Ancianos "forzados" por sus hijos a cuidar de sus nietos

Los abuelos son una pieza fundamental en la crianza de los niños, porque les brindan un amor incondicional y les hacen vivir experiencias que se recuerdan para toda la vida. Además, son las personas que siempre están dispuestas a entenderlos y a tranquilizarlos cuando lo necesitan.

Después de los padres, los abuelos son las personas a las que más acuden los pequeños para abrir su corazón y expresarles su confianza. Asimismo, junto a ellos encuentran protección, seguridad y bienestar, porque su cuidado es detallado.

Los abuelos se convierten en los cómplices de los niños, pues su amor desenfrenado los lleva a cumplirles la mayoría de sus caprichos. Esto ocurre porque ya experimentaron lo que es ser estrictos como padres y en la tercera edad quieren disfrutar una nueva etapa de la crianza.

Son personas que siempre están dispuestas a jugar con los niños y a brindarles momentos de diversión. De esa manera, les ayudan a fortalecer las habilidades motrices y les incrementan la autoestima.

Adicional a ello, aprovechan su amplia experiencia para transmitirles a los más chicos algunas enseñanzas vitales. Así, les comparten vivencias que los hacen reflexionar, les indican cuál es la manera indicada de actuar y les permiten ser mejores personas.

Sin embargo, es fundamental entender que hay un límite y que toda la responsabilidad no puede recaer sobre los abuelos. Pues, cuando los padres se desentienden del todo acaban por afectar la calidad de vida de los abuelos y de sus hijos.

Los abuelos forzados a atender a los nietos

La tercera edad es una etapa en la que las personas merecen descansar y ya no tienen las mismas fuerzas para encargarse de las funciones exhaustivas. No obstante, muchos padres les entregan la responsabilidad diaria de cuidar a los nietos.

Esto les puede generar problemas físicos a los abuelos, pues un niño implica una movilidad constante. El trajín excesivo les causa dolencias y son personas que ya no tienen la misma predisposición para soportar grandes desgastes y esfuerzos.

También les puede ocasionar inconvenientes a nivel emocional, pues al estar ocupados todo el día pueden sentir estrés, tener dificultades en el descanso y percibir una sobrecarga de responsabilidades.

Asimismo, los abuelos pueden sentir que no les queda tiempo para atender sus propias necesidades. De esa manera, es posible que descuiden los hábitos cotidianos y aplacen las visitas al médico.

Sin embargo, muchos abuelos tienden a aceptar este comportamiento, debido a que creen que sus hijos se pueden molestar o que sus nietos van a pensar que no les quieren brindar afecto.

Las consecuencias para los niños

Cuando la atención del niño recae sobre los abuelos, este sienten un vacío emocional que no puede llenar e incluso, llega a pensar que sus padres no tienen interés por él ni están pendientes de su desarrollo.

Además, no logran formar un vínculo estrecho con sus progenitores, porque no llevan a cabo un diálogo frecuente para entrar en confianza.

A tener en cuenta

Por todas esas razones, es indispensable entender que los abuelos son un apoyo, pero la responsabilidad no debe caer enteramente en ellos. De esa manera, con la relación apropiada pueden brindar un amor incondicional y a la vez, cuidar su propio bienestar.

Asimismo, la relación adecuada entre todas las partes permite que el niño sienta más plenitud, porque recibe una gran dosis de amor y apoyo de toda su familia.