Tratamiento de la ansiedad en niños

Cuando los niños presentan miedos excesivos o preocupaciones frecuentes, podemos encontrarnos ante un trastorno de ansiedad. Descubre las intervenciones más eficaces para abordarlos.
Tratamiento de la ansiedad en niños
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 10 diciembre, 2022

Con frecuencia, pensamos que la salud mental es un asunto de adultos, que los menores tienen una vida sencilla y feliz y que todos sus miedos son temporales. Sin embargo, la ansiedad en los niños está mucho más presente de lo que pensamos. Incluso, estos síntomas pueden afectar su bienestar, su rendimiento académico y sus relaciones sociales. Además, si no se abordan a tiempo, es probable que se vuelvan crónicos. Por ello, queremos hablarte de los principales tratamientos disponibles.

Los trastornos de ansiedad en niños son el primer diagnóstico psiquiátrico en este grupo de edad y afectan a entre un 3 % y un 31 % de los menores. Si tu hijo presenta temores o preocupaciones poco apropiadas que le causan un gran malestar, es posible que necesite apoyo profesional. Afortunadamente, existen estrategias terapéuticas muy efectivas.

Los principales trastornos de ansiedad en los niños

En primer lugar, es importante recordar que existen diferentes trastornos de ansiedad, con distintas causas, síntomas y abordajes. Los principales trastornos de ansiedad que pueden presentarse en la población infantil son los siguientes:

  • Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): se caracteriza por una preocupación excesiva y persistente que resulta muy difícil de controlar para los niños. El menor experimenta preocupación y ansiedad por una amplia variedad de asuntos, pero en un grado desproporcionado.
  • Trastorno de ansiedad por separación (TAS): Ante la idea de tener que separarse de sus padres o cuidadores, el niño experimenta una gran angustia que interfiere en su vida diaria. Además, presenta un temor recurrente a que les pase algo a estos adultos.
  • Fobias específicas: se define como un temor intenso y desproporcionado ante ciertos estímulos (animales, situaciones o eventos). El niño hace todo lo posible por evitarlos o los soporta a costa de un gran malestar.
  • Fobia social: en este caso, son las interacciones sociales las que actúan como estímulo para la ansiedad. En consecuencia, aparece un gran miedo a ser juzgado que impide que el menor se desenvuelva socialmente de forma adecuada.
  • Trastorno obsesivo-compulsivo:se caracteriza por la presencia de pensamientos intrusivos que causan temor y angustia (obsesiones) y conductas dirigidas a aliviar ese malestar (compulsiones).
  • Trastorno de estrés postraumático: surge en respuesta a una vivencia traumática y se manifiesta en pesadillas y rememoraciones incontrolables del evento, así como una presencia constante de emociones negativas y una necesidad de evitar todo lo relacionado con el trauma.
La ansiedad en los niños puede afectar su forma de pensar, de sentir, de comportarse y de relacionarse con los demás. No se trata simplemente de chicos temerosos, nerviosos o tímidos, por lo que es clave el acompañamiento y buscar ayuda profesional.

Conoce cómo son los tratamientos de ansiedad en niños

Como ves, existen múltiples trastornos de ansiedad que pueden presentarse en los niños. Por lo mismo, el abordaje será diferente en función de cada caso. Sin embargo, existen algunas pautas generales que aplican a todos los padecimientos.

Varias investigaciones han demostrado que la terapia cognitivo-conductual es la más efectiva a la hora de tratar los trastornos de ansiedad en niños. Esta, parte de la base de que los pensamientos y las conductas están directamente relacionadas con las emociones, de forma que al modificar los primeros, podemos lograr cambios en las últimas. Así, las intervenciones cognitivo-conductuales se centran en tres niveles que veremos a continuación.

Manifestaciones fisiológicas

La ansiedad se manifiesta, muchas veces, a través de síntomas fisiológicos y corporales como sudoración, taquicardias, náuseas o dolores psicosomáticos. Para enseñar a los menores a regular sus niveles de ansiedad se utilizan entrenamientos en técnicas de relajación, como la respiración diafragmática o la relajación muscular progresiva.

Pensamientos y cogniciones

Para los niños más pequeños resulta complicado identificar sus pensamientos, expresarlos y modificarlos. Sin embargo, a partir de los 9 años, es posible utilizar técnicas, como la reestructuración cognitiva, que permiten a los jóvenes ajustar los pensamientos irracionales que causan ansiedad y sustituirlos por otros más funcionales.

Conductas

La exposición es una de las técnicas más utilizadas. La misma consiste en acercar a los niños a las situaciones que le generan ansiedad, de manera paulatina, a fin de que el malestar comience a reducirse.

La ansiedad suele llevar a los niños y adolescentes a evitar ciertos estímulos. Sin embargo, esto únicamente incrementa el temor, ya que impide que los menores puedan comprobar que la situación es realmente inocua.

Otros aspectos a considerar en el tratamiento de la ansiedad en niños

Además de aplicar las técnicas anteriormente mencionadas, resulta imprescindible la psicoeducación. Es decir, explicarles tanto al menor como a su familia, qué sucede y por qué, cómo funciona la ansiedad y cómo vamos a abordarla. De este modo, no solo se logra comprensión, sino también la implicación de los padres y su colaboración durante el tratamiento.

Por otro lado, en algunos casos puede ser necesario acompañar la psicoterapia de medicación. Diversos estudios han demostrado que los fármacos más efectivos para reducir los síntomas de ansiedad son los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS). Sin embargo, la psicoterapia es muy necesaria para enseñar a los pequeños a lidiar con sus dificultades a largo plazo y proporcionarles nuevos modos de pensar e interpretar la realidad.

Los trastornos de ansiedad son comunes en los pequeños

En definitiva, los trastornos de ansiedad en niños son más comunes de lo que pensamos. Si identificas alguna posible señal en tus hijos, no la pases por alto y busca orientación profesional. Existen tratamientos eficaces y de no aplicarlos el problema puede perdurar incluso hasta la etapa adulta.


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