Mi hijo no quiere dormir solo, ¿qué hago?

La falta de buenos hábitos en los niños causa problemas, entre ellos no querer dormir en sus propias habitaciones. ¿Qué podemos hacer al respecto?

Si mi hijo no quiere dormir solo, hay ciertos cambios en sus hábitos que debo hacer.

Uno de los problemas que más enfrentan los padres hoy en día es el hecho de fomentar buenos hábitos en los niños, sobre todo si se trata de ir a la cama en sus habitaciones. Por comodidad, los pequeños duermen junto a ellos desde que nacen y luego, al crecer, se encuentran ante este dilema. ¿Qué hacer si mi hijo no quiere dormir solo?

Este es un problema muy común y está presente en niños de todas las edades. Lo más importante para cambiar la situación es no perder la calma y fomentar la adquisición de buenos hábitos de sueño en los niños desde muy temprana edad.

¿Por qué se da este problema?

Todo lo que respecta al sueño del niño debe ser canalizado desde el momento mismo de su nacimiento; respetar las siestas y mantenerlo en su espacio dará forma a un buen hábito. Cuando se acostumbran a estar en brazos y acostarse junto a sus padres, se crea en ellos la dependencia y las malas costumbres a la hora de dormir.

Las inseguridades y los miedos están a la orden del día cuando los hijos se acostumbran a dormir junto a sus padres. Estas son dos razones por las cuales se negarán a ir a la cama solos y buscarán mil excusas para quedarse en la habitación junto a sus progenitores.

La verdad es que no es culpa del niño, sino una mala costumbre adquirida gracias a los adultos. Sin embargo, por fortuna podemos corregirla rápidamente.

¿Qué debo hacer si mi hijo no quiere dormir solo?

La hora del sueño puede convertirse en una verdadera batalla y los chicos pondrán las excusas más irrisorias para no irse a dormir. Por ejemplo, querrán ir al baño, tomar agua, pedirán 5 minutos, verán sombras por doquier y escucharán a monstruos bajo su cama. ¿Cómo debemos actuar los padres ante esto?

Los padres pueden evitar estos problemas a la hora de ir a dormir al poner en práctica varios métodos. Uno de ellos es acompañar al pequeño a su habitación y no volver a esta aunque llore. Dejarlo solo y explicarle con calma que está a salvo y que nada malo le pasará, a pesar de su tristeza, es un buen comienzo.

Otra alternativa es hacer una introspección y ver en qué se falla al momento de acostar al niño. De esta manera, se podrán buscar las soluciones adecuadas según sea el caso.

Por su parte, existen ciertas prácticas o consejos que pueden facilitar la tarea de hacer que tu hijo quiera dormir solo. Dentro de los consejos más útiles destacan los siguientes:

  • Explicar las ventajas al niño de dormir solo como mayor espacio y comodidad.
  • Permitirle hacer cosas que no puede hacer en la cama de sus padres como leer un cuento o llevar un juguete.
  • Darle incentivos al pequeño cuando logre dormir solo.
  • Dejar una luz indirecta como la puerta entreabierta para evitar el miedo a la oscuridad.
  • Mantener una rutina relajante antes de irse a dormir.
  • Acompañarle hasta que se logre dormir si se despierta intranquilo.
  • Si al despertar en la noche llega a tu habitación, acompáñalo a la suya hasta que vuelva a dormirse.
  • Evitar que duerma acompañado salvo que sea necesario.

El colecho, una práctica discutible.

Errores comunes al acostar a tu hijo

Si aún te cuestionas ‘¿Qué estoy haciendo mal?’, o ¿Por qué mi hijo no quiere dormir solo?, aquí tienes algunos errores comunes que cometen los padres a la hora de dormir a los infantes:

1. No seguir una rutina

Los niños deben acostarse siempre a la misma hora. Para lograr que lo hagan, se pueden utilizar diversas actividades, que incluyen la lectura de un cuento o cantarles una canción. Debe ser un momento que el niño disfrute y espere con agrado; esto le permitirá sentirse acompañado mientras logra conciliar el sueño.

