La libertad del niño según etapa

Descubre cómo hacer una gestión sensata de la libertad del niño según cada etapa de su desarrollo y de su proceso madurativo personal.

Chicos corriendo libremente por el campo al atardecer.

Muchos padres dudan sobre la libertad del niño. ¿Es bueno que salga solo a la calle siendo todavía muy pequeño? ¿Cuándo podrá ir al cole sin que le tenga que acompañar un adulto? ¿Hago bien enviándolo a la compra o a que haga recados sencillos?

Es normal tener dudas. Hoy en día, muchos padres están sobreinformados. Este fenómeno provoca que tengan miedo a la hora de dejar que sus hijos salgan de casa sin supervisión adulta. Pero hay que impedir que las malas noticias que copan los medios de comunicación actuales impidan que nuestros niños disfruten de la libertad adecuada según la etapa de su desarrollo en la que se encuentran.

Las etapas del desarrollo humano

Para establecer las etapas del desarrollo infantil, podemos acercarnos a Jean Piaget, célebre psicólogo que estudió este fenómeno a través de la observación de sus propios hijos.

Cuando los niños están en las tres primeras etapas de su desarrollo, que van, aproximadamente, de los 0 a 2 años, de los 3 a 7 años y de los 8 a los 12 años, lo normal es que no salgan nunca solos.

Sin embargo, a partir de los 11 o 12 años, cuando ya se acercan a la pubertad y adolescencia, algunos incluso antes, demuestran su propio criterio y anuncian su deseo de libertad, de respeto y de libre elección personal.Chico volando sobre un libro gracias a la libertad de los niños y su imaginación.
A partir de esta edad, el niño irá demandando cada día más autonomía y libertad de movimiento y pensamiento. En plena pubertad, y luego en la adolescencia, ya es una persona autónoma con capacidad de decisión propia, aunque todavía dependiente de la familia.

La libertad del niño atendiendo a diversos factores

Es obvio que uno de los principales factores a considerar a la hora de dar libertad al niño es la edad. Es decir, según la etapa de su desarrollo en la que se encuentre, podremos dar más o menos supervisión. Ahora bien, no es el único factor a considerar. Esto es lo que nos explica Ana Asensio, psicóloga creadora de Vidas en Positivo.

La edad

Obviamente, cuando un niño tiene menos de 11 o 12 años, no saldrá solo a la calle, ni irá al colegio sin compañía adulta. Ya hemos visto los factores que intervienen y el momento clave de su paso de la niñez a la adolescencia.

A partir de los 12 o 13 años, según el nivel madurativo del pequeño, puede ir solo al colegio, por ejemplo. Con 13 o 14 años, puede hacer quedadas con amigos en sus casas, para ir al cine o a tomar algo. A partir de los 16 años, el joven demandará viajar sin supervisión adulta, salir de noche, etc. Es importante consensuar horarios.

Otros factores a considerar en lo que a la libertad del niño se refiere

Consideraremos otros elementos a la hora de dar libertad al niño. Veamos los que son más importantes y a tener en cuenta:

  • Geografía: obviamente, en un pueblo pequeño, en un barrio o en una urbanización, donde los riesgos son menores respecto al tráfico, por ejemplo, el chico podrá tener más libertad que en el corazón de una gran ciudad.Chica adolescente de viaje.
  • Madurez: no todos los niños maduran a la misma velocidad. Es cuestión de que los padres observen a sus pequeños y decidan cuándo están preparados para ser más o menos autónomos. Este detalle es especialmente importante a partir de los 14 o 15 años, cuando los chicos manejan dinero, toman transporte público, pueden conducir ciclomotores, etc.
  • Proceso pausado: es conveniente que el proceso de libertad vaya acorde a su maduración y desarrollo. No debe haber un salto que pase de un día para otro de apenas poder salir a estar todo el día en la calle sin supervisión. Ha de demostrar ser responsable e ir ganando cada día su propia autonomía.
  • Confianza: a partir de los 10 u 11 años, los niños muestran gran capacidad competencial. Es momento de ir madurando a su lado, dándoles confianza poco a poco, permitiendo y facilitando que aprendan las herramientas para desenvolverse por sí mismos.
  • Comunicación: es necesario crear un ambiente de confianza comunicativa con el joven. Si nos interesamos por sus problemas sin imposiciones, nos permitirá que lo acompañemos en la transición.
  • Coordinación paterna: por lo general, los padres se conocen entre ellos. Por eso, cuando los chicos salen con sus amigos, es interesante hablar con otros tutores y adultos para consensuar medidas con los chicos sin que se invada su intimidad.
  • Ejemplo: es importante dar ejemplo con coherencia. Somos referentes para los niños.

La libertad del niño comienza desde su más tierna infancia. Desde que nace y se desarrolla, pedirá cada vez mayor autonomía. Es interesante hacer este viaje con el pequeño y disfrutar de cada etapa y cada paso que da.

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