13 Errores que cometemos al disciplinar a nuestros hijos

Impartir disciplina es una de las tareas más necesarias que debe llevar a cabo un padre. Hacerlo de un modo correcto conlleva tiempo y esfuerzo, pero reporta grandes beneficios.
13 Errores que cometemos al disciplinar a nuestros hijos
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 17 mayo, 2020

Disciplinar a nuestros hijos es una de las acciones más importantes durante la crianza. Hacerlo de un modo adecuado puede tomar algo de tiempo pero sin duda generará grandes beneficios a niños y adultos.

Los siguientes, son algunos de los fallos más comunes que tenemos los padres a la hora de crear una disciplina en el hogar. Toma nota de ellos para tratar de evitarlos en la medida de lo posible.

Errores más frecuentes al disciplinar a nuestros hijos

Al poner normas

  •  No seguir las reglas que pones. Si le dices a tu hijo que no puede ver televisión sin haber terminado su tarea y luego le permites hacerlo, la regla perderá por completo su validez. Asegúrate de ser consistente en la aplicación de las normas.
  • Pasar por alto la edad de los niños. Antes de disciplinar a nuestros hijos debemos tener en cuenta las características de su edad. No se deben aplicar correctivos iguales en todas las edades.
  • Gritar al momento de dar las instrucciones. Un tono de voz demasiado alto no es la mejor manera para lograr que tus hijos hagan lo que esperas. La respuesta automática del cuerpo ante un grito, es resistirse a realizar la acción indicada.
  • No dar ejemplo. No es nada coherente que andes gritando por la casa solicitando silencio. Los padres son el modelo a seguir de los niños y las actitudes que estos tienen en muchas ocasiones son respuesta a la imitación de lo que haces. Pon en práctica todos los valores y acciones que quieres que tus hijos tengan.
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Al escoger el método

  • Usar más de la cuenta los tiempos fuera. El tiempo fuera es muy efectivo para que tus hijos se calmen y reflexionen acerca de una conducta poco aceptable, pero usarlo con demasiada frecuencia o por períodos prolongados de tiempo, le resta efectividad. Recuerda que el tiempo fuera debe tener una duración de un minuto por cada año de edad.
  • Darles recompensas para obtener un buen comportamiento. Ofrecerles un dulce o un regalo a cambio de una buena actitud funcionará a corto plazo pero no tendrá efectos reales sobre los valores del niño. La recompensa debe ser la satisfacción de hacer las cosas correctamente.
  • Establecer castigos por algo que no viste. Sobre todo en las peleas de hermanos se tiene la tendencia a emitir órdenes y castigos sin conocer por completo la situación. Asegúrate de conocer bien la situación antes de decidir las medidas que tomarás.

Al hacer correcciones

  • No ser específicos. Cuando catalogas un comportamiento como inadecuado, debes ser claro con tus palabras y especificar qué es exactamente lo que no debe repetirse. Sé claro para que los niños sepa con precisión qué es eso que incomoda a la familia.
  • Dejar de lado el valor educativo del llamado de atención o castigo. Lo que se busca al corregir una conducta, es conseguir que el niño comprenda por qué lo que ha hecho no está bien. Si no acompañas tu corrección de una reflexión o explicación esta será menos significativa.
  • Olvidar el amor. Es fundamental que antes de disciplinar a un niño hagas una conexión emocional. Los hijos deben saber que son amados incondicionalmente, incluso cuando han hecho algo que se debe mejorar. El regaño no debe tener una connotación que los distancie sentimentalmente.
  • Traer al presente errores del pasado. Cada situación es diferente e independiente; al momento de llamar la atención a tus hijos, debes enfocarte en lo que pasó en el momento preciso.
  • Hacerlo demasiado personal. Las correcciones deben enfocarse en el comportamiento y no en la persona. Evita usar adjetivos que lo definan como “malo”, “desatento”, “desordenado” y demás. Las sugerencias deben estar libres de criticismos personales.
  • No ir a la raíz del problema. Antes de reclamar a tus hijos por no haber hecho algo que les pediste, cerciórate de que no haya una razón de fondo que les haya impedido hacerlo. Evalúa las circunstancias para poder tomar una decisión o elegir un correctivo indicado para cada caso.

Disciplinar con amor y coherencia

En definitiva imponer disciplina y establecer límites es imprescindible para que nuestros hijos gocen de un adecuado desarrollo emocional. Pero hemos de asegurarnos de que el amor y la coherencia sean la base de todas nuestras acciones al respecto.


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