Hay muchos tipos de familias, por lo cual también hay muchos tipos de relaciones y de dinámicas en ellas. Atravesar una situación de separación o de divorcio nunca suele ser sencillo, por más que sea en buenos términos. Lo que sucede, es que hay que reestructurar y reorganizar las rutinas de todo el clan, con nuevas pautas que exigen cierta flexibilidad.
En la búsqueda de soluciones prácticas, el anidamiento es una forma de acuerdo que busca facilitarle el proceso de transición a todas las partes involucradas en una separación. Veamos de qué se trata. ¡No te lo pierdas!
En qué consiste el anidamiento
El anidamiento es un “nuevo formato” a la hora de afrontar el divorcio o la separación. Consiste en la alternancia entre los progenitores dentro de la vivienda familiar. De esta forma, se procura la estabilidad de los hijos pues quienes “rotan” de casa no son ellos, sino los adultos.
En todo momento, el objetivo es facilitar este proceso que suele ser bastante complicado, especialmente cuando hay niñas o niños pequeños. Por ende, la prioridad de los padres es lograr el bienestar de los hijos.
En general, el anidamiento suele ser una medida temporal y transicional, aunque la duración dependerá de los arreglos que haga cada pareja y cada familia.
Lo que no se debe confundir es la estabilidad que aporta una vivienda con la que aporta una relación armoniosa. Los niños pueden no cambiarse de casa, pero si las reglas no están claras entre los adultos, el conflicto igual se hará presente.
Ventajas y desventajas del anidamiento
Como todas las decisiones, el anidamiento supone una serie de beneficios. Entre ellos, encontramos las siguientes:
- Permite un tiempo apropiado para poder reorganizarse, tanto como familia como a nivel personal. De esta manera, se evita prolongar la convivencia en un clima hostil o incómodo, mientras se exploran alternativas que resulten adecuadas a la nueva realidad.
- Alivia el estrés para todos, especialmente para los niños, quienes no tienen que mudarse de una casa a la otra cada vez que visitan a sus padres.
- Es conveniente a nivel económico, ya que permite que el otro progenitor tenga más flexibilidad a la hora de elegir dónde vivir. No necesita equipar una vivienda nueva, ni alquilar una vivienda con una habitación propia y otra para los hijos, puede compartir piso, entre otros beneficios. De esta manera, se puede ordenar la economía con un poco más de tiempo, que es el aspecto que mayores problemas suele ocasionar entre la ex pareja.
Pero también, el anidamiento implica algunas desventajas, como las siguientes:
- Esta suerte de solución de continuidad puede resultarles más difícil de sobrellevar a los adultos implicados, especialmente si uno de los dos aún siente algo por el otro. Vivir bajo el mismo techo puede generar dificultades para “soltar”, para aceptar que hay una nueva realidad y también, para rearmar una nueva vida.
- También en el caso de los niños se da este fenómeno, pues muchos peques pueden crear en sus mentes la ilusión de que “aquí no pasó nada” y de que todo se puede solucionar. Este pensamiento obstaculiza la aceptación de la separación de los progenitores.
- El anidamiento requiere de mucho diálogo, ya que cuando uno de los progenitores se va y el otro ingresa, las cuestiones de la convivencia pueden seguir molestando. Por ello, si no existen acuerdos y una comunicación sincera sobre cómo manejarse dentro de la casa que comparten, el conflicto se desencadenará de una u otra forma.
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Algunas pautas sobre el divorcio y el anidamiento que hay que considerar
A continuación, vamos a brindarte algunas recomendaciones para que puedas abordar el tema del divorcio y del anidamiento de una manera seria, armónica y sana.
Dejar abierto el canal de la comunicación entre los progenitores
Es muy importante que la ex pareja sea clara en todo momento y que ambos se muestren abiertos y dispuestos a la comunicación, al diálogo y a los acuerdos. Puntualmente, se trata de dejar de lado el ego, las manipulaciones, el orgullo, el rencor y todo ese “coctel” emocional que puede nublar la negociación.
En muchos casos se recomienda iniciar terapia, ya sea individual o en pareja, a fin de buscar soluciones y lograr una separación menos conflictiva.
Aceptar, validar y gestionar las emociones de todos
En relación al punto anterior, no se trata de negar las emociones y todo lo que suscita una separación, sino de buscar una manera de expresarlas de manera saludable y gestionarlas. Que el otro (ya sea la ex pareja o los propios hijos) no se conviertan en los depositarios de los enojos y de las frustraciones.
También es importante mantener la sinceridad en todo momento, así como la asertividad.
Si algo no convence, no convence. Pero debemos ser capaces de decirlo y de expresar las dudas. Caso contrario, es posible quedarse con la sensación amarga de la derrota, lo que luego acarrea rencores y venganzas innecesarias. La relación que busque mantener la ex pareja será clave para el bienestar de los hijos, quienes muchas veces quedan como “rehenes” en el medio del conflicto.
Ser claros y sinceros con los niños
Finalmente, para que el anidamiento resulte exitoso es importante que los padres puedan ser claros con los niños en todo momento. En este sentido, que les expliquen cuál es la situación y que resuelvan todas sus dudas.
También, que se les conceda un espacio para preguntar y para expresar sus emociones. La gestión de las mismas en familia es un factor clave en estos momentos, especialmente para aclarar las expectativas.
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Conversar sobre las medidas a seguir
Más allá de que el anidamiento sea una nueva forma de estructurar a la familia, lo importante es poder encontrar una solución que les sirva a todos los implicados.
Para que resulte exitosa, requiere de la sinceridad de todas las partes: saber a qué se está dispuesto y qué puede afrontar cada uno. Especialmente, si se tiene en cuenta que los motivos de separación no afectan a todos por igual.
Las medidas tras una separación no siguen recetas universales, pues hay que atender a cada realidad y sobre todo, aunque parezca insistente, conversar hasta el cansancio. Solo de esta manera se podrán cuidar las relaciones familiares más allá de las circunstancias de la pareja.
Bibliografía
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- Gómez-Ortiz, Olga, & Martín, Lourdes, & Ortega-Ruiz, Rosario (2017). Conflictividad parental, divorcio y ansiedad infantil. Pensamiento Psicológico, 15(2),67-78.[fecha de Consulta 9 de Diciembre de 2021]. ISSN: 1657-8961. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80152474006