Los malos hábitos en niños pequeños más comunes

Los niños son pequeñas esponjas que absorben todo lo que ven y perciben a su alrededor. En ese sentido, la presencia de malos hábitos podría ser una señal de que algo no anda bien en su entorno.
Los malos hábitos en niños pequeños más comunes
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 24 enero, 2022

Los malos hábitos en los niños pequeños pueden ocasionar problemas graves que les afecten durante toda su vida.  Por esta razón, es necesario que la familia esté atenta e intervenga a tiempo para corregirlos.

El niño imita los comportamientos de los demás. Si las personas con las que pasa mucho tiempo tienen hábitos inadecuados, él también los adquirirá con toda naturalidad. Este es un aspecto muy importante que debe tenerse en cuenta a la hora de corregir los malos hábitos en niños pequeños.

¿Cómo se forma un hábito?

Los hábitos se forman con comportamientos que se repiten inconscientemente. Hay malos hábitos en niños pequeños que pueden obedecer a algún problema físico o psicológico. En estos casos, se vuelven comportamientos obsesivos y deben ser tratados por médicos y psicólogos para evitar que se vuelvan crónicos.

Malos hábitos en niños pequeños

Algunos de los malos hábitos en niños pequeños impactan directamente sobre la salud. Otros, perjudican las relaciones y la convivencia.  Lo cierto es que deben corregirse tempranamente para que no se instalen definitivamente en el niño.

1.- Dieta poco saludable

Comer comida chatarra es un hábito muy extendido en esta época. De hecho, hay niños que solo quieren comer este tipo de comida. La principal consecuencia de este hábito es la obesidad y la hipertensión infantil, entre otras.

Para solucionarlo, se deben elaborar menús que incluyan alimentos variados y que sean visualmente atractivos para el niño. Si un alimento no le gusta, se puede sustituir por otro del mismo grupo. Que el niño intervenga en la elaboración de la comida favorecerá que la acepte.

De igual forma, la Asociación Española de Pediatría (AEP) afirma que la alimentación balanceada inicia con los padres como ejemplo. De hecho, entre los 6 y los 11 años los niños son muy influenciados por lo que ven a su alrededor y adquieren mayor autonomía en sus decisiones. En este sentido, es recomendable explicarle al niño los beneficios de seguir una dieta saludable.

Es necesario tener una dieta equilibrada desde niños.

2.- Comer mirando televisión

Las investigaciones muestran que comer mirando tele es uno de los factores que incide en el sobrepeso. El cerebro del niño, focalizado en la televisión, no reconoce la señal de que ya ha comido suficiente, y come más de lo necesario. La hora de la comida debe ser un momento en que la familia, si es posible, o el niño y la persona responsable, hablen y se cuenten las cosas del día.

“Si las personas con las el niño que pasa mucho tiempo tienen hábitos inadecuados, él también los adquirirá con total naturalidad”

3.- Uso de “malas palabras” y contestaciones groseras

Como se dijo antes, el niño imita lo que ve. Si en la casa las personas que conviven con él se tratan mal o usan un vocabulario inadecuado, el niño adquirirá este hábito y será difícil corregirlo. Cuando salga del ámbito hogareño, también lo manifestará  con maestros y otras personas mayores. La tarea de corrección debe comenzar con un buen ejemplo de los adultos.

4.- PC, los videojuegos y la televisión

Las pantallas y la tecnología, más que un hábito se ha vuelto una adicción. De hecho, puede perjudicar hasta su salud, pues muchas veces los niños no quieren salir a jugar por el hecho de estar atrapados por la tecnología. Además, esto provoca trastornos del sueño y obstaculiza su desarrollo social.

Muchas veces el pequeño no cumple con las tareas de la escuela por culpa de este mal hábito. Para solucionarlo, es preciso establecer rutinas y horarios en los que el niño no permanezca más de dos horas frente a una pantalla.

La adicción a la tecnología es un hábito muy frecuente en niños nerviosos, inseguros y ansiosos. Los niños que lo padecen llegan a lastimarse los dedos, provocando sangrado e infecciones. Si esta conducta tiende a acentuarse, debería consultarse con un médico.

5.- Chuparse el dedo o hurgarse la nariz

A veces el dedo se vuelve un sustituto del chupete. Es un mal hábito que aparece durante la infancia y que, generalmente, desaparece naturalmente. Si perdura, es recomendable consultar con un especialista para que no le ocasiones problemas en el paladar.

Por su parte, hurgarse la nariz es otro hábito desagradable que debe corregirse. Muchas veces el niño pequeño lo hace tan inconscientemente que puede llegar a provocarse hemorragias nasales. Hacer que el niño tome conciencia de cada momento que tiene el dedo en la nariz es el camino para empezar a corregirlo.

6.- Acostarse tarde

Los pequeños necesitan entre 11 y 13 horas de sueño, con ligeras variaciones según la edad. Si no duermen lo suficiente, se mostrarán irritables, desconcentrados, apáticos y estará cansados. Así mismo, puede presentarse cierto déficit en la memoria y la agilidad del razonamiento.

Dormir solos es uno de los hábitos que debemos inculcar a nuestros hijos.

Dormir poco también provoca desequilibrios hormonales. Establecer una hora razonable para irse a dormir y mantener la rutina sin excepciones es el camino para cambiar este hábito. Organizar la cena temprano y ayudarles a dormirse leyendo un cuento, por ejemplo, puede ser el camino para generar un nuevo hábito.

7.- No tener una higiene adecuada

La higiene es fundamental para la salud y la vida social. Hay niños que se resisten al baño diario y a lavarse los dientes después de cada comida. Y esta resistencia puede acabar convirtiéndose en un mal hábito. Lavarse frecuentemente las manos, bañarse diariamente y cepillarse los dientes son hábitos que es necesario imponer. El ejemplo de los padres es esencial para la pedagogía infantil.

8. No practicar actividades físicas

La actividad física y el ejercicio es crucial durante el desarrollo de los niños. La misma es necesaria para estimular los centros de crecimiento y promover la adquisición de un estilo de vida saludable. Además, el sedentarismo en los niños es un factor que aumenta el riesgo de padecer obesidad, diabetes y patologías cardíacas a futuro.

El ejemplo es la clave de los buenos hábitos

Los malos hábitos en los niños suelen asociarse a la forma de crianza y al entorno en el que los pequeños se desarrollan. Afortunadamente, es posible modificar esta conducta en la medida que los niños van creciendo y añadiendo nuevas características a su personalidad. Para ello, se deben fomentar los buenos hábitos con el ejemplo, guiando de la mano cada nuevo paso del niño.


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