Absceso dental en niños: causas y recomendaciones
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Las infecciones en los dientes y las muelas de los niños pueden dar lugar a la aparición de un absceso dental. Se trata de una colección de pus dentro del hueso, en la encía o incluso, en otras zonas de la boca o de la cara.
El tratamiento oportuno de esta problemática es muy importante, pues además del malestar que ocasiona en los pequeños, puede diseminar la infección a otras partes del cuerpo.
En este artículo te contamos por qué aparece el absceso dental en los niños y cómo reconocerlo. También sabrás cómo prevenirlo y cómo actuar en caso de que se produzca. Entérate más aquí.
¿Qué es un absceso dental?
El absceso dental en los niños es una acumulación de pus originada por una infección bacteriana. Esta colección de material putrefacto se ubica en una especie de bolsa que presiona los tejidos para salir al exterior.
Se puede localizar en distintos sitios de la cavidad bucal, aunque los abscesos más frecuentes son los periapiacales (en los extremos de las raíces dentarias) y los periodontales (sobre las encías, a los costados de la zona radicular).
Pero como ya adelantamos, los abscesos pueden afectar otros sitios más distantes, dentro y fuera de la boca. Es así que pueden alcanzar los tejidos blandos del piso de la boca, el cuello y las mejillas. Y en estos casos, el riesgo de complicaciones es muy alto, por lo que se debe actuar con urgencia.
A veces, el absceso dental de los niños puede abrirse paso hacia el exterior a través de una fístula. Esto es una especie de canal que crea el organismo para conectar una cavidad purulenta con una zona más superficial y así, evacuar su contenido. A simple vista, luce como una especie de granito sobre la mucosa oral o sobre la piel.
Causas del absceso dental en los niños
La causa de un absceso dental en los niños es una infección bacteriana dentro de una pieza dentaria. Estos gérmenes pueden llegar al interior del diente a través de una caries o de una fractura.
Las caries sin tratar son el origen más común del problema, pues las mismas bacterias que destruyen los tejidos duros del diente llegan a la pulpa, la zona más profunda del mismo. Así, el nervio se muere y se desarrolla el proceso infeccioso.
El contenido putrefacto propio de la infección dentro del elemento dentario se acumula en los extremos de las raíces o en la zona periodontal. Y poco a poco se forma el absceso.
Los golpes fuertes en los dientes o los grandes arreglos también pueden llevar a la muerte pulpar y a su posterior infección.
Síntomas del absceso dental en los niños
Para ayudar a los niños a aliviar su malestar, es fundamental conocer las manifestaciones del absceso dental. A continuación, te contamos los más comunes:
- Dolor en el diente afectado: la presión que ejerce el pus sobre los tejidos que lo rodean genera dolor punzante o palpitante. El niño puede relatar que siente que la muela “le late”.
- Sensibilidad: hay molestias al morder y al ejercer presión sobre el diente afectado. También, con los alimentos y las bebidas frías y calientes.
- Dolor que se extiende a la mejilla, a la oreja, a la mandíbula y al cuello del lado afectado.
- Diente flojo.
- Encías rojas, hinchadas o con un pequeño bulto que sobresale. Al tocarlas y ejercer presión molestan o duelen.
- Boca de fístula sobre la encía.
- Gusto amargo en la boca.
- Mal aliento.
- Hinchazón del cuello, debajo de la mandíbula o en las mejillas. Estas zonas pueden volverse rojas, calientes y sensibles.
- Inflamación y sensibilidad de los ganglios linfáticos ubicados debajo de la mandíbula y el cuello.
- Fiebre.
- Dificultad para respirar o tragar.
- Alivio del dolor si se rompe el absceso o aparece una fístula que drena pus.
Complicaciones
El absceso dental en los niños requiere tratamiento odontológico pues, muchas veces, el propio cuerpo logra drenar el contenido de la cavidad purulenta hacia el exterior. Si bien esto disminuye los síntomas, no quiere decir que el problema esté resuelto.
