¿Cuáles son los hábitos clave para prevenir la obesidad infantil?

La obesidad infantil es un problema de salud que puede prevenirse a tiempo. Mira de qué manera puedes ayudar a tus hijos y controlar sus hábitos.
¿Cuáles son los hábitos clave para prevenir la obesidad infantil?
María Patricia Piñero

Escrito y verificado por la nutricionista María Patricia Piñero.

Última actualización: 15 marzo, 2023

La Organización Mundial para la Salud considera a la obesidad como una epidemia global que ataca a cualquier edad. Para el 2018, unos 40 millones de niños menores de 5 años y otros 338 millones de entre 5 y 19 años de todo el mundo, sufrían de sobrepeso. Sin embargo, por muy alarmante que sean las cifras, aplicar hábitos clave para prevenir la obesidad infantil se ha convertido en el foco de atención de las organizaciones de salud.

Algunas recomendaciones para salir de la epidemia de la obesidad infantil incluyen adoptar algunos hábitos de cambio personal, familiar y social desde temprana edad. De esa manera, se busca evitar que nuestros niños sean obesos. Anímate a seguir leyendo y ayuda a bajar las estadísticas mientras tus hijos crecen sanos.

Descubre cuáles son los hábitos fundamentales para prevenir la obesidad infantil

Se sabe que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas. Entre ellas podemos mencionar las afecciones cardiovasculares, la diabetes o el síndrome metabólico, entre otras. Por eso, interiorizar algunos hábitos para prevenir la obesidad infantil es fundamental para un futuro saludable.

Las recomendaciones están basadas en el consenso de distintas sociedades de pediatría, nutrición y obesidad. Las mismas fueron plasmadas en la revista Anales de Pediatría Continuada y por la American Academy of Pediatrics (2015). Estas se fundamentan en 3 etapas críticas de obesidad infantil: El primer año de edad, desde los 2 hasta los 6 y la adolescencia.



Promover la lactancia materna

A través de la leche materna, el bebé obtiene los nutrientes necesarios para mantener un óptimo crecimiento. Lo ideal es que sea exclusiva hasta los 6 meses de edad y, luego, se extienda hasta los 2 años, según lo refiere la Organización Mundial de la Salud. Además, un estudio citado en la revista Pediatrics demuestra que hay una correlación negativa entre la lactancia materna por largo tiempo y la aparición posterior de obesidad.

La lactancia materna debe ser el alimento exclusivo del bebé hasta los 6 meses de edad. Además de aportar todos los nutrientes necesarios para el pequeño, contribuye a prevenir la obesidad infantil.

Educar sobre el uso del biberón

Saber elegir la fórmula de inicio y preparar el biberón de manera correcta también ayuda a prevenir la obesidad infantil. El volumen de leche y la concentración debe ser indicado por un pediatra. Es un error usar este producto para tranquilizar al bebé o para inducirle el sueño. Además, no se debe usar azúcar, miel ni cualquier otro edulcorante en la tetina, ya que puede crear preferencias por el sabor dulce desde edades tempranas.

Introducir la alimentación complementaria de manera adecuada

Es importante introducir en los bebés la alimentación complementaria entre los 4 y los 6 meses de edad. Para esto, tal como lo recomienda la Guía Alimentaria de la USDA, 2020-2025, la dieta debe ser variada y tiene que contemplar todos los grupos de alimentos.

Se deben introducir de manera progresiva cereales, proteínas, hortalizas, frutas, aceite de oliva, legumbres y pescados. De esta forma, el niño se identificará desde los primeros meses con alimentos equilibrados y saludables.

Disminuir el consumo de alimentos con alto contenido de grasa

A partir de los 2 años de edad, se recomienda reducir el aporte de grasa saturada y trans. De esa forma, se busca evitar el posible sobrepeso correspondiente a la segunda etapa crítica de obesidad infantil. Por tanto, se debe evitar el consumo de leche y derivados lácteos enteros, helados, bollería, embutidos, alimentos prefritos y precocinados y margarinas, entre otros. Además, para asegurar el consumo de calcio, los lácteos recomendados son los descremados.



