¿Sabes qué te enseña el budismo para educar a tu pequeño?

Extraer los aspectos positivos del budismo a la vida cotidiana puede ser algo excelente para el día a día. ¿Quieres conocer un poco más sobre esta práctica? Descúbrelo justo acá.

Chicos en el budismo

Una sabia frase procedente del budismo dice que “no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita”. Guiándonos por esta certera enseñanza, podemos encontrar una gran variedad de aprendizajes en su filosofía de vida que nos ayudarán a educar mejor a nuestros pequeños.

Si analizamos la palabra “Buda”, que proviene del término “budh”, descubrimos que su verdadero significado es “El Despierto” o “despertarse”. Bajo esta premisa, podemos encontrar excelentes caminos educativos para mejorar la vida de un niño, que puede ser mucho más feliz y autónomo si aplicamos algunos de sus preceptos a su formación.

Ventajas del budismo para educar al pequeño

Educar a tu pequeño bajo alguno de los preceptos del budismo no implica que tengas que interiorizar toda su filosofía y convertirte a su línea de pensamiento. Se trata de adoptar algunas de sus más bellas enseñanzas para lograr que tu hijo sea más feliz, autónomo y consciente de si mismo.

Permitir que ponga sus normas

Es evidente que un niño se debe acostumbrar a vivir en un mundo de leyes, la mayor parte de ellas impuestas previamente. No obstante, el budismo recomienda que él mismo pueda imponer algunas normas propias.

¿Qué se logra así? Este hecho permite al pequeño tomar mayor conciencia y consciencia de sí mismo. Gracias a ello logrará aprender a pensar por si mismo, encontrar qué es lo mejor para él a su propio ritmo de aprendizaje, además de poder hablar según sus verdaderas creencias, no solo las que le vienen impuestas socialmente.

Nunca descuidar su espíritu

Es necesario que el pequeño cultive su espíritu y espiritualidad desde muy niño. Para ello, nada como ser un ejemplo para ellos. De lo contrario, otras cosas ocuparán su lugar. Entre ellas puede aparecer la búsqueda del placer fácil, un exceso de consumismo, inseguridad ante el miedo, incapacidad ante el dolor, narcisismo excesivo…

El budismo invita a estar en paz con una misma a través del trabajo espiritual.

Orden de pensamiento

¿Nunca te has sentido incapaz de desenredar tus pensamientos? ¿Alguna vez notaste que tu cabeza era un maremagnum ingobernable? El budismo invita a ordenarlos, interpretarlos, entenderlos e interiorizarlos.

Hay que impedir que nuestros propios pensamientos se conviertan en nuestros mayores enemigos. Es necesario desconectar de aquellos que son negativos y potenciar los positivos. Y esto se lo debemos trasladar a nuestros pequeños a través de ideas y recursos para que sepan enfocar sus ensoñaciones y creencias.

Lo sonrisa

Si observas a una figura de Buda, la verás siempre sonriente. No cabe duda de que este sencillo acto embarga a todos aquellos que nos rodean de alegría, y apenas cuesta nada llevarlo a cabo. Es por tanto una idea genial para trasladarla a los pequeños.

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Una simple sonrisa puede lograr mucho más que todo tipo de estrategias complicadas e intrincadas. Puede ser ejemplo de aprobación, buen humor, cariño, amor… ¿No es bonito ver a un niño alegre y risueño? Pues empieza por ti misma y verás lo feliz que haces a tu pequeño.

Olvida el estrés y el agobio y encuentra huecos para practicar con tu hijo. Verás que esta enseñanza del budismo es primordial y ofrece resultados positivos en breve espacio de tiempo.

Canaliza las emociones negativas

En algún momento de nuestra vida aparecen las emociones negativas. Es imposible no sentirse  frustrada, celosa o enfadada de vez en cuando. Sin embargo, jamás hay que dejar que estas situaciones dominen. Es importante canalizar y normalizar.

Lo mismo sucede con los niños. El budismo enseña a canalizar la negatividad para que resulte algo normal y temporal, pero nunca el hecho predominante en la mente de una persona. Por eso hay que enseñar al niño que no es malo sentirse mal, pero ha de ser algo temporal y breve.

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El budismo ofrece un sinfín de enseñanzas preciosas que pueden ser adaptadas perfectamente a la educación infantil para formar niños más felices, plenos, autónomos, conscientes de si mismos y con capacidad para pensar, dialogar y aprender.

No hace falta que seas budista, pues la religión en este caso no es tan importante. Lo básico es que puedas adaptar tanto estas enseñanzas como otras a la educación de tu pequeño. Cada chico es un mundo y nuestra es la labor de que sean felices y plenos en la vida.

Bibliografía

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  • Yutang, L. Educación y Budismo II: la iniciación en el conocimiento. Fobias Infantiles 3 La recesión económica española 6 El niño en edad escolar: Principales errores en la nutrición 12 Violencia en las aulas 16, 70. https://core.ac.uk/download/pdf/235867248.pdf
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