La infección en el interior del diente, hueso y encías continúa y una infección que no se trata puede extenderse a la mandíbula, al piso de la boca y a otras zonas de la cabeza y el cuello. Según la gravedad de la afección, también puede poner en riesgo la vida de la persona.
Si el infante presenta fiebre, nauseas o vómitos o hay dificultad para tragar, hablar o respirar es importante que reciba atención médica urgente. También, si el absceso alcanza el cuello o los párpados, o el dolor empeora. En estos casos, podría ser necesario hospitalizarlo para evitar complicaciones más graves.
Tratamiento del absceso dental en los niños
Cuando los niños tienen un absceso dental es muy importante llevarlos cuanto antes al odontopediatra. El profesional evaluará la situación para realizar el mejor tratamiento, según las necesidades del caso.
El uso de antibióticos para tratar la infección es necesario y en general, se acompaña de un tratamiento antiinflamatorio para disminuir las molestias y favorecer a la recuperación.
Según el problema se localice en un elemento dentario de leche o en uno permanente, variarán las alternativas de tratamiento. También, estas dependerán del grado de compromiso de otros tejidos, de la posibilidad de originar complicaciones graves o del tiempo restante que le quede al diente en la boca.
En términos generales, se trata de conservar la pieza dentaria en la boca y drenar el absceso para eliminar el foco infeccioso. Esto casi siempre se realiza a través de una perforación dentro del mismo elemento dentario. Luego, se limpian y desinfectan los conductos y se realiza una endodoncia para solucionar el problema.
En algunos casos más complejos o peligrosos, cuando la infección se ha extendido, la extracción de la pieza dentaria puede ser la mejor solución. Una vez resuelto el problema, se deberá realizar la rehabilitación correspondiente para mantener la salud, la función y la estética bucal.
Son muy pocos los casos de niños que requieren una intervención quirúrgica para drenar el absceso a través de la piel o las mucosas. Esta técnica consiste en realizar una incisión sobre la zona hinchada para ayudar a eliminar el pus. Y luego, por dentro de la cavidad, será necesario tratar o sacar el diente problemático.
Remedios caseros
Existen algunas prácticas domesticas que pueden ayudar a los niños con un absceso dental a sentirse mejor. Estos remedios caseros de ninguna manera reemplazan el tratamiento odontológico. Simplemente, son medidas que alivian a los pequeños hasta que se resuelva el inconveniente:
- Aplicar paños o compresas frías de manera intermitente, no más de 20 minutos por vez, sobre la cara hinchada para disminuir la inflamación.
- Hacer buches con agua tibia y sal, pero sin que el niño la trague.
- Mantener la boca higienizada. Cepillar el diente afectado con suavidad. En casos de piezas dentarias con grandes cavidades de caries, se deben tratar de eliminar todos los residuos que se hayan acumulado en su interior.
- Administrar la medicación prescripta por el odontólogo de la manera correcta. No se debe suspender si el niño ya se siente mejor, pues el antibiótico debe completar todo el ciclo para evitar resistencias farmacológicas.
- Evitar comidas muy frías o calientes.
- Nunca intentar drenar o tratar el absceso del niño por sí mismos en la casa. Esto es muy peligroso. Siempre la mejor solución es estos casos es buscar ayuda profesional.
¿Cómo prevenir el absceso dental en los niños?
La mejor manera de evitar las molestias y los riesgos asociados al absceso dental de los niños es prevenir su aparición. Y en esta tarea, los padres cumplen un rol fundamental.
Mientras menos bacterias proliferen en la boca de tus hijos, menos posibilidades de caries y de infecciones tendrán. Para esto es fundamental sostener hábitos saludables como una dieta sana y una adecuada higiene bucodental.
Llevar al niño del odontopediatra de manera regular también ayuda a prevenir este problema. Pues el profesional es un aliado de los padres en mantener sana la boca de sus hijos.
Y si a pesar de los cuidados sospechas que tu pequeño puede tener un absceso dental, no pierdas tiempo. Busca de inmediato atención profesional para evitar que la infección se propague y se convierta en una emergencia.
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