2. Dormir al bebé en brazos

En ocasiones, tenemos la tentación de arrullar en brazos a nuestros hijos hasta que se duerman. A pesar de que esto facilita el proceso en buena medida, con esta práctica evitamos que el niño adquiera una rutina de sueño por sí mismo, por lo que luego va a rechazar quedarse en la cuna o en su cama solo.

“Las inseguridades y los miedos están a la orden del día cuando los hijos se acostumbran a dormir junto a sus padres”

3. Flaquear y no mostrar firmeza

Es posible que, cuando el niño haga una rabieta porque no quiere ir a dormir, cometamos el error de sacarlo de la habitación para que vea televisión un rato más o nos acostemos con él a esperar que logre conseguir el sueño.

Esta debilidad será aprovechada por ellos. Así, los pequeños darán por sentado que ganaron la batalla y buscarán la manera de lograrlo una y otra vez, todos los días.

4. Ponerlo a dormir en la misma habitación

Si queremos que duerma solo, ponerlo a un lado de tu cama en una cuna o colchón no será la mejor decisión. Es probable que hayas llegado a esa opción por cansancio o porque crees haber agotado todas las opciones.

Pues bien, lo tendrás un tiempo más contigo. En cualquier caso, es esta la forma de colecho más segura. Considéralo un primer paso, tímido hacia la separación. Pero a partir de aquí, sigue intentando que descubra las ventajas del espacio y aumente la sensación de seguridad en su propio cuarto.

5. Gritar y perder la paciencia

En momentos en los que el niño hace cualquier cosa menos irse a dormir, se suele cometer el grave error de perder la paciencia y gritarles. Esta no es la manera correcta de tratarlos, puesto que se pondrán aún más rebeldes.

Lo ideal es acompañarlos a su habitación, tranquilizarlos y buscar que se relajen. Hay que mostrar autoridad y no permitirles que hagan nada más que dormir. 
Ventajas y desventajas de que los niños duerman la siesta.

6. No buscar el motivo del problema

Comprender a tu hijo es esencial. En ocasiones, los miedos son los responsables de que no quiera dormir solo; por ejemplo, puede sentir temor a la oscuridad o a los monstruos que creen que existen en ella.

Entonces, es importante que los padres ayuden a los chicos a recuperar la confianza y tranquilidad. Para estos casos, cuando el problema es la penumbra, se puede remediar dejando una lámpara encendida y decirles que estarán cerca por si los necesitan.

Controla lo que ve en la televisión o la tablet, tal vez algunos contenidos estén apuntando a su miedo nocturno. Por otra parte, un peluche siempre es un buen compañero de sueño. Este se convertirá en tu mejor aliado cuando el niño presente miedos e inseguridades; en algunos casos, incluso le brindará apoyo emocional, sobre todo antes de los 5 años de edad.

7. Usarlo como escudo

En caso de conflicto con tu pareja, un error grave es usar al pequeño como escudo o barrera que impida la cercanía o alguna forma de intimidad. Antes de llegar a esta solución a veces inconsciente, resuelve el problema.

Encontrar un arreglo entre los adultos evitará usar al niño para forzar la distancia. Sin duda tu hijo no se lo merece.

Los buenos hábitos son fundamentales

Como padres, nosotros seremos quienes forjaremos los hábitos que van a permitir que nuestros hijos se desenvuelvan con seguridad en todos los aspectos de su vida. La disciplina y la paciencia son las claves para evitar que malas costumbres se vuelvan habituales; el orden y las reglas construirán un carácter responsable y autónomo en los niños.

En este sentido, una buena rutina de sueño es fundamental si tu hijo no quiere dormir solo. Practicar ciertas actividades relajantes antes de ir a la cama como tomar un baño puede facilitar en gran medida el proceso. Además, recuerda que mientras más temprano inculques estos valores, más rápido se adaptará el pequeño.

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