Manejo asertivo de los conflictos: estrategias

En este artículo hablamos sobre cómo resolver y gestionar los conflictos de manera asertiva y constructiva.
Manejo asertivo de los conflictos: estrategias

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 05 mayo, 2020

Manejar los conflictos con asertividad y de forma constructiva es la manera más adecuada y madura de actuar. Sin embargo no es tarea fácil. Por lo general, ante un conflicto, tendemos a actuar de dos formas: o reprimiendo los sentimientos o actuando con agresividad e irritación.

Ninguna de estas dos respuestas es productiva. Por esta razón, debemos buscar estrategias para que nuestros niños y adolescentes aprendan un manejo asertivo de los conflictos.

Manejo asertivo de los conflictos

Los conflictos en forma de disputas, peleas, discusiones, mal ambiente, etc., son situaciones inherentes, tanto en niños como en adolescentes y adultos. Estas situaciones son parte inevitable del proceso de crecimiento y desarrollo del ser humano.

Sin embargo, los conflictos no tienen por qué ser negativos. Es más, encauzados de una forma adecuada, pueden convertirse en una experiencia productiva y de aprendizaje.

El problema es que los niños y adolescentes no suelen tener las herramientas necesarias para gestionar las situaciones de conflicto de forma serena y objetiva. Por lo tanto, es importante que, desde el colegio y desde la familia, principalmente, enseñemos a nuestros niños cómo afrontar y manejar los conflictos con asertividad.

Asumir una actitud flexible y colaboradora es el primer paso para llegar a un acuerdo. Por otro lado, se debe buscar un punto común, un objetivo compartido a partir del cual se busque una solución satisfactoria para la partes implicadas.

Madre hablando con su hija para enseñarle el manejo asertivo de los conflictos.

Para este fin se deben poner en marcha ciertas habilidades de comunicación tales como: la escucha activa, la empatía, la asertividad… Por otro lado, están las emociones y los sentimientos, que juegan un papel muy importante en la resolución del conflicto. Es por ello que tenemos que enseñar a los niños desde edades tempranas a reconocer, verbalizar y gestionar sus emociones.

“Los conflictos ocurren porque tenemos creencias distintas en la parte superior, mientras que todos compartimos las creencias básicas”.

-Eduard Punset-

Estrategias para el manejo asertivo de los conflictos

A continuación, proponemos varias estrategias que servirán de ayuda para enseñar un manejo asertivo de los conflictos, tanto en el colegio como en casa, e igual de válido para niños que para adolescentes.

Sesiones de escucha activa

Las partes implicadas en el conflicto se reunirán en un espacio tranquilo y en un momento del día relajado, donde no haya prisas para ninguno. A continuación, las partes tendrán 3 periodos de 5 minutos cada uno en los que alternarán su visión del problema. Tendrán que respetar las siguientes normas:

El que habla:

  • Describe su visión del problema de forma clara y concreta.
  • Expresa los sentimientos y emociones desde el YO.
  • No acusa ni enjuicia a la otra parte; tampoco reprocha.
  • Agradece la atención del otro.

El que escucha:

  • Se concentra en el que habla.
  • Debe tener paciencia, no desesperarse con los detalles y explicaciones del otro.
  • No se distrae mientras el otro habla; mostrará interés mediante el lenguaje no verbal.
  • Pide aclaraciones con pequeñas preguntas si algo no le ha quedado claro.

Este ejercicio puede ampliarse y reducirse en tiempos cuando se alcancen niveles mayores de escucha. Creemos que escuchar es fácil, pero en ocasiones interrumpimos antes de tiempo.

Expresamos emociones para el manejo asertivo de los conflictos

Se trata de pensar aquello que sentimos con respecto al conflicto, poniendo palabras a nuestras emociones. Cada una de las partes dirá 3 emociones que definan cómo se siente respecto al problema. Las apuntará y explicará mediante las siguientes frases:

  • “Me siento…….(emoción) cuando tú…….. (hechos)”.
  • “Comprendo que tú te sientas…..(emoción)……., pero yo me siento (emoción)”.

Los conflictos generan emociones que, en muchas ocasiones, suponen un obstáculo para una resolución positiva.

Pedimos cambios

Con este ejercicio se aprende a expresar de manera correcta y respetuosa nuestras peticiones. Hay que completar la siguiente frase: “Cuando tú… (hechos), yo creo… (hechos) y me siento… (emociones). Por lo tanto, me gustaría… (petición)”.

Madre hablando con su hija sobre el manejo asertivo de los conflictos.

Cambiamos los papeles entre las partes del conflicto

El objetivo de cambiar los papeles es crear cierta empatía. Empatizar consiste en tratar de meternos en la piel del otro y entender sus motivos. Es mostrar que nos hacemos cargo del malestar que está sintiendo la otra persona. Por lo tanto, cada uno actuará como si fuera el otro y tendrán que explicarse por qué opinan como opinan respecto al problema.

Lluvia de soluciones

Tras escuchar activamente y empatizar con el punto de vista de la otra parte, cada uno expresará todas las soluciones que se le ocurran para solucionar el problema. Todas serán válidas. Es más importante la creatividad y la imaginación que la calidad en sí de las soluciones. El objetivo es decir la mayor cantidad posible.

Una vez puestas en común, se elegirán una o dos, y se pensará qué es lo que hace falta para aplicarlas. Pensamos en la situación actual y los pasos que debe dar cada una de la partes para alcanzar la solución del problema y llegar a la situación ideal.

Contrato personal

Por último, las partes del conflicto se comprometerán por escrito a realizar aquellas acciones dirigidas a transformar de manera positiva y constructiva el problema.

Una vez resuelto el conflicto, y comprometidos para el cambio, es bueno hacer una pequeña reflexión que sirva de aprendizaje a los chicos. Para ello, podemos hacerles preguntas como:

  • “¿De qué manera el problema que has tenido te ha hecho crecer como persona?”.
  • “¿Qué lecciones aprendiste sobre ti mismo, sobre el otro y sobre la relación entre vosotros?”.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.