Cómo afectan los colorantes a la salud de los niños
Los aditivos alimentarios, como los colorantes, son sustancias que generan mucha controversia entre los expertos en nutrición. A pesar de que algunos han demostrado ser inocuos, otros podrían afectar negativamente la salud a medio plazo. Por este motivo, te vamos a contar cómo afectan los colorantes a los niños para evitarlos.
Antes que nada es preciso hacer hincapié en la necesidad de cuidar la pauta dietética durante todas las etapas de la vida. Si en ella se garantiza un aporte óptimo de nutrientes, se reducen las probabilidades de desarrollar algunas patologías crónicas y complejas. Además, sentar las bases de una nutrición equilibrada durante la infancia es esencial para mantener los buenos hábitos a futuro.
¿Son malos los colorantes?
Lo primero que hay que tener claro es que no todos los colorantes son iguales, ya que bajo esta denominación se incluye un grupo heterogéneo de sustancias.
Algunas de ellas son de origen natural, como la curcumina que proviene de la cúrcuma. Esta ha demostrado ser beneficiosa para la salud, pues su consumo favorece la prevención de patologías crónicas y complejas.
En contraparte, otros colorantes son de origen industrial y podrían resultar peligrosos para la salud a medio plazo. De hecho, muchos ya se han retirado de el mercado porque aumentaban el riesgo de cáncer tras el consumo. Y en este grupo también se encuentran la tartrazina, el rojo cochinilla y el amarillo de quinoleína, que están en el ojo del huracán.
En concreto, el consumo de tartrazina se vinculado a efectos teratogénicos en animales, según evidencia una investigación publicada en la revista Toxicological Research. Aunque los resultados no son totalmente extrapolables al ser humano, se sospecha que este colorante podría inducir cambios epigenéticos en las nuestras células.
El problema de la nomenclatura de los colorantes
Como has visto, existen colorantes que pueden resultar beneficiosos para la salud de los niños, mientras que otros todavía generan dudas entre la comunidad científica.
El principal problema radica en las dificultades para interpretar los etiquetados de los productos, ya que todos los colorantes se describen con una E seguida de un número determinado. El consumidor general no conoce este código y por ende, no sabe con certeza a que tipo de aditivo se enfrenta. Esto puede generar confusiones y la toma de malas decisiones a la hora de elegir el alimento.
Si bien los colorantes de origen natural no suelen ser perjudiciales para la salud, los sintéticos deben evitarse siempre que sea posible. Tanto en la dieta de los niños como en la de los adultos.
En este sentido, la mejor estrategia es promover el consumo de alimentos frescos y reducir la ingesta de ultraprocesados industriales. Los primeros nunca contienen aditivos en su interior, ni colorantes ni conservantes. De hecho, si se desea utilizar algún aditivo durante el cocinado para mejorar las características organolépticas de las comidas, lo mejor es echar mano de las especias culinarias.
Las alergias a los colorantes
Por último, has de saber que los colorantes, al igual que otros aditivos, pueden provocar reacciones alérgicas en los niños.
De este modo, si se detectan alteraciones en la apariencia de la piel, picores, hinchazón, dificultad para respirar o dolor de garganta tras el consumo de un determinado producto, es fundamental concurrir a la central de emergencias cuanto antes.
En una segunda instancia, es mandatorio identificar la sustancia alergénica que causó la reacción para poder evitarla a futuro.
Reduce la presencia de los colorantes en la dieta de los niños
Lo mejor para la salud de los niños es evitar el consumo de aditivos, tanto de colorantes como de otros compuestos artificiales.
En el caso de optar por algún elemento para mejorar la apariencia de los platos, las opciones más convenientes son las especias culinarias. Estas no solo le otorgan sabor a los alimentos, sino que además aportan antioxidantes que ayudan a mantener un buen estado de salud.
Asimismo, es necesario promover buenos hábitos dietarios desde la infancia, como asegurar la presencia de alimentos frescos en la pauta de cada día.
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