El abandono escolar es un problema de todos, tanto de la familia, como de la sociedad. Los jóvenes que no continúan sus estudios al terminar la educación secundaria, o que ni siquiera la finalizan y obtienen su título, tienen más posibilidades de enfrentarse a condiciones de riesgo, dependencia económica o depresión.
Las personas que no culminan su educación tienden a tener empleos con sueldos insuficientes, por lo que podrían llegar a sentirse frustrados. Además, no pasan desapercibidos para la sociedad, ya que aumenta la desigualdad y representan una responsabilidad para los servicios sociales de los Estados.
No obstante, es importante destacar que existen alternativas y que no todas las personas tendrán el mismo destino. Para que tu hijo nunca pase a ser parte de ninguno de los grupos mencionados, te ofrecemos algunas sugerencias que puedes poner en práctica. Recuerda, la educación comienza desde casa.
«Una situación de fracaso en la escuela, de alguna forma, lleva al muchacho a buscar otras alternativas a la misma y se encuentra con la calle, y todo lo que conlleva».
Psicólogo Francisco Javier Rodríguez y otros.
Causas que motivan la interrupción de los estudios
La interrupción de los estudios es un problema con causas diversas y más común de lo que puede parecer. Tal y como advierte la Unesco, la deserción escolar es a menudo un proceso más que el resultado de un solo evento. Con esta advertencia en mente, te dejamos con una recopilación de algunos factores:
- Los bajos recursos económicos de la familia. Se trata de una variable que impulsa al niño a ingresar al medio laboral antes de terminar sus estudios. Este factor lo destaca un trabajo sobre las causas del abandono escolar temprano publicado por la Universidad de Granada.
- El embarazo en la adolescencia. Tal y como advierte un estudio publicado en Journal of Adolescent Health, convertirse en padre a una edad temprana es un factor de riesgo para la deserción escolar.
- Las influencias negativas. Ya sea del entorno familiar en el que vive el joven, el de sus amigos, vecinos y el resto de la sociedad en la cual se mueve.
- Las adicciones tempranas a drogas. Como por ejemplo hacia el cigarro y el alcohol.
- Factores diversos. Entre los cuales destacamos el bajo rendimiento, el acoso escolar, las experiencias negativas en la escuela, el poco interés, las muchas distracciones o la falta de apoyo que puede recibir en su centro educacional.
De acuerdo con un estudio llevado a cabo en la Universidad de Murcia, se pueden clasificar las causas en dos grandes tipos: endógenas y exógenas.
- Entre las razones endógenas se cuentan la mala situación económica, la pérdida de familiares, el bajo rendimiento, las adicciones y las conductas de riesgo.
- Entre las razones exógenas destacan un clima escolar y un modelo curricular desmotivadores.
La investigación menciona también como factores que conducen a la deserción conflictos de inadaptación y la pérdida del valor social de los estudios. Esto es, la incoherencia entre formación, empleo y salario.
Cómo motivar en casa los estudios
Así como existen diversidad de pretextos que pueden impulsar a los menores a divorciarse del sistema educacional y dedicarse a otros menesteres, hay también motivaciones que deben fomentarse desde casa para evitar el abandono escolar temprano.
El problema está en que muchos jóvenes no son conscientes de la importancia y la trascendencia de sus estudios, tampoco la razón por la cual asisten a la escuela. En este sentido, las estrategias para motivar a los niños en casa son básicas y fundamentales.
La Unicef recomienda estar al tanto de las señales iniciales que sugieren un posible episodio de abandono escolar: el ausentismo frecuente, el aislamiento de los compañeros y una caída repentina en el rendimiento escolar son algunos de ellos. Veamos qué puedes hacer al respecto.
Haz que estudiar sea atractivo para él
Toda la familia debe contribuir de manera directa a estimular a sus menores al disfrute de la investigación y el estudio. Esa debe ser una de las primeras metas. Para que un niño tenga interés en estudiar debe encontrar verdadero atractivo en el indagar, preguntar, leer y en buscar información en diversas fuentes sobre un tema específico.