Favorecer el consumo de carbohidratos complejos

Los padres deben incluir en la dieta aquellos alimentos que contengan carbohidratos con bajo índice glucémico (IG). Esto disminuye la velocidad de absorción de los azúcares, que al mantenerse por más tiempo en la sangre, reducen la sensación de hambre. Entre estos tenemos los cereales integrales, la mayoría de las hortalizas, las legumbres y una buena parte de las frutas, como fresas, naranja, mandarina, aguacate y arándanos, entre otras.

Por el contrario, se recomienda evitar los refrescos, las bebidas azucaradas, los ultraprocesados, la bollería y los pasteles. De lo contrario, sus azúcares llegan y se utilizan muy rápido en la sangre, lo que estimula el consumo de alimentos que favorecen la obesidad infantil.

Promover una mayor actividad física

Son varios los factores que conllevan a comportamientos sedentarios en los niños. Entre estos, la tecnificación del hogar y edificios, el uso masivo de transporte mecanizado y, sobre todo, un mayor tiempo dedicado a las tecnologías de la información (TIC), como la televisión, los videojuegos, internet y la telefonía móvil.

La revista Physiology & Behavior advierte que la televisión tiene una influencia negativa sobre la obesidad. Se insiste que es la actividad sedentaria en la que los niños invierten más de su tiempo, mientras se promueve el consumo de comida calórica y se incita a comer sin sentido. Por lo tanto, como medida preventiva para la obesidad infantil, se aconseja llevar a cabo un patrón de vida más activo y con menos tiempo dedicado a la televisión y otras TIC.

Hacer deportes, actividades físicas, tareas domésticas y juegos activos son los nuevos paradigmas contra la obesidad infantil.

Promover hábitos alimentarios saludables

Desde los 3 hasta los 4 años, los niños comienzan a adoptar o imitar hábitos alimentarios. Por eso, es importante que todos en la familia adopten un estilo de alimentación saludable. La mejor opción es que sea similar al de la dieta mediterránea tradicional, ya que algunos trabajos han dado buenos resultados en la disminución del sobrepeso y la obesidad infantil.

Algunos ejemplos de alimentos saludables son los siguientes: aceite de oliva, cereales integrales, hortalizas variadas, frutas frescas y enteras, frutos secos, legumbres y verduras mínimamente procesadas.

De 5 a 6 porciones de frutas enteras al día estará bien para los niños. La Asociación Española de Pediatría recomienda 3/4 de vaso de jugo natural para los menores de 6 años y, para los menores de 18, no más de 2 vasos diarios. Por su parte, los quesos y yogures se aconsejan descremados. En el caso de las carnes, las blancas se deben consumir al menos 3 a 4 veces a la semana, mientras que las rojas se recomiendan pocas veces al mes.

Tener horarios de comidas ordenados

Otra de las claves para prevenir la obesidad infantil es establecer horarios ordenados para comer. Debe haber por lo menos 3 comidas principales y 2 meriendas para evitar el exceso de picoteos a lo largo del día. También, se recomienda que las meriendas sean saludables para complementar los requerimientos nutricionales.

Comer en familia

Es importante que las comidas sean compartidas con la familia, ya que es el momento propicio para educar a través del ejemplo. Incluso, se puede mostrar que al comer se comparte socialmente y no se ve televisión o cualquier otra TIC.

Un problema que se resuelve en familia

No olvide que el médico pediatra es el personal de salud de primera instancia para controlar la salud general, el peso y otras medidas corporales del niño. Además, si registra algún sobrepeso, se debe acudir al nutricionista. De todas formas, ya sabes que la clave para combatir la obesidad infantil está en modificar los hábitos sedentarios y los comportamientos alimentarios inapropiados por conductas que generen un estilo de vida más saludable.

Por ejemplo, adoptar dietas saludables, aumentar la actividad física, reducir la cantidad de tiempo frente a las pantallas y practicar deporte, entre otros, es clave. ¡Hay que asumir que la obesidad infantil es un problema de la familia y entre todos debemos afrontarla!


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