Uso de probióticos en niños

El uso de probióticos en niños cada vez está más extendido. Pero ¿qué son exactamente? ¿Para qué se utilizan? ¿Funcionan? ¿Son seguros? Vamos a conocerlos mejor en este artículo.
Uso de probióticos en niños

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 03 febrero, 2022

El uso de probióticos en niños cada vez está más extendido. A menudo oímos hablar de ellos pero, ¿qué son los probióticos exactamente? Se trata de microorganismos vivos que tienen un efecto beneficioso sobre la salud cuando se ingieren en la cantidad adecuada.

Son, por tanto, organismos externos al individuo. Generalmente, requieren cantidades muy elevadas de células por cada dosis para ejercer un efecto notable.

Las características principales que deben cumplir los probióticos son las siguientes:

  • Ausencia de virulencia.
  • Capacidad de:
    • Resistencia al paso por los tramos altos del tubo digestivo.
    • Adherencia al epitelio intestinal.
    • Colonización.
  • Existencia de ensayos clínicos en humanos que certifiquen sus propiedades.

Los probióticos más utilizados son:

  1. Levaduras: Saccharomyces cerevisiae.
  2. Bacterias:
    • Lactobacillus.
    • Streptococcus.
    • Enterococcus.
    • Pediococcus.
    • Bifidobacterium.
    • Propionibacterium.
    • Bacillus.
    • Escherichia.
      Uso de probióticos en niños.

Los beneficios de cada probiótico dependen de la cepa concreta que se utilice y también de la dosis. Esto quiere decir que cada uno debe ser estudiado individualmente y, por tanto, los beneficios de uno no pueden ser extrapolados a otros.

Diferencia entre probiótico y prebiótico

Como son términos que a menudo se confunden, conviene aclararlos. Hemos dicho que un probiótico es un microorganismo vivo que ejerce un efecto beneficioso para la salud. Sin embargo, los prebióticos no son microorganismos vivos.

Los prebióticos son sustancias de la dieta que nutren grupos seleccionados de microorganismos que habitan en nuestro intestino. Así, favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas por encima de las nocivas.

Por tanto, los prebióticos ejercen un papel beneficioso para la salud de forma indirecta. Provocan cambios específicos en la composición o actividad de la flora gastrointestinal. Por ejemplo, la leche materna contiene grandes cantidades de prebióticos (oligosacáridos).

También existen productos que contienen tanto probióticos como prebióticos. Son los llamados simbióticos. Son, en definitiva, suplementos nutricionales que combinan bacterias y azúcares de forma que obtienen los efectos beneficiosos de ambos.

¿Para qué se utilizan los probióticos en niños?

Las patologías más comunes para las que se suelen recomendar los probióticos en niños son:

  • Diarrea aguda viral.
  • Cólico del lactante.
  • Infección por Helicobacter pylori.
  • Trastornos funcionales gastrointestinales ligados al dolor abdominal.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal.
  • Diarrea asociada a antibióticos.
  • Trastornos funcionales gastrointestinales del lactante.
  • Diarrea nosocomial.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal: reservoritis.
  • Enterocolitis necrotizante.

Los probióticos han demostrado ser efectivos en el tratamiento de la gastroenteritis aguda vírica en niños. Ante una diarrea aguda viral, se recomienda utilizar probióticos como tratamiento adyuvante a las soluciones de rehidratación.

Otro caso en el que los probióticos han demostrado ser especialmente efectivos es en la prevención de la diarrea asociada a antibióticos. Eso sí, prevención y no tratamiento.

A menudo, cuando una mamá acude a la farmacia a por un antibiótico para su hijo, se le recomienda que se lleve un probiótico. Y no se trata solo de una herramienta de marketing. Existen fuertes evidencias de su eficacia.

“Una revisión sistemática publicada en 2016 afirma que el uso de probióticos durante la antibioterapia reduce el riesgo de sufrir diarrea en un 52 %.”

Probióticos para el cólico del lactante

Como ejemplo, uno de los casos más analizados es el del cólico del lactante. Se ha estudiado porque los probióticos pueden tener un papel importante en su tratamiento. El probiótico más estudiado en este caso es Lactobacillus reuteri.

Existen estudios que muestran una reducción del tiempo medio de llanto diario en 65 minutos/día respecto al placebo. Esto se vio en un grupo de lactantes alimentados con lactancia materna después de 21 días de tratamiento.

Sin embargo, otros estudios con muestras mayores no han encontrado apenas diferencias. Por tanto, no hay evidencias suficientes para recomendar su indicación de forma sistemática. Son necesarios más estudios.

Uso de probióticos en niños.

Efectos secundarios del uso de probióticos en niños

Actualmente, el uso de probióticos en niños se considera seguro. De hecho, existe un escaso número de complicaciones publicadas en la población general, no solo en niños.

El riesgo de desarrollar bacteriemia por lactobacilos ingeridos es menor de uno por un millón de consumidores. Y, cuando se da, es porque existen factores de riesgo asociados como, por ejemplo, inmunosupresión.

Los grupos de riesgo para sufrir efectos secundarios en un tratamiento con probióticos son pacientes críticamente enfermos o altamente inmunocomprometidos. En ellos, se deben extremar las precauciones si se deciden utilizar probióticos.

Sin embargo, fuera de estas excepciones, el uso de probióticos es totalmente seguro. No debemos preocuparnos ni asustarnos sin motivo. Las cepas comercializadas están muy estudiadas y no presentan problemas a las dosis indicadas.

se deben tener en cuenta las posibles alergias alimentarias. Es el caso de alergia a las proteínas de la leche de vaca y al huevo, por ejemplo. En estos casos, el uso de probióticos debe limitarse a aquellos productos que no contienen alérgenos alimentarios, según se indica en el etiquetado.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Espín Jaime B. (2018). Probióticos: luces y sombras. En: AEPap (ed.). Curso de Actualización Pediatría 2018. Madrid: Lúa Ediciones 3.0; 2018. p. 191-200.
  • Panisello, J. (2014). Probióticos y prebióticos en edad pediátrica: de la evidencia a la práctica clínica. Form Act Pediat Atenc Prim. 2014; 7:(4): 196-207.
  • Szajewska, H., Canani, R. B., Guarino, A., Hojsak, I., Indrio, F., Kolacek, S., ... & Weizman, Z. (2016). Probiotics for the prevention of antibiotic-associated diarrhea in children. Journal of pediatric gastroenterology and nutrition62(3), 495-506.
  • Savino, F., Cordisco, L., Tarasco, V., Palumeri, E., Calabrese, R., Oggero, R., ... & Matteuzzi, D. (2010). Lactobacillus reuteri DSM 17938 in infantile colic: a randomized, double-blind, placebo-controlled trial. Pediatrics126(3), e526.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.