Dicen que los hijos unen o desunen a las parejas, y en realidad, así es. Hoy en día las parejas no duran tanto tiempo como en épocas anteriores y aunque los motivos de las rupturas pueden ser muchos y muy variados, también es verdad que ser padres marca un antes y un después en la vida de las parejas. En la actualidad las parejas también empiezan una relación sin papeles que les unan en matrimonio y se rompen en muchas ocasiones, cuando aparecen los hijos.
Concebir a los hijos puede ser fácil, pero la vida que se crea cuando llegan a la familia nada tiene que ver con la vida en pareja sin hijos. La vida cambia, a mejor, pero hay que estar preparado porque no es lo mismo una vida sin hijos que otra con hijos. Hay que cuidarlos, educarlos y que todo marche bien. No es lo mismo ver a otros que tienen y crían a sus hijos que hacerlo uno mismo.
Aparecen pruebas… y no es fácil. Puede llegar la ruptura de pareja
Durante el embarazo
Tener hijos os pondrá a prueba como pareja, no solo como padres sino también como dos personas que comparten un vínculo emocional. Durante el embarazo ya se producen cambios que no solo incumben a la mujer. Aunque es cierto que existen cambios físicos y emocionales evidentes en la mujer, el papel del hombre también es muy importante durante todo el proceso del embarazo.
Es tan fácil como que el hombre se involucre por el estado físico y emocional de su pareja. Entender el proceso tan grande que está haciendo para crear vida dentro de su cuerpo. Entender por qué a veces se puede sentir muy cansada, con cambios de humor o simplemente, con un estado emocional atípico a su personalidad. El amor debe ser incondicional en todo momento.
Durante el parto
El parto también es un momento importante cuando una pareja se está convirtiendo en padres. El papel del padre durante el parto es primordial. Acompañar a la mujer en todo el proceso tanto a nivel físico como emocional es imprescindible para trabajar una buena unión y comenzar así un vínculo emocional familiar necesario desde el primer minuto.
Después del nacimiento
Pero lo más complicado no es el embarazo y el parto, lo más difícil viene después, cuando el bebé ya está en casa y las rutinas cambian, la vida da un giro de 180ºC y cuando aparece el cansancio, el sueño y el agotamiento extremo. Las tareas se deben repartir para que todo funcione porque si no, las cosas simplemente no salen. Y empiezan los reproches.
No importa quién trabaja fuera o dentro de casa, lo que importa es cómo se reparten las tareas en diferentes momentos del día para que todo funcione bien. Ambos deben poner de su parte, porque si alguno de los progenitores no asume su responsabilidad como padre/madre, entonces, es cuando la estabilidad de la pareja empieza a tambalear peligrosamente.
El agotamiento es igual para los dos y el bebé también es responsabilidad de ambos. Un bebé necesita a unos padres que se quieran, que se respeten y que velen por él a cada minuto.
Un bebé o un niño de cualquier edad no necesita unos padres que se gritan o que pierden la paciencia por el cansancio o por no saber comunicarse correctamente. Unos padres además de serlo, también son pareja.
Las malas noches son para ambos. No se deben buscar culpables del cansancio, ni tampoco reproches… Hay que buscar el equilibrio en la repartición de las tareas en el cuidado del bebé. Porque en caso contrario, solo se encontrará un camino lleno de baches que puede hacer que una pareja que se convirtió en padres, se rompa. Y que dejen de ser pareja para ser solo padres.
Buscar soluciones para no llegar a la ruptura de pareja
Si sientes que tu relación de pareja empieza a tambalear después de haber sido padres, es importante que busquéis soluciones para mejorar vuestro vínculo.
Recordad que ser padres es cosa de dos, que es lo más maravilloso del mundo y que además, deberéis trabajar una buena comunicación entre vosotros, buscar ayuda si es necesario, tener tiempo de pareja para disfrutar de la intimidad y además, conectar emocionalmente a diario, abrazándoos o dándoos el cariño que os une.