Cuantos más límites le pongo, más se rebela: ¿cómo actuar?

¿Intentas ponerle límites a tus hijos y ellos se rebelan constantemente? ¿Esto a menudo te saca de quicio? En este artículo vemos cómo actuar en estos casos.
Cuantos más límites le pongo, más se rebela: ¿cómo actuar?
Sharon Capeluto

Escrito y verificado por la psicóloga Sharon Capeluto.

Última actualización: 24 noviembre, 2022

Poner límites a los hijos es todo un arte. O al menos, debería ser considerado como tal. Se trata de un desafío tan complejo como necesario que evidencia una demostración más de amor, a pesar de que los niños a menudo lo perciben como una molestia absoluta. A nadie le gusta que le digan que no por algo que quiere hacer. Si tus hijos se rebelan cada vez que intentas ponerle límites, este artículo te resultará más que interesante.

En ocasiones, los menores reaccionan con rebeldía ante la puesta de límites. Juegan en sus bordes casi a punto de quebrantarlos. Nos ponen a prueba constantemente, lo cual nos genera una profunda impotencia. Entonces, sentimos que perdemos el control de la educación de nuestros hijos y consideramos que deberíamos aumentar la rigurosidad para garantizar la obediencia. Pero, ¿será este el camino adecuado? ¿Qué otras alternativas hay?

La importancia de la puesta de límites en la crianza de los hijos

Un límite es una línea divisoria, un mensaje que dice hasta dónde podemos llegar. Necesitamos de los límites simbólicos para convivir en sociedad y respetarnos mutuamente, además de a nosotros mismos. En este sentido, los niños serán adultos y precisarán ser capaces de adaptarse a una serie de códigos y de reglas sociales para vivir en armonía junto a otros. Además, podrán ponerles límites a los demás, lo cual les traerá grandes beneficios en el desarrollo de su autoestima y en sus vínculos afectivos.

Enseñar a los hijos acerca de los límites es darles herramientas. Estas serán sus mejores aliadas de cara al futuro personal o profesional. En la crianza, los límites representan una señal de hasta dónde puede llegar su comportamiento. Hay actitudes que tienen permitidas y otras que no. Las que no, generalmente, son aquellas que los padres vemos como peligrosas o perjudiciales para ellos.

Es innegable el valor de los límites en la crianza. Sin embargo, establecerlos de forma adecuada y lograr que se cumplan, representa un reto difícil. Cuando intentamos delimitarlos, con frecuencia terminamos por generar el efecto contrario al esperado: los niños nos desafían conforme reciben límites. Veamos cómo resolver este asunto.

Ese tinte de rebeldía de los niños suele corresponderse con una etapa concreta y experimentarse en un período de tiempo limitado. En algún punto, la desobediencia, en su justa medida, refleja una actitud saludable.

Por qué los niños se rebelan ante la puesta de límites

La rebeldía en los niños y, sobre todo, en los adolescentes, es esperable, pues a través de ella intentan diferenciarse del resto y construir su propia identidad. Los menores se rebelan para saber más acerca de su existencia e individualidad. Además, buscan tomar decisiones por sí mismos y conquistar su independencia.

En este sentido, es esencial comprender que los niños comunican a través de su comportamiento, por lo que deberíamos agudizar nuestros sentidos y escuchar los mensajes que emiten a partir de sus acciones. Además, los menores violan nuestros códigos expresados verbalmente para aprender hasta dónde pueden llegar y entender cuáles son las consecuencias de ir más allá de lo permitido.

Muchas veces, nos desobedecen para ponernos a prueba y observar nuestra reacción cuando reciben las normas. Así, advierten nuestra pérdida de control y eso pareciera gustarles. Es entonces cuando todo se convierte en una lucha de poder que es más incómoda para los adultos.

¿Cómo actuar?

No es una buena alternativa entrar en el juego de lucha de poder que proponen los niños. Ellos no son nuestros rivales ni nuestros pares, por lo que tampoco necesitan que nos comportemos a su manera. Por ende, a pesar de que nos incentiven provocativamente a involucrarnos en su juego, es importante que no nos dejemos convencer. En definitiva, están en la búsqueda de lo contrario: que asumamos nuestro rol de padres y eso incluye la puesta de límites. 

Si tus niños se rebelan cuando tú buscas demarcar límites en su comportamiento, es probable que el problema no sean las normas, sino el modo en que sueles plantearlas.

Recomendaciones a la hora de poner límites

Lo cierto es que cada niño es distinto. Por ende, sus necesidades serán particulares. A su vez, cada padre es diferente, por lo que esperar que todos criarán a sus hijos de forma idéntica es una idea que escapa del sentido común. Sin embargo, en términos generales, podemos mencionar algunas recomendaciones que suelen derivar en consecuencias positivas al momento de establecer límites.

  • Aprender a regular las propias emociones: dejarnos llevar por la intensidad del enojo o la impotencia no nos servirá de nada. Es fundamental aprender a gestionar nuestras emociones y evitar perder los estribos.
  • Ser coherentes: si queremos que nuestros hijos sean capaces de respetar los límites, debemos serlo nosotros también. Evitemos hacer y deshacer las reglas que nosotros mismos proponemos. Así, enviaríamos mensajes confusos.
  • Explicar el motivo de la norma: es importante que los chicos comprendan el sentido de nuestro límite.
  • Proponer otras alternativas: una excelente estrategia para poner un límite es ofrecer otras posibilidades. Por ejemplo, decir lo siguiente: “es hora de dejar la tablet. ¿Quieres jugar con los puzzles, con los autitos o prefieres que nos disfracemos?”
  • Expresarnos mediante afirmaciones: en vez de enunciar frases negativas como “no saltes más en la cama”, prueba con dar afirmaciones y acentuar lo positivo: “ven, salta aquí, en el suelo”.

Poner límites con firmeza, no con gritos

Sin lugar a dudas, poner límites a los niños cuando se rebelan y modificar su actitud no es nada fácil. Sin embargo, es fundamental que los menores no nos vean como personas fácilmente manipulables. En este caso, descubrirán que con un simple llanto o con una rabieta conseguirán lo que quieren.

Establecer límites con firmeza no significa hacerlo a los gritos ni recurrir a la violencia. Se trata simplemente de expresarnos con seguridad y evitar los mensajes dubitativos o inconclusos.


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  • Álvarez Icaza, M,A., Murow Troice, E. (2001) Cómo poner límites a tus niños sin dañarlos. Respuestas a los problemas de disciplina más frecuentes practicando una educación positiva. Editorial Pax México. 
  • Novakovich, P., Verdugo, L. (2009). Adolescencia. Rebeldía adolescente, ¿mito o realidad?

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