El error de ayudar a los hijos cuando no lo necesitan

Ayudar a tu hijo cuando no lo necesita no facilita su vida. Al contrario, le priva de valiosas oportunidades para aprender. Te contamos los peligros de esta tendencia.
El error de ayudar a los hijos cuando no lo necesitan
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 03 octubre, 2022

En líneas generales, las últimas generaciones de padres son más conscientes y sensibles en cuanto a la crianza. Buscan ofrecer una educación de calidad y crear un clima emocional positivo para sus hijos mientras crecen. Sin embargo, en ocasiones esto se confunde con la permisividad, la falta de límites y la sobreprotección, lo que causa graves consecuencias. A fin de que esto no suceda en tu hogar, queremos hablarte del error de ayudar a los hijos cuando no lo necesitan.

Es posible que hayas visto videos, leído artículos o escuchado conferencias sobre los estilos de crianza que fomentan la autonomía. En estos, los niños de apenas dos años se visten solos, comen por su cuenta, se lavan los dientes e incluso colaboran con las tareas domésticas. Para algunos padres, esto causa admiración y sorpresa, mientras que en otros, despierta pena hacia el niño. ¿Por qué colocarle tantas responsabilidades desde tan temprano?

Sin embargo, muchos progenitores buscan facilitar la vida a sus pequeños tanto como sea posible. Entonces, entienden que les están librando de tareas pesadas y que les permiten disfrutar más de su infancia. Sin embargo, esto puede ser un grave error.

La tendencia de ayudar a los hijos cuando no lo necesitan

Sabemos que la tendencia de ayudar a los hijos cuando no lo necesitan únicamente alberga buenas intenciones. Estos padres solo pretenden demostrar su amor por sus niños a través de estos actos. También, pretenden aligerarles las cargas diarias y hacerlos sentir amados y apoyados.

Sin embargo, es fundamental recordar que la crianza ha de ser una preparación para la vida. Se trata de un período en el que los chicos puedan aprender, en un entorno seguro, lo que necesitarán para ser personas funcionales e independientes. A este respecto, si lo hacemos todo por ellos, les privamos de estas oportunidades. Así, cuando deban enfrentarse al mundo, no tendrán herramientas para hacerlo. Toda ayuda innecesaria empobrece al que la recibe. Por eso, te contamos por qué debemos dejarlos que se desenvuelvan solos cuando es posible.

A los pequeños les gusta sentirse productivos y que contribuyen en la vida familiar. Por eso, es una buena opción darles algunas tareas livianas o dejarlos participar cuando muestran interés en hacerlo.

Desean sentirse útiles

Desde muy pequeños, los infantes muestran interés por hacer cosas por sí mismos, tales como servir el agua, ayudarnos a cocinar o poner las pinzas de la ropa en el tendedero. A ellos les gusta sentirte útiles, productivos e independientes y disfrutan de participar de estas tareas cotidianas como parte de un equipo.

Cuando los adultos hacen todo por ellos, estos momentos desaparecen. Así, los pequeños pasan a ser una suerte de príncipes o princesas y los padres, sus lacayos. De esta manera, los chicos pierden la oportunidad de sentir que contribuyen a la vida familiar, que sus tareas son necesarias, apreciadas y reconocidas. Al no alcanzar los logros cotidianos, se limitan a tener un rol pasivo.

Necesitan practicar

Tener confianza en uno mismo y en las propias habilidades y capacidades es fundamental para enfrentarse a la vida. Sin embargo, para desarrollar esta confianza, los niños necesitan practicar, cometer errores y aprender de ellos en un entorno seguro como es el hogar. Al hacer todo por tu hijo le privas de esa oportunidad de mejorar y de construir su autoestima.

Un menor al que se le han marcado retos, se le ha permitido equivocarse y se le ha alentado a continuar, estará mejor preparado para asumir nuevos desafíos por sí mismo. En cambio, el chico que nunca ha tenido la necesidad de pasar por este proceso no contará con las herramientas necesarias cuando necesite hacerlo.

Han de confiar en sí mismos

Los niños deben aprender a confiar en sí mismos, lo cual se construye con base en sus propios logros. Si los adultos les facilitan todo, los hacen sentirse débiles y dependientes.

Uno de los regalos más valiosos que los padres pueden darles a sus hijos es ayudarles a construir la confianza en sí mismos, ya que esta será la clave que les permitirá avanzar y adaptarse en cualquier ámbito y contexto. Pero esta confianza no se construye con base en elogios vacíos, sino con logros reales. El niño necesita ver que puede hacerlo y demostrárselo a sí mismo para ganar confianza.

Por esto, ayudar a los hijos cuando no lo necesitan les transmite la idea de que nosotros no confiamos en ellos. De esa manera les transmitimos la idea de que les consideramos débiles e incapaces, y ellos se lo creen. Así, pueden convertirte en personas dependientes que nos necesiten para todo y no se atreven a intentar por su cuenta.

Tienen que aprender a tolerar la frustración

Por último, al hacer las cosas por sí mismos, los niños no solo aprenden esa habilidad en concreto, sino también el valor del esfuerzo y la capacidad para tolerar la frustración. Si siempre están sus padres para resolver sus problemas y necesidades, no ejercitan esta capacidad. En consecuencia, es posible que en adelante se frustren con demasiada facilidad, tiendan a rendirse y a no perseverar. Además, es probable que se sientan sumamente incómodos al recibir una negativa o cuando algo no salga como esperan.

Ayudar a los hijos cuando no lo necesitan entorpece su desarrollo

En definitiva, aunque deseemos facilitar la vida a los niños, es importante recordar que no siempre estaremos a su lado, por lo que necesitan saber desenvolverse por sí mismos. La labor de los padres es facilitar esas oportunidades de aprendizaje al asignar responsabilidades y retos acordes con la edad y las capacidades del menor. Su tarea es modelar las habilidades, acompañar en los tropiezos y alentar a volver a intentarlo.

Un niño que aprende desde pequeño a ser autónomo, a confiar en sí mismo y a asumir desafíos, será mucho más exitoso y feliz en etapas venideras. Sobreproteger es entorpecer el desarrollo y condenar a los pequeños a necesitar siempre ayuda. Por ello, en la medida de lo posible, debemos fomentar su independencia.


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