Primera regla de vida: no dejar sola a mamá

Cuidar a mamá, acompañarla y disfrutarla hasta el último segundo es uno de los mejores regalos que podemos darle a ella y a nosotros mismos.

Nota para la vida: no dejar sola a mamá. Infinidad de veces escuchamos decir que como el amor de madre no hay y no hay nada más cierto que eso. Su entrega es incondicional, sin fronteras, incomparable con la de nadie más. Por eso, lo mínimo que deberíamos hacer como hijos es brindarles nuestra compañía siempre.
Retribuir el cariño que recibimos es muy satisfactorio para ambos y este acto se vuelve aún más importante cuando se trata de la persona que nos tuvo en su vientre durante largos meses. El vínculo entre una madre y su hijo se forma en cada interacción, en las atenciones, en las enseñanzas, en cada abrazo. En definitiva, en una serie de experiencias inigualables.
Si hay algo que causa tristeza es ver a una madre que vive en soledad luego de haberle dado vida a todo un hogar. Es desgarrador ver que el reconocimiento de su esfuerzo es nulo y que cada batalla ganada o que cada uno de los sacrificios que hizo por sus hijos queda en el olvido. Por eso, vamos a profundizar en la importancia de no dejar sola a mamá, a ninguna en el mundo.

Lo importante de no dejar sola a mamá

La vejez es una etapa de la vida en la que se ve con claridad el fruto del trabajo y de todo lo vivido a lo largo de los años. Más que pensar en el futuro, las personas de edad avanzada merecen vivir el presente con plenitud y gozar de una vida tranquila, llena de afectos.
Eso es lo mínimo que se merece una madre. Que cuiden de ella como lo hizo con sus pequeños, que le brinden atenciones y detalles, que la acompañen al médico y que le preparen una comida deliciosa, aunque sea una réplica de sus recetas.
¿Qué más podemos hacer por una persona daría la vida por nosotros? Respetarla, retribuirle todo el amor que nos ha dado y devolverle toda la ayuda que nos ha brindado, pero multiplicada. Nunca faltará el hijo que diga que no le pidió que lo trajera al mundo. Sin embargo, en lo que realmente se debe poner la mirada es en lo que se es hoy gracias a ella. 

Cuida a tu mamá como ella cuidó de ti

Los recuerdos nos vienen a la cabeza: esos instantes en los que estuvo presente, cuando te aplaudió, te protegió, y te atendió mientras estabas enfermo. Cada paso que dio te permitió llegar hasta aquí y parece que las vueltas de la vida nos hacen intercambiar el lugar.
Llegará el día en el que atenderemos a mamá y papá, que les daremos los medicamentos, los consentiremos, los complaceremos en todo lo que sea posible. Este es un ciclo que, siempre que quieras, se podrá repetir. Porque si tienes hijos seguramente entregarás tu corazón como lo hizo tu madre y en el futuro, desearás que ellos estén presentes en tu vida.
Lo más hermoso de la vida es contar con el apoyo de mamá y lo más doloroso es saber que algún día partirá. Por eso, es necesario aprovechar cada instante a su lado y abrazarla cuantas veces sea necesario para hacerle saber cuánto la amamos.
Exprime cada segundo del presente junto a ella y aprovecha su calidez, porque el día que no cuentes con su presencia física, sabrás que te llenaba el corazón más de lo que pensabas. Por eso, la primera regla de vida es no dejar sola a mamá.

Bibliografía

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  • Arnaus i Morral, R. (2012). Aprender a lo largo de la vida desde el amor a la madre. Aprender a lo largo de la vida desde el amor a la madre, 210-236.
  • Navarro, M. D. (2007). Psicoanálisis y feminidad: el vínculo madre e hija. Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia, (2), 169-178.
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