Necesitas café, pero no recuerdas dónde pusiste tu taza. Cuando finalmente lo encuentras, está frío, así que lo pones en el microondas para calentarlo, donde lo olvidas hasta que te das cuenta de que necesitas tu café nuevamente. ¿Te resulta familiar? Si te sientes distraída y parece que te cuesta concentrarte, no eres solo tú. Es más común de lo que te imaginas. ¿Por qué te ocurre esto?
Si no puedes concentrarte, completar un pensamiento, tomar decisiones o incluso seguir instrucciones y recetas parece demasiado difícil, esta es la forma en la que tu cerebro te protege de aún más estrés que acompaña las situaciones que no puedes controlar, pero esto es solo temporal. Si te das cuenta de lo que te sucede, será más fácil poder superarlo.
Tu cerebro te protege al concentrarte
Tu cerebro está tratando de protegerte de alguna experiencia que no te va bien recordar o que estás intentando superar. Por eso, es común que te desconectes, que sueñes despierta o que tengas la mente en blanco más tiempo de lo habitual.
La sobrecarga de información que puede ocurrir durante tiempos inciertos al tratar de manejar una gran cantidad de información nueva e importante a la vez puede hacer que te sientas un poco aturdida, insegura de qué hacer e incapaz de concentrarte.
Cuando el estrés no tiene un punto final a la vista, como durante la enfermedad de un hijo o un de un familiar, o una situación muy estresante debido al trabajo, puede ser más difícil de sobrellevar, tanto mental como físicamente.
El estrés crónico ejerce presión sobre tu sistema nervioso al mantener tu cuerpo en un estado continuo de lucha o huida para estar preparado para lo que pueda venir.
Tu cuerpo reacciona secretando hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, en el torrente sanguíneo. Ese exceso de hormonas puede dificultar las funciones de memoria y el funcionamiento cognitivo de tu cerebro al interferir con su capacidad para codificar la memoria y retrasar tu recuerdo.
Las hormonas del estrés: ¿por qué te cuesta concentrarte?
Cuando las hormonas del estrés están presentes durante demasiado tiempo o en cantidades excesivas, abruman y agotan el cerebro de cualquier persona. Esto hace todavía más difícil controlar el estrés. Este ciclo puede empeorar progresivamente si no se controla. Entonces, ¿cómo puedes ayudarte a controlar su nivel de estrés? Sigue estos consejos:
- Replanteate cómo piensas sobre el estrés al concentrarte. Puedes ayudarte a controlar cómo y qué sientes cuando etiquetas las emociones. Si sabes ponerle nombre al estrés como una experiencia de aprendizaje, por ejemplo, puedes verlo como una influencia positiva y motivadora.
- Establece cierto control sobre la situación. Si el estrés no es predecible, concéntrate en controlar lo que es, como incorporar la estructura a tu día. Tener una rutina es bueno para el desarrollo y la salud.
- Descansa. Priorizar el sueño es una de las cosas más importantes que puedes hacer para un cerebro cansado y abrumado que se empaña, se distrae fácilmente o simplemente se “apaga”.
- Ejercicio. El ejercicio físico puede potencialmente prevenir o reducir las elevaciones de las hormonas del estrés. Caminar solo 30 minutos al día puede ayudarte a mejorar tu estado de ánimo y reducir su estrés si te cuesta concentrarte.
- Tómate un tiempo para conectar con otros. Si te sientes apoyada durante los días de estrés, es probable que los superes con mas éxito que si no lo haces.
Es temporal
La buena noticia es que este estado en el que te encuentras mentalmente es solo temporal, y lo mejor es que es reversible. El cerebro tiene una capacidad natural para recuperarse del estrés; tiene un grado sustancial de plasticidad, lo que significa que el cerebro es bastante maleable. Esto significa que, una vez que el estresor que estás experimentando se elimina o disminuye, tu cerebro puede recuperarse, levantando la niebla que te atormenta ahora.
En otras palabras: esa sensación de “apagado” que has estado teniendo puede ser una reacción al ambiente estresante. Al adaptarse a circunstancias difíciles, tanto tú como tu familia podéis desarrollar habilidades que podrían tener un impacto positivo en el resto de vuestras vidas.
Por otro lado, si sientes ansiedad, es tu reacción específica al estrés, y no se desvanece una vez que la amenaza ha pasado. Caracterizada por un sentimiento de aprensión o temor, la ansiedad es interna, desencadenada por el estrés, y puede estar presente incluso en situaciones que, en realidad, no son amenazantes. Si experimentas ansiedad que interfiere con tu capacidad de funcionar de manera segura, tendrás que hablar con tu médico.