Cada menstruación trae consigo una decepción… ¡Quiero ser mamá!

Cuando el deseo de ser mamá se ve interrumpido por cualquier situación, la frustración no tarda en aparecer. En este artículo exploramos algunos de los sentimientos más comunes en esta etapa.

Cuando salgo a la calle, algunos bebés se sonríen de manera espontánea cuando me ven, incluso algunos abren sus brazos para que los cargue. Sus padres sonríen y yo también; y mientras los saludo pienso: Será que esta vez sí, será que esta vez sí estoy embarazada y los niños que sonríen a mi paso sienten la presencia del bebé que ya se está gestando en mi vientre. Así lo creo por unos días hasta que la sangre de la menstruación me decepciona de nuevo.


No puedo evitarlo. Cada mes me ilusiono nuevamente y pienso que esta vez sí quedaré embarazada, que mi pancita crecerá tanto como pueda y que dentro de ella estará un bebé hermoso y sano. Y aunque evito hacerme daño mirando tiendas de ropa y muebles de recién nacidos, me derrito cada vez que una niña o niño me sonríe en la calle.

No lo niego, las niñas me derriten. Las veo tan coquetas, que para mí son como una muñequita tierna a la que puedes vestir de lo más linda, colocarle lazos en el cabello y salir con ella a pasear por las calles. Cada vez que veo a una niña hermosa y coqueta en la calle sueño con mi hija y deseo que esté pronto aquí conmigo y con su papá.
También me encantan los varoncitos. Yo vestiría al mío como a un hombrecito, con camisas a cuadros o unicolores y pantaloncitos de tela. ¡Se ven tan hermosos! Le enseñaría a comportarse como un príncipe y a tratar a las mujeres como a unas princesas, porque eso somos todas.
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Cuando la menstruación se retrasa tengo esperanzas

No dejo pensar en eso, quiero ser mamá, me encantan los niños y hasta ahora no sé, no entiendo por qué no quedo embarazada. Cada mes intentamos con paciencia y amor concebir a un niño.  Y cuando creo que la menstruación está un poquito retrasada me ilusiono, pero a los días esa esperanza se transforma en una nueva decepción.

Recuerdo bien los días en los que estaba soltera, cuando me asustaba cada vez que pensaba que podría estar embarazada. Me llenaba de nervios al solo pensar en esa posibilidad y aunque me cuidaba de manera responsable, muchas veces me invadía el miedo. ¿Será que estoy embarazada?- pensaba aterrada porque imaginaba todos los sacrificios que tendría que hacer al quedar encinta en ese momento.

Pero ahora, ahora es diferente. Siento que he alcanzado muchos logros en el ámbito profesional y en el personal también. Mi pareja y yo nos amamos con locura y disfrutamos mucho el tiempo que compartimos juntos. Tenemos una casa linda aunque modesta y deseamos ardientemente ser padres.

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Es decepcionante no poder concebir

No entendemos muy bien por qué no he logrado concebir. Hemos buscado ayuda profesional e intentando un par de tratamientos de reproducción asistida pero hasta ahora no han dado resultado. Me pasa lo mismo con o sin ellos: Cada menstruación trae consigo una decepción.

Contradictoriamente no pierdo las esperanzas ni la fe ni la ilusión. Sé que llegará mi día, que un día tendré a mi bebé entre mis brazos y pienso que este tiempo me sirve de entrenamiento. Leo todo lo que puedo sobre maternidad y crianza y he tratado de aprovechar el tiempo para instruirme. Algunas amigas me sugieren que deje de hacerlo, más de una vez me han visto llorando porque aún no quedo embarazada, pero sé que el tiempo jamás es perdido y mucho menos cuando se invierte en  adquirir conocimientos.

Escucho los consejos de mis amigas, los de mi terapeuta y los del especialista en fertilidad y en verdad trato de no estresarme, de no obsesionarme y de no pensar tanto en quedar embarazada y aunque los escucho a todos, quisiera que esas personas que ahora dicen que no me preocupe que deje de pensar tanto en quedar embarazada un día me dieran las felicitaciones porque voy a ser madre.

Otras veces deseo no escuchar a nadie, así como cuando en la soledad de mi baño descubro que de nuevo me ha llegado la menstruación y que no estoy embarazada. He llorado muchas veces en el baño, con lágrimas silenciosas y amargas. Lo hago cada vez que la regla trae una decepción consigo, pero esas lágrimas también me reconfortan y al final de mi llanto, siento que de nuevo empieza un ciclo y que este mes podría traer buenas noticias.

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