Los pañales sin perfume ya no son una rareza en el mercado. De hecho, la mayoría de los padres ha decidido utilizarlos como primera opción en vista de que se trata de un producto muy beneficioso. Y es que, en lo que respecta a los bebés, ninguna precaución que se tome para su buen cuidado es poca.
Cada día, las medidas que se toman a la hora de elaborar todo tipo de productos para bebés resultan cada vez más numerosas y, el control mucho más minucioso. Evidentemente, la finalidad es evitar cualquier perjuicio a su salud.
Hay que recordar que los bebés son vulnerables a todo porque tienen rasgos físicos aún inmaduros; en este sentido, la piel, como órgano más extenso del cuerpo, y más expuesto a los factores ambientales, no ha alcanzado a completar su desarrollo y necesita que se le trate con cuidado y delicadeza.
La piel de los bebés es mucho más fina que la de un adulto, por ello es tan propensa a sufrir todo tipo de lesiones. Sumado a ello, su sistema inmunitario aún no está lo suficientemente fortalecido como para luchar contra las agresiones externas. Y a la hora de utilizar un pañal, esto se traduce en que, si este no cuenta con los requisitos apropiados, puede dañar la piel del bebé.
Acerca de los productos para bebés
Los productos para bebés deben estar completamente libres de sustancias que puedan ser nocivas, tales como: el alcohol, los parabenos, los emulsionantes PEG, las fragancias y perfumes artificiales, los detergentes, entre muchas otras.
Los padres deben fijarse muy bien en la composición de los productos que deciden utilizar para su bebé, incluso los de uso tópico. Tal y como se mencionó anteriormente, ninguna precaución está de más.
Esto no significa que se quiera aislar al bebé en una burbuja de sobreprotección, sino de estar conscientes acerca de cuáles pueden ser las mejores opciones (y por qué) ante otras.
Ahora bien, ¿Cómo son los productos apropiados para bebés?
- En primer lugar, no solo deben indicar explícitamente que son para bebés, sino que deben estar aprobados dermatológicamente.
- En segundo lugar, no deben interactuar de forma agresiva con la piel del bebé. Por ejemplo, los jabones deben limpiar de una forma suave, sin eliminar la capa de grasa natural de la piel que tanto la protege. Este tipo de jabones se caracteriza por no generar espuma y por ser humectantes.
- En tercer lugar, los productos deben ser libres de fragancias y perfumes artificiales, porque los componentes de estas sustancias son derivados del petróleo que, no solo resultan demasiado agresivos para la piel del bebé, sino que, incluso en dosis mínimas puede conllevar a cuadros graves de toxicidad.
- También deben estar libres de talco y aceites minerales, puesto que, al roce, lesionan la piel del bebé.
Hoy en día, uno de los aspectos más cuidados en la fabricación de productos para bebés viene a ser el control de sustancias potencialmente nocivas.
Pañales sin perfume, libres de alérgenos
Lillydoo es una marca que cuenta con pañales sin perfume, ajustables, con una textura muy suave y un diseño original. Su alta calidad, tanto en selección de componentes como en fabricación, le ha otorgado la aprobación de los especialistas en el cuidado de la piel, pediatras y padres de todas partes del mundo.
Por si fuese poco, los productos de Lillydoo están hechos con materiales respetuosos con el medio ambiente, con un riesgo de alergia mínimo. En este sentido, cabe resaltar que la celulosa, las microesferas y demás materiales empleados provienen de explotaciones forestales sostenibles y certificadas.
Asimismo, sus productos cuentan con la etiqueta ‘Cruelty free’, que indica que la empresa no realiza pruebas con animales de ninguna índole, ni durante el proceso de fabricación ni después. Por ende, estos productos pueden ser elegidos incluso por las familias veganas.
Los pañales sin perfume están elaborados con materiales que permiten que la piel del bebé transpire fácilmente. También absorben de forma eficaz el exceso de humedad y no producen irritación con el roce. En consecuencia, se trata de productos altamente seguros para el contacto directo con el bebé y para su uso cotidiano, por varias horas.