4 rutinas de un buen estudiante en su día a día

Entre las rutinas de un buen estudiante se encuentran la tranferencia del aprendizaje a sus vidas y el sentimiento de crecimiento al aprender. Vamos a ver con detenimiento estos puntos y a desarrollar otros.
4 rutinas de un buen estudiante en su día a día
Azucena Fernández

Escrito y verificado por la maestra Azucena Fernández.

Última actualización: 12 enero, 2022

Cualquier profesor puede pensar y definir cientos de cosas que sería bueno que los estudiantes hicieran todos los días. Pero hoy vamos a intentar sintetizar y centrarnos en la parte más básica de las rutinas de un buen estudiante en su día a día.

No se trata de hablar de todas las rutinas que suelen tener los buenos estudiantes, como el pensamiento crítico, la empatía intelectual, la expresión creativa, establecer sentidos de prioridad, destilar información importante, tomar decisiones, reflexionar sobre los efectos de esas decisiones de una manera significativa, etc. Vamos a hacerlo más simple.

Se trata de crear una lista rápida y práctica útil de rutinas de un buen estudiante para la mayoría de los profesores en la mayoría de las circunstancias y, así, ayudar al grueso de los estudiantes a aprender.

El buen estudiante día a día debe aportar más de lo que recibe

Es importante que cada día los estudiantes puedan salir del colegio sintiéndose motivados cognitivamente e intelectualmente. Que noten que sepan que hay algo nuevo, algo que ha cambiado para ellos. Y, para que esto sea sostenible en el tiempo, tiene que provenir de los propios estudiantes, no de los profesores.

Los estudiantes deben crear, practicar, colaborar y diseñar, más que estar sentados y recibir contenido. Lo ideal sería cambiar un poco los roles actuales entre maestros y alumnos. Llevar a los alumnos a la autodirección, a que se sientan dueños de los procesos y del compromiso de aprender.

Chica buena estudiante trabajando con su ordenador en el día a día.

Una buena estrategia puede ser utilizar el aprendizaje basado en proyectos para centrar y empoderar a los estudiantes en el aula.

Cada día los estudiantes deben hacer más preguntas de las que contestan

¿Por qué los estudiantes deben hacer más preguntas de las que responden? Evidentemente, la cantidad no es exactamente el punto, pero tampoco basta con insistir en la calidad. La tendencia de un estudiante a hacer más y mejores preguntas es un indicador de participación e implicación, y también de curiosidad, apropiación y autonomía.

Idea de estrategia: ¿cómo se puede ayudar a los estudiantes a hacer más preguntas de las que responden? Empezando poco a poco. Cuando hagan una pregunta, podemos animarlos a que la mejoren, la desarrollen. Al principio es posible que haya que ayudarlos a practicar esta habilidad de forma cognitiva (saber hacerlo) y conductual (es decir, su voluntad y tendencia a hacerlo).

El buen estudiante transfiere día a día lo que saben del aula a su vida

Esto tiene toda la lógica ya que, al estudiar y aprender, no tendría sentido no hacer esta transferencia a la realidad. La transferencia suele enmarcarse en términos de evaluación, ya que es una especie de marcador para la comprensión. Pero si la consideramos de manera diferente, puede ser un marco poderoso para diseñar proyectos, lecciones, unidades, tareas, proyectos de aprendizaje y mucho más.

Una estrategia: escribir diarios de aprendizaje que les ayuden a pensar. En ellos pueden escribir un rato cada día o cada noche reflexionando sobre lo que han aprendido y su utilidad.

Niña estudiante distraída en clase.

Cada día los estudiantes deben tener sensación de progreso y ‘esperanza’

‘Esperanza’ puede sonar como un concepto vago, pero va más allá del aula. Lo ideal es que el progreso en el aula produzca una sensación de esperanza en la vida real; se trata de lograr que la relación entre el plan de estudios y la vida sea lo suficientemente directa.

Los estudiantes tienen que ver que están aprendiendo. Saber que es algo que está pasando. El progreso y la ‘esperanza’ no siempre serán iguales o claros. Algunos días pueden ser mínimos. Pero cada día que pase, un estudiante debe sentir que mejora o crece; lo contrario dejaría una sensación de fracaso nada recomendable.

La estrategia: ¿cómo se puede ayudar a los estudiantes a tener una sensación de ‘esperanza’ y progreso? Cuidando la retroalimentación de aprendizaje que se les da diariamente. Es necesario que haya una colaboración entre el plan de estudios y la instrucción, y que el progreso pueda ser palpable.

Las rutinas de un buen estudiante en su día a día quedan aquí claramente definidas. No es algo que tengan que hacer, como estudiar un número determinado de horas o tener un cierto nivel de concentración o tareas, es algo que va más allá y que es bueno conocer para poder ayudarlos cuando sea necesario.


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  • Ciardiello, Angelo V. (1998). Did you ask a good question today? Alternative cognitive and metacognitive strategies. Journal of Adolescent & Adult Literacy.

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