¿Qué es la lateralidad cruzada?

Hay lateralidad cruzada cuando manos, pies u ojos predominan en lados distintos del cuerpo, una condición que debe ser atendida en casa y en la escuela.
¿Qué es la lateralidad cruzada?
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 27 marzo, 2024

La simetría es una característica propia del cuerpo humano y de la mayoría de los seres del reino animal. Para saber lo que es la lateralidad cruzada es fundamental tener presente que existe un principio de simetría en nosotros, aunque no seamos idénticos de un lado y del otro.

Salvo algún problema genético o de otra índole, los seres humanos poseemos: dos brazos, dos ojos, dos piernas y así ocurre con la mayoría de los otros órganos del cuerpo. En otras palabras, el organismo está conformado por elementos que mantienen un equilibrio simétrico.

El cerebro y sus dos hemisferios

Siguiendo el mismo patrón del resto del cuerpo, el cerebro no es ajeno a esta división. De hecho, también está constituido por dos mitades que reciben el nombre de hemisferio cerebral derecho e izquierdo. Cada uno de ellos son complejos y se ven iguales, pero son distintos en el ámbito celular y tienen o se encargan de funciones diferenciadas.

Esto es lo que se conoce como asimetría funcional, según lo explica este artículo de la Revista Estudiantil CEUS. En principio consiste en que las mitades derecha e izquierda son solo en apariencia idénticas, pues tienen funciones y regulan actividades distintas.

El hemisferio izquierdo se denomina lógico-analítico y se relaciona con el razonamiento verbal y las matemáticas. Por su parte, el hemisferio derecho se denomina sintetizador-creativo, y se ocupa de las emociones, lo musical y artístico.



A propósito de la lateralidad

Debido a estas diferencias para la realización de determinadas tareas, una parte del cuerpo reacciona distinto a la otra. Ello a consecuencia de la relación que existe entre cada lado del cuerpo con su contraparte cerebral, que es lo que se llama lateralidad.

En concreto, se trata del predominio funcional de un eje del cuerpo sobre otro. Esto marca el predominio de una mano, de un pie, de un ojo o de un oído sobre el otro, según la habilidad o la acción que se realice.

La lateralidad supone entonces una distribución de funciones que siguen una pauta ordenada, sin la dominancia total o absoluta de un hemisferio sobre otro. El énfasis dependerá de la tarea o la actividad que se ejecute.

De lo dicho se desprenden un conjunto de dominancias clasificadas del siguiente modo:

  • Manual. Es la dominancia que se define por el predominio de una u otra mano para hacer la mayoría de las tareas.
  • Podal. Es el tipo de dominancia que establece una pierna para patear o para pararse sobre una pierna, manteniendo la otra en el aire, entre otras acciones.
  • Auditiva. Es la dominancia que establece si se usa más un oído o se puede preferir cualquiera indistintamente.
  • Visual. En el momento de hacer puntería o apuntar la mirada, prevalece un ojo. Ese ojo establece la predominancia.

Fases de la lateralidad

Entre los factores que influyen en la lateralidad se encuentran los biológicos y los culturales. Los primeros plantean un período normal de indecisión, que se expresa en el niño cuando maneja ambas manos para agarrar o tirar.

En cuanto a lo cultural, los elementos del ambiente y de la crianza actúan para que el pequeño poco a poco defina la predominancia. En esta etapa es común, por ejemplo, que sostenga algo con una mano y garabatee con la otra. Dichos factores actúan a lo largo de las siguientes fases:

  • Indiferenciación (0 a 2 años). En esta fase el niño descubre que tiene dos manos y que puede con ambas manipular y explorar.
  • Alternancia (2 a 4 años). En este período se intensifica la exploración y lo hará alternando con una y otra mano, de manera indistinta.
  • Automatización (4 a 7 años). Como su nombre lo indica, el niño automatiza sus gestos y ya se puede observar la dominancia de uno de los lados, al menos en determinadas actividades como cepillarse, peinarse, llevar un vaso a la boca, abrir una botella, patear o coger las cosas.

Cumplidas estas etapas, de 6 a 7 años el niño adquiere su lateralidad, por lo regular homogénea.

¿A qué se le llama lateralidad cruzada?

La lateralidad cruzada es el predominio no homogéneo de unos de los lados del cuerpo. Por ejemplo, un ojo derecho dominante con una mano izquierda dominante.

En la Revista Digital: Actividad Física y Deporte, se cita que la combinación de lateralidad cruzada más frecuente se da con predominio de la mano y el pie derecho, y dominancia del ojo izquierdo. Según ese estudio, el porcentaje de estos casos supera el 30 %, siendo más común en mujeres.

Si bien es mayoritaria la lateralidad homogénea de oído, ojo, mano y pie, siguiendo la dominancia del lado derecho o izquierdo del cuerpo, no están claras las causas genéticas y ambientales que provocan la lateralidad cruzada.

En Apunts. Educación física y deportes leemos que tres de cada diez niños en el primer ciclo de primaria presentan lateralidad cruzada y dos de cada diez al finalizar la primaria y en secundaria.

