G. A. (2012). Características clínico-epidemiológicas de la tartamudez en niños de 3 a 10 años atendidos en el Instituto Nacional de Rehabilitación durante el periodo 2008-2010.
  • Guardia Arce, Karol Stephany, Garrón Prado, Mayerlin, & Guzmán Rojas, Arantxa Valeria. (2021). Disfluencia fisiológica en edad preescolar. Revista Científica de Salud UNITEPC8(1), 45-56. Epub 30 de junio de 2021.https://doi.org/10.36716/unitepc.v8i1.77

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