Cómo afrontar el fin de vacaciones de los niños: 6 consejos y recomendaciones

Para afrontar el fin de las vacaciones de los niños y entusiasmarlos con el regreso a clase, es importante poder recuperar el sentido y el para qué del aprendizaje.
Cómo afrontar el fin de vacaciones de los niños: 6 consejos y recomendaciones
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 17 septiembre, 2022

Pensar en el fin de las vacaciones de los niños puede que nos cause un nudo en la garganta. Se pasa de tener todo el día por delante para hacer actividades de nuestro interés a tener que pensar en las tareas de ciencias naturales, en las tablas de multiplicar o en cómo deletrear correctamente ciertas palabras.

Visto de esta manera, sería casi imposible pensar que la escuela tiene su atractivo. ¡Y vaya que lo tiene! Sin embargo, empezar con entusiasmo el nuevo curso también tiene mucho que ver con el modo en que afrontamos el fin de las vacaciones y en qué llevamos a cabo esa transición. Veamos entonces algunos consejos y recomendaciones.



6 consejos para afrontar el fin de vacaciones de los niños

Rara vez, el final de las vacaciones se vive con una única emoción reinante. En general, los niños pueden estar felices de encontrarse con sus compañeros de clase, especialmente si no se han podido frecuentar demasiado en vacaciones. Pero también experimentarán algo de desánimo por el regreso a los horarios, las tareas y las obligaciones diarias.

Incluso la familia completa se ve implicada a la hora de retomar la dinámica escolar. Especialmente porque no solo los pequeños vuelven a la escuela, sino que también los adultos deben prepararse para contener, acompañar y ayudar a resolver las tareas, entre otras cuestiones. Por esto mismo, es importante considerar algunos consejos para afrontar el fin de vacaciones de los niños.

1. Despertarse con anticipación

Varios días antes de la vuelta al cole es bueno comenzar a retomar los horarios de manera progresiva. Levantarse cada vez un poco más temprano es ideal para que no cueste tanto hacerlo el primer día de clases.

Esto implica tomar medidas tanto al final de los días de descanso, como empezar a retomar los horarios de sueño habituales; y en los días de comienzo de clases, cuando habrá que levantarse con mayor anticipación de la habitual. Por ejemplo, es probable que ese primer día a los chicos les cueste más salir de la cama y estar preparados. Para evitar las discusiones matutinas, quizás necesitamos un poco más de tiempo hasta recuperar el ritmo.

2. Preparar el material y el uniforme los días previos

También, para entrar en sintonía escolar, es oportuno involucrar a los chicos y hacerlos parte en la preparación de las mochilas o en la compra de los útiles. Estas suelen ser actividades que los entusiasman, ya que tienen la posibilidad de elegir las cosas de acuerdo con sus propios gustos. Por lo tanto, resulta útil para crear un clima emocional positivo y de interés en el pequeño.

3. Aceptar la gradualidad de los primeros días

No pretendamos que los niños estén conectados al 100 % con sus obligaciones en la primera semana. De hecho, será necesario buscar una alternancia entre la rutina y algunas actividades diferentes de ocio. Por ejemplo, salir a tomar un helado en mitad de semana, ir al parque o realizar alguna actividad que sea de interés para el menor es una buena opción. De este modo, evitamos sentir el cambio de una manera tan brusca. Otra alternativa puede ser la de preparar su comida o golosina favorita para que lleve al colegio.

4. Ser flexibles y procurar conservar la calma

Tal como comentamos, los primeros días pueden plantearse como un desafío. Sin embargo, enojarnos y presionarlos al único camino que conduce es al del mal humor. Como adultos, también debemos tomar conciencia de las emociones que implican este nuevo ciclo para encontrar una forma de gestionarlas. Por eso, lo mejor es mostrar cierta flexibilidad y tratar de mantener la calma.

5. Entusiasmarlos con objetivos y propósitos nuevos

La motivación es importante, ya que funciona como una brújula y nos indica hacia dónde ir. Como parte de un nuevo comienzo tras el fin de las vacaciones de los niños, podemos hacer un ejercicio familiar de cierre en el que nos preguntamos qué nos llevamos del curso anterior y qué queremos lograr en este nuevo ciclo. Así, también sabremos qué les entusiasmó y qué no les gustó antes, para tener más herramientas para acompañarlos en esta etapa. Además, es positivo conversar sobre los beneficios de asistir a la escuela, los aprendizajes que hay por delante y otros temas que hacen a la cuestión.

Conversar con los niños sobre la experiencia de la vuelta a clases nos permite participar junto con ellos y conocer cuáles son sus sensaciones en el inicio de este nuevo ciclo.

6. Ser parte de la vuelta al cole

En este sentido, es ideal poder conversar sobre su experiencia de volver a clase, cómo se sintieron o si hay algún compañero nuevo, entre otros temas. Es decir, antes de finalizar el día, es importante compartir sobre la jornada. Esto también nos permite medir el minuto a minuto o el pulso de lo que sucede y saber cómo evoluciona este cambio. Por ejemplo, en edades tempranas o como una consecuencia de la pospandemia, pueden aparecer algunas experiencias de angustia por separación. Por eso, dialogar con los niños nos permite darles el apoyo que necesitan.



Aprender a adaptarse y disfrutar de todo

El regreso a clases es mucho más que volver a ajustarse a los horarios cotidianos y a una agenda específica. Es una oportunidad de reencontrarse con los compañeros, de tener nuevos aprendizajes y de adquirir mejores y nuevas herramientas. A veces, en el trajín del día a día, nos olvidamos de estos aspectos que son esenciales y le dan un sentido a la escuela.

Por eso, siempre es bueno, tanto para los chicos como para los adultos, tomarse algunos momentos para recordar y conectar con ese “para qué”. De esta manera, podemos mirar con otros ojos nuestra cotidianidad y también replantearnos aquellas cosas que quisiéramos cambiar o mejorar. Debemos poder encontrar en cada una de nuestras actividades, aunque sean rutinarias o con ciertas reglas, el disfrute y el placer.

Por último, la idea es que podamos aprender a adaptarnos y ser flexibles. Así, lograr apreciar todos los momentos de la vida, con todos su pro y sus contras.


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