Más de un padre habrá pensado que se había ganado la lotería con su hijo. “¡Es un niño muy bueno! Se queda en brazos de cualquier persona”. Pero un buen día, casi de la nada, la suerte parece esfumarse y el niño se transforma en alguien completamente distinto.
Ya no desea quedarse en brazos de esa tía, ni siquiera tolera estar solo con su papá cuando la madre se ausenta por unos segundos. Las quejas se traducen en crisis de llanto angustiosas por parte del niño y esto genera una sensación de culpa y malestar en sus padres.
A pesar del desconcierto que genera, la angustia del octavo mes o ansiedad de separación es una etapa normal del desarrollo emocional y social de los niños. A continuación, te contaremos más de qué se trata. ¿Nos acompañas?
¿A qué llamamos ansiedad de separación?
La ansiedad de separación es un hito del desarrollo socio emocional de los niños, que ocurre entre los 8 y los 18 meses de edad. Se caracteriza por una sensación de angustia intensa en el bebé, cuando su principal figura de apego se aleja de él.
Generalmente, la ansiedad se produce cuando la madre desaparece de la vista del bebé. Esto es así porque suelen ser las que más tiempo pasan con el niño en los primeros meses de vida. Por ende, se convierten en su principal figura de apego.
¿Por qué el bebé manifiesta ansiedad de separación a los 8 meses?
Alrededor de los 8 meses los bebés comienzan a reconocerse como individuos y a comprender que sus padres son seres distintos a ellos. Pero a su vez, ellos son su fuente de cuidado, cariño y seguridad. Por lo tanto, al tomar distancia de sus progenitores se sentirá inseguro y desvalido.
Por otra parte, en esta etapa el bebé tiene poca noción del tiempo y lo que para nosotros es un segundo, para ellos puede representar una eternidad. Desaparecer por un momento de su vista, puede ser entendido por el niño como un abandono permanente.
Por este motivo, las reacciones de angustia suelen ser desmedidas y revierten automáticamente cuando el cuidador regresa.
Finalmente, en esta etapa los bebés están desarrollando el concepto de permanencia del objeto. Esto es lo que le ayuda a comprender que cuando un objeto o una persona se alejan de su vista, no desaparecen por completo. Por más de que su madre salga de la habitación, volverá. Habitualmente, esta idea se termina de afianzar después del primer cumpleaños.
Consejos para ayudar al bebé a tramitar la ansiedad de separación
Como primera medida, es importante recordar a diario que esta etapa es esperable y necesaria para el correcto desarrollo del bebé.
En segundo lugar, es importante mantener una actitud comprensiva y cariñosa con la angustia del niño. No pensar que esto se trata de un “capricho” para llamar nuestra atención. Esta angustia es real para él y simboliza el apego seguro con sus cuidadores.
Finalmente es importante tener en cuenta algunos consejos para atravesar esta etapa de la mejor manera posible. A continuación te mencionaremos algunos:
- Ser simple y breve al momento de las despedidas.
- Planear una rutina diaria, para que el bebé pueda anticiparse a los eventos sin tanta angustia.
- Ser empático con el bebé y ofrecer afecto cuando lo demanda. Buscar una manera amorosa para dejarlo, si la que estamos implementando lo pone intranquilo.
- Prometer solo aquello que podamos cumplir, sino nuestro hijo perderá la confianza en nuestras palabras.
- Adecuar los mensajes al nivel de entendimiento del niño.
- Hacer ensayos antes de los cambios bruscos de rutina, tales como el comienzo del jardín o la vuelta al trabajo. Esto le permitirá al bebé habituarse a los nuevos cuidadores y aceptar la separación gradualmente.
- Jugar a las escondidas con una manta en la cara o a tirar y recoger objetos, para ayudar al niño a tramitar sus emociones y ordenar su estructura psíquica en esta etapa.
¿Qué cosas debes evitar?
En línea con lo anterior, es importante no interpretar las manifestaciones de esta etapa como estrategias de manipulación de los bebés. Si bien la angustia cesa cuando el cuidador principal regresa, lo que motiva esta reacción es el sentimiento de abandono y vulnerabilidad en el pequeño.
Por este motivo es importante ayudarlo a comprender las transiciones validando lo que siente. Es decir, adoptar una postura empática y cariñosa con el niño para enseñarle que nos vamos de su vista, pero que regresaremos luego.
No es aconsejable postergar la ida de casa, pero sí es importante planificarla con tiempo. Evitar que coincida con los momentos de hambre o sueño del bebé. En caso de tener que hacerlo de todos modos, intentar que el cuidador a cargo elabore alguna distracción para que la despedida sea breve y leve.
Si hay que dejar al niño en algún lugar fuera de casa, no es conveniente que la madre desaparezca bruscamente y sin aviso. Esto solo empeorará el temor al abandono y la angustia del niño. Por el contrario, es importante estar atento las señales del pequeño y retirarse cuando sea el momento más apropiado.
Finalmente, es importante saber que evitar despertar la ansiedad de separación del niño no es la solución. Si bien lo deseable es que la angustia se controle rápidamente, el no exponer al niño a la separación de sus padres no le permitirá elaborar la salida de esta crisis vital.
Acerca de las crisis de la infancia
Al igual que con el resto de las crisis infantiles, a los pediatras nos tranquiliza saber que ocurren. Esto nos indica que el cerebro del niño está madurando de una manera esperable. A pesar de las dificultades que implica atravesar estas etapas, son los pasos necesarios para un desarrollo saludable.
Bibliografía
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