Tipos de lateralidad cruzada

Para lograr determinar la lateralidad cruzada en niños, es imprescindible realizar una prueba completa que evalúe la dominancia de cada lado. Hablamos, por ejemplo, del Test de Harris. Esta prueba permite saber si el niño es zurdo o diestro, si presenta ambidiextría o precisamente, lateralidad cruzada.

Sobre su aplicación y los útiles resultados que arroja para evaluar el desarrollo y maduración de los niños de 2 a 5 años, podemos acceder a este estudio publicado en la Revista Digital: Actividad Física y deporte.

Los tipos de lateralidad cruzada más frecuentes son los siguientes.

  • Contrariada. Es la que aparece cuando el niño ha invertido su tendencia natural; es decir, si tiene dominancia zurda, se le ha obligado a usar la derecha. Esto puede acarrear alteraciones neuropsicológicas, disfunción, e incluso inhibición del funcionamiento cerebral.
  • De oposición. Es la que ocurre cuando el niño, en oposición a cierto factor emocional, se rebela, por ejemplo, a los padres o a la escuela y escribe con la mano contraria a su tendencia.
  • Indistinta. Se da cuando el niño utiliza de forma indistinta cualquiera de las manos o de los pies.
  • Ambidiestra o mixta. Es la lateralidad que presenta una persona que tiene la habilidad de emplear con destreza ambos lados del cuerpo, manos o pies, debido a factores internos y/o externos.

Esta última es común entre los futbolistas y en general, en las personas que logran escribir con ambas manos. También existe la lateralidad mixta cuando la persona emplea una mano dependiendo de la actividad, por ejemplo, escribe con la derecha y juega tenis o batea con la izquierda.

Seguimiento y diagnóstico

La lateralidad responde a un proceso evolutivo y neuropsicológico que conjuga factores genéticos, ambientales y los derivados de la estimulación. Lo normal es que entre los 0 y los 4 el niño domine su cuerpo y los órganos sensoriales, que tenga buena coordinación y, por tanto, una correcta activación del cuerpo calloso, el haz de fibras nerviosas que une a ambos hemisferios cerebrales.

Ahora bien, como vimos arriba, la lateralidad se establece entre los 4 y 7 años. En este periodo, debemos descartar problemas en torno al proceso lector, la organización espacio-temporal, lentitud de reflejos o falta de atención. Y mientras más pronto se detecten dificultades, mejores serán los resultados; así lo recomienda esta investigación de la revista MLS Psychology Research.

Sin embargo, no hay prueba científica que relacione dichos déficits con lateralidad cruzada, si bien cada caso es distinto y amerita acompañamiento profesional. En la escuela, los maestros deben estar conscientes de que se trata de un fenómeno complejo presente a la hora de enseñar lecto-escritura y destrezas motrices. Así lo recomienda una investigación sobre la lateralidad y el rendimiento deportivo.

Por otro lado, como expone un artículo de la revista PloS one, no existen argumentos sólidos que justifiquen la adopción de intervenciones para tratar la lateralidad. Por su parte, la Revista multidisciplinaria de investigación, concluye, que no hay relación estadística significativa entre lateralidad y proceso lector.

En cualquier caso, en el marco de una educación inclusiva, las aulas deben contar con dispositivos indistintos para zurdos y diestros, de modo que la automatización curse sin limitaciones ni contratiempos.



Lateralidad cruzada y rendimiento cognitivo

Una gran variedad de estudios realizados en el siglo XX, afirmaban que la lateralización indefinida, sumada a una deficiente integración córporoespacial, repercutía en el aprendizaje. No solo de la lectoescritura, sino de la motricidad en general.

Incluso con coeficiente intelectual normal, sostenían que los niños con lateralidad cruzada podían llegar a tener bajo rendimiento. Asimismo, dificultades en el lenguaje expresivo y menor fluidez verbal.

No obstante, investigaciones más recientes, como las citadas en una revisión de la revista PeerJ, no hallaron asociación alguna entre la lateralidad ojo-mano con aspectos cognitivos, tácticos o psicológicos de los deportistas. De igual forma, los autores de la investigación de PloS one tampoco encontraron asociación entre la lateralidad cruzada y el rendimiento académico o la inteligencia.

No obstante, los investigadores de estudio de PeerJ afirman que los conocimientos detallados de lateralidad pueden llegar a ser útiles en el entrenamiento deportivo para innovar en adaptaciones, fortalecer habilidades y detectar talentos. Incluso, dependiendo del tipo de lateralidad, los niños pueden llegar a ser muy creativos y tener capacidades especiales para ciertos deportes.

En definitiva, todo indica la presencia de un intenso debate, que no deja lugar a dudas de la necesidad de que maestros, profesionales y padres se familiaricen con la lateralización.

Qué tener en cuenta sobre la lateralidad cruzada

Muchos padres creen que la lateralidad cruzada es una cualidad o aptitud innata del niño. No obstante, es necesario evaluar y hacer seguimiento a las maduraciones neuromotoras que influyen en las decisiones que el cerebro toma para organizar el sistema nervioso y expresarse en una lateralidad inmadura.

La recomendación es necesaria porque se trata de una condición que marca un recorrido difícil para el menor, particularmente cuando no es bien comprendida, pues toca aspectos fundamentales de su vida. Y solo la detección temprana le permitirá avanzar y mejorar de manera completa y eficaz.


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