Hay que ayudarlo a plantearse problemas y hacerse preguntas que puedan llamarle la atención, para que por sí solo desee buscar respuestas. Para potenciar todo ello es mejor que papá o mamá, o los dos juntos, lo acompañen en su estudio.
Cualquier momento y tema resulta ideal para acostumbrar al niño a que el saber no ocupa espacio, que es grandioso descubrir los mecanismos que mueven el universo que nos rodea y aprender cosas nuevas sobre temas diversos.
Nunca hables ni trates todo lo que tenga que ver con la escuela como un castigo o algo malo
Si tu hijo está jugando, no lo fuerces a abandonar la recreación para ir a hacer su tarea. Más que obligarlo, convéncelo de dedicar un determinado horario a ello. Necesita crear hábitos sin sacrificar ni su tiempo de juego ni sus repasos escolares.
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Cuando está enfermo y decides no llevarlo al colegio, no lo amenaces con: «si andas descalzo, te llevo para la escuela». Estudiar no es castigo, y por supuesto si se aborda de esta manera los jóvenes desarrollarán aversión hacia ello.
Satisface sus necesidades básicas
Los padres tienen la responsabilidad de mantener económicamente a sus hijos durante sus años de estudios mientras sean menores de edad, así como que tengan cubiertas sus necesidades básicas: alimentación, salud y demás.
Debes alejar de su mente cualquier preocupación referente a las carencias económicas, las cuentas por pagar, los bajos ingresos o el desempleo. Tu hijo no debe preocuparse por cuestiones de adultos, menos ocupar su tiempo en buscar alguna manera de trabajar para contribuir con el sustento de la familia.
Prémialo
Los premios son importantes para estimular a un niño. Que no se conviertan en un pago que él espera recibir cada vez que saca una buena nota, pero que sí sean un estímulo para recordarle lo contenta que estás con su desempeño, lo orgullosa que te sientes, o lo bueno que es salir bien en la escuela y portarse de manera adecuada.
Consecuencias del abandono escolar
La consecuencia inicial del abandono escolar es que se interrumpen los saberes, aprendizajes y conocimientos básicos que hacen parte de las competencias sociales e incluso emocionales del niño o del joven. Amigos y actividades, propias de su edad y nivel de desarrollo, se cortan sin posibilidad de volverse a comunicar.
Ello conlleva al establecimiento de otras relaciones en círculos no escolarizados. En ciertos contextos, círculos que pueden mediar con la cercanía a situaciones ilícitas o peligrosas.
Es frecuente observar trabajo infantil o mal pagado, explotación y condiciones más difíciles que las que llevaría una persona con formación o títulos. O bien, desempeño en oficios que nadie en mejor posición asumiría por considerarlos mal pagados. La deserción o el fracaso se concentra en los sectores más vulnerables, incrementando el círculo vicioso de la pobreza.
Por otro lado, es sabido que además de otras instituciones, la escuela, junto a la familia, son formadoras de ciudadanía. Ahora bien, si el niño o el joven se ven obligados por la precariedad a abandonar la escuela, a la postre es su inclusión productiva y convencional en la sociedad, la que se verá seriamente afectada.
El abandono escolar: un problema que puede evitarse
En la mayoría de los países los jóvenes deben obtener la formación secundaria de manera obligatoria. La deserción escolar ocurre en esta etapa, pero también a nivel universitario. Sin disminuir las consecuencias de este último, es indudable que el abandono a temprana edad se asocia con mayores consecuencia para el afectado, su familia y la sociedad.
Abordar el problema desde su raíz es indispensable para hacer frente a él. Esto es, se deben indagar en la razón que ha llevado al joven a abandonar sus estudios. Los padres no están solos durante todo el proceso, ya que las instituciones escolares, la comunidad, el Estado y las ONG están ahí para ayudar.
Bibliografía
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